Educación

Los Ceeda. En busca de la excelencia académica y deportiva en Andalucía

  • La comunidad cuenta con cinco centros donde se compaginan ambas actividades

  • Los alumnos reciben apoyo específico para suplir las clases que coinciden con entrenamientos y competiciones

Pista deportiva del IES Bécquer, en Sevilla, que cuenta con un Ceeda.

Pista deportiva del IES Bécquer, en Sevilla, que cuenta con un Ceeda. / José Ángel García

Pablo Rodríguez es un sevillano de Arahal que estudia Bachillerato en el IES Hermenegildo Lanz, de Granada. El hecho de que esté matriculado en un centro público tan alejado de su localidad obedece a su condición de deportista de alto nivel en marcha atlética, motivo por el cual participa en el programa educativo de excelencia deportiva, que se desarrolla en los cinco centros (Ceeda) que la Junta de Andalucía ha dispuesto en la comunidad para tal fin. 

A sus 16 años este joven acumula varios títulos: campeón de España sub 18, primero en el ránking mundial de 5.000 metros marcha en dicha categoría, campeón en el encuentro internacional de Francoville (Francia) y primero en el ránking europeo de 10 kilómetros marcha sub 18. El próximo enero pasará a la categoría sub 20. 

El relato de Pablo es similar al de los 119 deportistas de alto nivel, alto rendimiento y rendimiento de base que este curso acuden a los cinco Ceeda donde se compatibiliza la excelencia académica con el ejercicio físico profesional. Un programa con el que se da respuesta a los jóvenes que se encuentran en dicha situación y cuya cifra real es mucho mayor, ya que son numerosos los estudiantes que, por diferentes motivos, no pueden desplazarse a estos centros. 

El atleta Pablo Rodríguez. El atleta Pablo Rodríguez.

El atleta Pablo Rodríguez. / D. S.

En toda Andalucía hay cinco Ceeda, donde se compaginan los estudios de Bachillerato y FP con la formación deportiva. Pertenecen a los siguientes institutos: Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla), Mar de Cádiz (El Puerto de Santa María, Cádiz), Alto Conquero (Huelva), IES Universidad Laboral (Málaga) y el referido Hermenegildo Lanz (Granada). En ellos se aplican adaptaciones curriculares para estos alumnos, de manera que el contenido de las asignaturas y el sistema de evaluación se adapten a las prácticas deportivas de rendimiento. 

Los tutores académicos

Una de las figuras más importantes de los Ceeda son los tutores académicos-deportivos, que se encargan de la coordinación entre el instituto y las federaciones deportivas de las que forman parte los jóvenes. Prestan orientación personal, académica y profesional a estos alumnos. Su servicio resulta fundamental para la conciliación entre la vida académica y deportiva, para lo que se requiere conocer la programación del curso escolar por anticipado. Así lo afirma Jacinto Garzón, asesor de la Delegación territorial de Educación y Deporte en Granada y entrenador de la olímpica María Pérez. 

Garzón detalla que en el Ceeda granadino hay tres personas que desarrollan esta labor en los ámbitos lingüístico, científico y de FP. Asesoran a los estudiantes cuando no han podido acudir a una clase por estar entrenando, ya sea de forma presencial o telemática. Son un refuerzo y apoyo especial para este alumnado, sin el cual resultaría imposible compaginar ambas actividades. 

El horario de estos jóvenes también es muy especial, diferente al de otros compañeros, ya que requiere de una organización más estricta. A ello debe añadirse un aspecto fundamental: la alimentación que se sirve en las residencias escolares donde se hospedan o en caso de no existir cerca de los institutos, en los albergues de Inturjoven, entidad con la que se mantiene un acuerdo para desarrollar el programa de excelencia deportiva. Se trata de menús saludables basados en la dieta mediterránea. 

Un aula del IES Bécquer. Un aula del IES Bécquer.

Un aula del IES Bécquer. / José Ángel García

Una vez que el alumno ha desayunado en dichas instalaciones, acude al centro de enseñanzas. Cuando acaban las clases se dirige de nuevo a la residencia para almorzar. A las 17:00, por norma general, comienzan los entrenamientos en las sedes de las federaciones deportivas con las que la Consejería de Educación mantiene un convenio. Representan 10 especialidades: atletismo, bádmiton, deporte de invierno, montaña, remo, natación, tenis, tenis de mesa, triatlón y vela. Cada Ceeda está enfocada a varias de ellas. 

Tras el entrenamiento se vuelve a la residencia, donde el alumno estudia hasta la hora de la cena. En este tiempo es cuando recibe el apoyo del tutor en caso de que no haya podido asistir a una clase. Esto ocurre cuando el estudiante ha participado en alguna competición o ha realizado entrenamientos en jornada lectiva. Así sucede, por ejemplo, con quienes practican deportes de montaña o de invierno. También la ausencia a clase está justificada cuando el deportista se somete, dos o tres veces a lo largo del curso, a las pruebas médicas reglamentarias. Si alguna de estas actividades coincide con un examen, al estudiante se le realizará una prueba individualizada, siempre en igualdad de condiciones con otros compañeros. Garzón, a este respecto, asegura que los institutos que cuentan con un Ceeda siempre han mostrado "gran flexibilidad" en estas cuestiones.

Los viernes, al concluir las clases, estos alumnos se mudan a los albergues de Inturjoven, ya que las residencias escolares cierran durante el fin de semana. Allí permanecerán los sábados y domingos cuando no puedan trasladarse a sus localidades natales. Así le ocurre a Cristina Teruel, que estudia primero de Bachillerato en el instituto onubense Alto Conquero, que dispone de un Ceeda. Esta adolescente es natural de Almería, donde comenzó su afición por el bádmiton. Tales han sido sus logros en esta especialidad que de ella se dice que es la sucesora de Carolina Marín.  

Hace tres años, estudiando la ESO, se trasladó a la capital onubense para formarse en esta modalidad deportiva. Durante este tiempo ha permanecido en el Colegio Mayor San Pablo (hasta que se convirtió en un geriátrico) y luego en Inturjoven. Teruel -que consiguió la calificación de deportista de alto nivel en el campeonato europeo de bádmiton del pasado verano- reconoce que, de no haber sido por la ayuda prestada por los tutores deportivos, le hubiera resultado muy difícil cursar el Bachillerato. "El inicio de curso fue muy duro, pero luego lo he sobrellevado bien y he sacado adelante todas las asignaturas en el primer trimestre", subraya. Dichos profesionales acuden a clase cuando ella no puede por participar en competiciones y luego le explican los contenidos impartidos. Hasta llegan a grabarle vídeos con las explicaciones, para lo cual también es fundamental la colaboración y "complicidad" de los profesores que imparten las distintas asignaturas en el instituto. 

Cristina Teruel en una competición de bádmiton. Cristina Teruel en una competición de bádmiton.

Cristina Teruel en una competición de bádmiton. / D. S.

Debido a la distancia con Almería, son pocas las veces que a lo largo del curso puede ver a sus padres. Son ellos los que viajan a Huelva para visitarla. La mayoría de los fines de semana los pasa en los albergues de Inturjoven. En Navidad, incluso, también permanece algunos días alejada de su familia para entrenar. Un "sacrificio" que se observa en el horario diario de esta joven, que a las 8:15 entra en el instituto para una hora después irse a entrenar. Vuelve a las 11:15 al centro educativo, donde permanece hasta que, a las 14:45, acaban las clases. A las 16:00 regresa a los entrenamientos, que concluyen a las 19:30, momento a partir del cual se dedica a estudiar y a recibir el refuerzo de los tutores educativos. 

Dos hermanas unidas por el remo

Un día a día muy intenso del que también son partícipes Marta y Julia Ordóñez, dos hermanas de 16 años, vecinas de Mairena del Aljarafe (Sevilla), que acuden al Ceeda del IES Gustavo Adolfo Bécquer, en la capital andaluza. Ambas practican el remo desde hace cuatro años, motivo por el cual, al acabar la ESO, su entrenador les comentó la posibilidad de matricularse en un centro de estas características para compaginar los estudios y el deporte, especialmente a partir del Bachillerato, cuando esa conciliación se complica. "Fue entonces cuando decidí cambiarme de instituto", refiere Marta. 

Esta joven asegura que todo son facilidades para que puedan sacar adelante ambas actividades: "Nos facilitan mucho las cosas. Contamos en el instituto con un aula donde dejar las mochilas por si después tenemos que entrenar e, incluso, con un microondas y nevera por si nos quedamos a comer porque luego vayamos a practicar el deporte". Una tutora específica presta apoyo educativo a ambas hermanas. "Se preocupa mucho de nosotras y está informada de nuestros horarios de entrenamiento y regatas. Se encarga de avisar a los profesores. Es un punto de apoyo muy importante en el instituto", detalla Clara Ordóñez. 

Como se dijo antes, al margen de los Ceeda hay alumnos que también compaginan los estudios con el deporte de alto rendimiento. Tal es el caso de Eusebio Torres Tatay, que cursa el primer año del Bachillerato Internacional en el Colegio San Francisco de Paula (SFP), de Sevilla, y juega en el Club Hockey Polideportivo Benalmádena (Málaga). Es integrante, además, de la selección autonómica de hockey en las categorías sub 16 y sub 18. 

Cuando se formalizó la relación con el nuevo club, su familia planteó la situación en este centro privado. "Desde el primer momento se estableció un plan individualizado, gracias al cual puede seguir las clases de manera 'on line' los jueves y viernes, que es cuando acude a entrenar", comenta la madre de este alumno, Ángela Tatay. "Ha habido un proceso de adaptación por parte de los profesores y de mi hijo, pero gracias a la coordinación de su tutor, Germán Delgado, su formación está siendo constantemente supervisada", añade. Uno de los aspectos más positivos que, según Ángela Tatay, entraña la compaginación del estudio y los deportes es "aprender a gestionar el tiempo de forma eficaz". 

Eusebio Torres Tatay durante un campeonato de hockey. Eusebio Torres Tatay durante un campeonato de hockey.

Eusebio Torres Tatay durante un campeonato de hockey. / José López Barea

Otra de las características comunes en estos jóvenes son las altas miras que ponen en el futuro. Tanto en el terreno deportivo como en el académico. Pablo Rodríguez aspira a "sacar la máxima nota posible en Selectividad" para estudiar Enfermería o Medicina. "En lo deportivo me gustaría llegar a unos juegos olímpicos, ya que es el sueño de cualquier atleta. A corto plazo, el objetivo es luchar por una plaza para el mundial de marzo". Cristina Teruel reconoce "no tener límites" . La rama del Bachillerato que cursa es la de Ciencias, pero aún no tiene claro si en un futuro se matriculará en una carrera relacionada con la enseñanza, con la química o el deporte. Su objetivo más inmediato en el bádmiton es participar en campeonatos europeos internacionales

A Marta Ordóñez le ronda la idea desde hace tiempo de cursar un doble grado universitario. "Si consigo la cualificación como deportista de alto rendimiento, podría entrar en la carrera que quiero, aunque si no la logro, espero conseguirlo por méritos propios", asegura esta profesional del remo. En cuanto a la faceta deportiva, le gustaría "seguir adelante" y entrar en la selección española. Un reto que también se ha marcado su hermana Julia, que pretende estudiar el grado de Psicología y opositar a policía nacional. 

Eusebio Torres, por su parte, aún debe decantarse entre estudiar Odontología o alguna rama de Ingeniería. No descarta salir de España para la formación universitaria. En lo que se refiere al ámbito deportivo, le gustaría jugar en el DHA, la división de honor de la Federación Española de Hockey, y ser seleccionado por el combinado nacional.