Adelante Andalucía

Tranquilo, Juan, con el PSOE “ni mijita”

  • Pablo Iglesias y Alberto Garzón arropan a Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo ante más de 2.000 personas en Sevilla en un mitin con críticas a Susana Díaz, pero también a Ciudadanos

Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias, en el mitin de Sevilla.

Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias, en el mitin de Sevilla. / Jesús Prieto / EP

Casi una semana después de celebrarse el primer debate de esta campaña para las elecciones del 2 de diciembre, Teresa Rodríguez quiso explicar por qué al plató de Canal Sur no fue “la opositora” que interpela a Susana Díaz cada dos jueves en el Parlamento.

“Querían tenerme chillando en el debate”, espetó antes de colocarse como “alternativa” a ese “susanismo” que, según los confluyentes de Adelante Andalucía se parece al socialismo “como un huevo a una castaña”.

“Vamos los segundos y queremos ser los primeros”, estalló la candidata de la confluencia ante las más de 2.000 personas que echaron la mañana del sábado en el Palacio de Congresos de la capital para ver a la candidata de Adelante Andalucía, a su compañero de confluencia, Antonio Maíllo, a los dos jefes de Madrid, Pablo Iglesias y Alberto Garzón.

Y también a la chirigota del Vera Luque, uno de los autores más conocidos del carnaval de Cádiz que hace reír igual a gaditanos y a almerienses gracias a ese Canal Sur que, de vez en cuando, se lleva sus tirones de orejas en los mítines de la confluencia.

Los chirigoteros no son los únicos que arrancan carcajadas en los mítines de Podemos. La candidata dejó caer sus dosis de retranca y ayer aprovechó la gravedad de otras intervenciones, como la de Alberto Garzón, para lanzar dardos a diestra y siniestra.

Susana Díaz escapó de las bromas, dejando a Juan Marín como objetivo de la diana por una campaña en las redes naranjas ilustrada con una foto de la catedral de Córdoba, Argentina, y no de la Mezquita que mandó construir el califa Abderramán III. “Qué vergüenza, Juan”.

Rodríguez insiste, no gobernará con el PSOE

Lo que Rodríguez quería hacer ver es que la campaña de Ciudadanos “se la hacen en Madrid”. “Es el partido precocinado. Viene todo empaquetado y se mete en el microondas”, abundó la candidata confluyente, que aprovechó la ocasión para garantizarle a Marín que Adelante Andalucía no gobernará con el PSOE: “Vamos a decirle a Juan que no se ponga nervioso, que no se ponga celoso. No vamos a volcar esta voluntad de cambio en un Gobierno de Susana Díaz. Ni mijita”.

No dijo nada, en cambio, de esos acuerdos puntuales que, de vez en cuando, los confluyentes sí reconocen que estarían dispuestos a alcanzar con el PSOE o con cualquier otro. Pablo Iglesias puede hablar largo y tendido del asunto, con un acuerdo de presupuestos bajo el brazo y con el membrete de La Moncloa en el encabezamiento.

Iglesias asegura, cuando se le pregunta, que “la política son hechos”, pero ayer se estrenó en campaña con un ejercicio de política ficción. “¿Hubiera sido posible la moción de censura si Susana Díaz hubiera ganado las primarias? ¿Y el acuerdo de presupuestos?”.

Los asistentes, tímidamente, contestaron que no. El dirigente morado no hizo referencia a que la persona que teje los presupuestos de Sánchez y la que tejía los de Díaz hasta hace sólo unos meses resulta ser la misma:la ministra de Hacienda y ex consejera María Jesús Montero.

Reivindicación de Adelante Andalucía

“Adelante Andalucía no es sólo el nombre de una coalición electoral”, dijo Iglesias ante unas filas enfervorecidas que ya no recuerdan que el secretario general de Podemos tardó en tragar con esta confluencia entre iguales armada por Maíllo y Rodríguez. No lo dejó ver, pero lo dejó cristalino a través de su mano derecha, Pablo Echenique, quien ayer aplaudía desde la primera fila.

Muy cerca se sentaba el propio Maíllo y Alberto Garzón, ambos convencidos de la idoneidad de esta unión desde el principio. Los dos dirigentes izquierdistas fueron quienes ensalzaron con más orgullo este matrimonio.

“Hace cuatro años salimos a competir entre nosotros”, recordó el malagueño para levantar a sus compañeros antes de dar paso a Maíllo y cerrar el mitin con el himno a capela, como en un partido de fútbol en esos polideportivos que ya no se llenan en ninguna campaña.

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