El confinamiento ha elevado los atropellos de lince ibérico hasta situarse por encima de las cifras habituales, ya que en lo que va de 2020 se han superado los 32 linces atropellados, según WWF, que señala que, sin embargo no han aumentado los puntos negros en las carreteras españolas. El responsable del programa sobre el felino en la entidad, Ramón Pérez de Ayala, lamenta en declaraciones aEuropa Press, que a pesar de “todos los esfuerzos”, atropellos y furtivismo son dos de las principales causas que acaban con la vida animal amenazado de extinción.

Pérez de Ayala reconoce que lejos de reducirse, como cabría pensar, durante el confinamiento se han registrado más atropellos de linces que en años anteriores. “De seguir así la cifra será mayor que otros años”, advierte, al tiempo que admite que los resultados del programa para salvar la especie son positivos, pues la población sigue creciendo pese a los decesos en las carreteras.

Según explica el responsable de WWF, el aumento de los atropellos se debe son más peligrosas para los linces las carreteras que tienen poco tráfico, en las que los conductores han corrido a más velocidad. “Los pocos coches de este año iban más rápido y al haber menos tráfico los animales no han rehuido de las carreteras como es habitual y se ha producido un goteo de atropellos”, apunta.

Pérez de Ayala alude también al furtivismo “preocupante” que además “no se detecta igual que un atropello” porque los que matan un lince con cepos o un lazo tratan de esconder los cadáveres. Sabemos que la mortalidad por atropellos es de en torno a un 6% y por furtivismo de un 5%.

Pese a todos los obstáculos, la población de lince ibérico sigue en crecimiento tras los nacimientos esta primavera que, a falta de un recuento definitivo, podría sumar este 2020 unos 250 cachorros aunque las organizaciones involucradas en salvar al felino de la “extinción” aspiran a lograr en el próximo lustro pasara a la clasificación de especie “vulnerable” y dejar ya en el pasado la peligrosa etiqueta.

El técnico de WWF explica que las entidades están pendientes de que la Comisión Europea apruebe en estos próximos días el nuevo proyecto LIFE Lynx Connect para poder “empezar a trabajar el 1 de septiembre” y que conlleva una financiación hasta 2025 de 18.754.029 euros. El objetivo es precisamente que la especie pase a situación vulnerable, lo que supone contar con, al menos durante cinco años con una población de 1.000 individuos de los que 125 sean hembras y 250 adultos maduros.

Aumento en la población en los Montes de Toledo

El responsable de la entidad conservacionista cuenta que “a estas alturas del año” no hay un censo concreto de la población, pero hace un año estaba entre 820 y 830 ejemplares. El año pasado nacieron unos 200 cachorros, de los que luego prosperaron unos 100. En lo que va de 2020 los datos confirmados por Castilla-La Mancha indican que han nacido unos 60 cachorros en los montes de Toledo y unos 30 en Ciudad Real, aunque aún podría nacer algún ejemplar más y Portugal ha notificado 50 nacimientos. Faltan por conocer los datos de Andalucía, que “tardan más porque la población y extensión es mayor”.

Según Pérez de Ayala, el dato más llamativo este año es el de los Montes de Toledo que podría superar finalmente el “máximo histórico” al que se llegó en Andújar en 2009 cuando nacieron 62 cachorros de 50 hembras. “Este año con la mitad de hembras en Montes de Toledo esperamos superar esa cifra”, añade. Los factores que influyen en la mayor productividad, detalla, son fundamentalmente la extensión territorial y la densidad de conejo, así como el nivel de intercambio genético entre las distintas poblaciones.

El proyecto LIFE también incluye medidas para conectar las poblaciones actuales, que no se queden aisladas y surjan problemas de endogamia, para lo que también se vigila la situación genética de los distintos grupos.