El castillo que no sabe qué debe ser

Pasó de ser el proyecto estrella del Bicentenario por parte del Consorcio a ser un inmenso terreno casi sin uso

Melchor Mateo

09 de mayo 2015 - 06:51

EL emblema que quiso ser del Bicentenario sigue buscando su sitio y el lugar que le corresponde a una de las joyas de la ciudad. El castillo de San Sebastián sigue debatiéndose entre lo que pudo ser y lo que quedó, entre el potencial que demuestra cada vez que se celebra allí un concierto y la casi soledad que vive el resto del año.

La de esta fortaleza es la historia de una recuperación a medias. La de un proyecto por todo lo alto presentado por el entonces presidente del Consorcio del Bicentenario, el socialista Gaspar Zarrías en la Casa de América en Madrid. Se iba a convertir, dijo, en la gran herencia que iba a quedar para la posteridad de todo lo celebrado en el Doce. Además de una rehabilitación total de un recinto que se encontraba muy castigado, se quería crear una especie de faro de la libertad sobre el polvorín con un auditorio cubierto debajo, otro al aire libre, diversas zonas verdes e incluso un pantalán que tuvo casi desde el inicio la oposición ciudadana. De todo ello se iba a encargar la empresa pública Tragsa, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

El proyecto a la vista estaba muy bien pero no estaba sustentado por casi ningún estudio técnico. Por ejemplo, cuando entraron en el polvorín se dieron cuenta de que había unas bóvedas que impedían la construcción de un auditorio. A todo eso se le vino a sumar la crisis económica que dejó el proyecto a medias, o mejor dicho, a un cuarto porque de los 45 millones que estaban previstos, se quedó a final en 11.

La fortaleza no sólo vive en la indefinición de su uso, sino también en la titularidad. Ahora mismo está cedido por parte del Ministerio de Medio Ambiente al Ayuntamiento de Cádiz por un período de cuatro años, prorrogables por otros cuatro. Durante ese período el compromiso que hay es que cada administración aporte 150.000 euros para mantenimiento y pequeñas inversiones.

El que aparezca en el horizonte temporal sólo un período de concesión de ocho años hace que desde Intervención se pongan reparos a la hora de hacer grandes inversiones porque sería para algo que en poco tiempo se tendría que devolver. El equipo de Gobierno mantiene conversaciones con el Ministerio de Medio Ambiente para que la cesión se convierta en definitiva y así poder hacer algo más estable.

Hasta ahora el castillo de San Sebastián ha estado íntimamente ligado a los Conciertos para la Libertad. Cuando aún la fortaleza no había sido rehabilitada, el Ayuntamiento la abrió en el verano de 2008 para celebrar tres conciertos de altura que pretendían enseñar a la ciudadanía las posibilidades que encerraba el espacio. El marco es inigualable, aunque también hay ciertas reticencias por las medidas de seguridad y de evacuación al haber sólo un camino de salida consistente en una vía estrecha con agua y rocas a los lados a través del paseo Fernando Quiñones.

Los conciertos lo cerraron y los conciertos lo volvieron a abrir en el año 2012 con un estado mucho más decente. En todas las propuestas que hasta ahora se han dado para el castillo de San Sebastián, se incluía un auditorio. Primero en el que se le encargó a Alberto Campo Baeza por parte del Ayuntamiento de Cádiz y, por otro lado, en el que se ideó desde el Consorcio del Bicentenario de la Constitución de Cádiz.

La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, considera que si bien no sea un auditorio fijo para todo el año, sí se puede idear una estructura desmontable pero con un mayor valor estético y que no sean escenarios de tubos.

Uno de los socios de las promotoras de eventos musicales No sin Música, Omar Osuna, considera que Cádiz está huérfana de lugares para poder realizar conciertos, por lo que entiende que esta fortaleza podría estar abierta para otro tipo de eventos musicales, como por ejemplo algunos de los que se hacen en el baluarte de la Candelaria o el festival que organiza su propia promotora.

Horeca es uno de los colectivos que ha mostrado un gran interés en que se reactive el proyecto del castillo de San Sebastián y que se defina un uso, ya que la patronal de hoteles y hostelería ven en la misma un gran potencial de negocios.

En este sentido Horeca plantea un escenario para fiestas, conciertos, con locales de hostelería y de comercio permanente entre otras cosas. Este centro de ocio se podría completar con otras iniciativas empresariales como por ejemplo un servicio de submarino o barco con el suelo acristalado que permita ver los fondos marinos de La Caleta. Esta precisamente ha sido una de las ideas que le ha trasladado el presidente de Horeca, Antonio de María, a la alcaldesa de Cádiz. Este cree que un buen proyecto sobre la fortaleza y el futuro centro metropolitano de espectáculos que se quiere construir en el solar que ocupaba antiguamente Navalips, servirían para relanzar el turismo y la economía de la ciudad.

En ese emplazamiento hay un elemento que podría ser también un elemento de atracción, como es el propio faro del castillo. Precisamente, hace unas semanas hubo una marcha organizada por la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía con el objetivo de que los ciudadanos puedan conocer estas torres que forman parte del patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de las ciudades. La idea que llevaba este colectivo era la de pedir a las autoridades portuarias que abrieran a la población, al menos una vez al mes, aquellos faros que lo permitan sus características, ya que en Andalucía sólo hay uno visitable, el de Chipiona, que recibió 4.500 visitas en un año.

El faro fue uno de los elementos que también se veía afectado por el ambicioso proyecto que presentó Gaspar Zarrías. Así, plantearon cambiar de ubicación la estructura para darle un mayor protagonismo al edificio del antiguo polvorín, que era el que se iba a convertir en el faro de las libertades. Pero como ocurrió con casi todo en este proyecto, cuando se empezó a estudiar se vio que era muy dificultoso llevar a cabo el traslado y se decidió dejar tal y como estaba.

Hay una posibilidad más que podría estudiarse y es que durante las obras que llevó Tragsa aparecieron unos resto fenicios que podrían pertenecer al templo de Kronion.

El problema que presenta el castillo de San Sebastián es que tiene unos costes de mantenimiento muy alto y un grave riesgo de deterioro si no tiene un uso debido a la zona en la que se encuentra. De hecho, muy poco tiempo después de que se abriera, aparecieron los primeros desperfectos y humedades en zonas que ni siquiera se habían estrenado, lo que motivó incluso una reclamación por parte del Ayuntamiento de Cádiz.

De momento el castillo, que podría ser una de las mejores zonas de ocio de Cádiz sigue buscando su identidad sin que hasta ahora se haya encontrado nada permanente, salvo el laboratorio de investigación marina que pertenece al Cei.Mar de la Universidad de Cádiz.

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