Cuatro jóvenes cordobeses pasaron hace un mes varias semanas en México, donde frustraron su propio secuestro virtual. Su caso fue idéntico al del grupo Delorean, con la salvedad de que ellos decidieron, en un momento dado, romper la comunicación telefónica con sus secuestradores virtuales y frustrar de este modo sus planes.

Todo ocurrió la noche del 17 de septiembre, cuando el grupo se hospedó en el Hotel Alikar, en La Crucecita, en el estado de Oaxaca, un estabecimiento muy distinto a los lujosos hoteles con seguridad privada de México. A las 3:00 recibieron la llamada de un hombre, que se identificó como miembro del cártel de Huatulco, que les advirtió que iban a asaltar el hotel para eliminar a un grupo rival y les pedía que bajaran por parejas. Siguiendo las instrucciones, el grupo se dividió, aunque dos de ellos, Francisco y José, alertaron por Whatsapp a sus amigos de que estaba ocurriendo algo raro. El modus operandi fue el mismo que con Delorean. Les pidieron que cogieran un taxi para alojarse en otro hotel en las cercanías, que comprasen varios teléfonos móviles de prepago y apagaran los suyos, para así evitar cualquier contacto con el exterior.

Tras descubrir que algo extraño estaba ocurriendo, el grupo se alojó en un establecimiento de cuatro estrellas, donde hablaron con el Consulado Español. En aquel momento, por precaución, aún mantenían contacto con los presuntos secuestradores, a los que confundían pidiéndoles información sobre sus amigos, sin que los narcos supieran que estaban ya reunidos. Tras cortar finalmente la comunicación con el presunto cártel, uno de ellos recibió un mensaje de texto en el teléfono de prepago en el que se leía: "Olvídate de tus amigos, ya les hemos volado la cabeza por tu culpa. Vayánse a la verga". Los cuatro amigos, lejos de las recomendaciones de la Embajada española, continuaron su viaje y permanecieron en tierras aztecas 12 días más.