Las bodas ante notarios

José Luis LLedó: "“Es la única escritura en la que todos acaban aplaudiendo”

  • El decano de los notarios andaluces hace balance de los cuatro años de la ley de jurisdicción voluntaria

  • Hay parejas que, tras leerse el expediente de divorcio, se han arrepentido

José Luis Lledó, decano del Colegio Notarial de Andalucía

José Luis Lledó, decano del Colegio Notarial de Andalucía / Belén Vargas

“Las bodas son las únicas escrituras que acaban con aplausos”. La frase, pronunciada por José Luis Lledó, decano del Colegio Notarial de Andalucía, supone un resumen de las múltiples experiencias vividas desde que en despachos como los de él se celebran enlaces civiles.

Reconoce que la entrada en vigor de la ley de jurisdicción voluntaria obligó a cambiarles el calendario laboral. “Las bodas se celebran durante el fin de semana, cuando los notarios solemos descansar, pero al tratarse de un servicio público, debemos estar disponibles cada vez que lo soliciten”, añade Lledó.

Casarse –ya sea por lo religioso o por lo civil– supone un desembolso nada pequeño para los contrayentes. Sirva de ejemplo los numerosos reportajes sobre los costes que acarrean las bodas y todo lo que conllevan. Aunque el banquete (con barra libre incluida) y las vestimentas suelen marcarse las cifras más altas del gasto, tampoco se quedan atrás muchas veces los templos elegidos (especialmente las sedes canónicas de ciertas hermandades y parroquias de renombre) así como las haciendas u otros enclaves monumentales si se opta por el matrimonio civil. En caso de que se prefiera una notaría este coste no es demasiado elevado. Resulta asumible entre dos personas, pues el precio medio del expediente –que no suele exceder de las tres páginas– es de 150 euros.

Otra cosa bien distinta son los expedientes de divorcio, en los que el número de páginas a redactar se eleva, lo que supone que quienes quieren poner fin a su vida marital tengan que apoquinar entre 250 y 300 euros. Un buen dinero para decir adiós.

Las anécdotas

“A los notarios nos gusta ser protagonistas en el amor”, confiesa Lledó, quien desde 2015 ha presenciado y le han contado infinidad de anécdotas cada vez que ha tenido que unir a dos personas o separarlas. “Es cierto que alguna que otra vez me han pedido que me traslade a un determinado lugar para estar presente en el momento de la boda. En varias ocasiones he aceptado, pero siempre y cuando la ceremonia que se desarrolle no suponga una escenificación que reste credibilidad y seriedad al acto por el cual acudo como fedatario”, explica.

Por tal motivo, se niega a estar presente en bodas ibicencas, a la orilla del mar o aquéllas en las que los novios optan por que todos los invitados acudan con la estética de una determinada época. “Esto es un procedimiento serio”, asevera. Por tal motivo, quienes organicen una ceremonia con tales características han de pasar días antes por la notaría, donde ya se han acostumbrado al champán y al arroz.

El expediente de una boda cuesta 150 euros, por el de un divorcio hay que pagar el doble

“Nos suelen preguntar si pueden llevar botellas de cava para brindar o si se les permite lanzar arroz”, destaca el decano de los notarios andaluces, que siempre se ha mostrado complaciente con tales peticiones. A su despacho han llegado contrayentes con los más variopintos atuendos. Desde los que han asistido con la indumentaria más convencional –vestido blanco en ella y traje o chaqué en él– hasta los que han acudido en pantalón corto, pues sólo lo concebían como un trámite para certificar su vida en común.

Menos gratas son las separaciones y divorcios. Aunque también están cargadas de anéctodas, como la de aquel matrimonio que, una vez leído el expediente de divorcio, se miraron, se cogieron de la mano y le preguntaron al notario: “¿Nos podemos arrepentir?”. Se les dijo que sí.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios