La marca del candidato y no la del partido

El descontento político obliga a las formaciones tradicionales a enfatizar la campaña en el perfil de los alcaldables por encima de las siglas Las redes sociales se hacen imprescindibles

Diego J. Geniz

09 de mayo 2015 - 12:08

"Tahúr del Misisipi". Corrían los años 80. La Transición entraba en su última fase. Alfonso Guerra hizo célebre esta frase con la que atacó al entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez. Una expresión, como otras tantas que popularizó el ya ex diputado socialista, que enardecía al público asistente a los mítines del PSOE. La misma "metáfora" usada actualmente en una campaña electoral más que sumar, restaría votos. Y no porque la batalla política sea más limpia que la de hace 30 años, sino porque el electorado ha cambiado su concepción de la política y por, tanto, sus exigencias a los candidatos.

"Los socialistas con ese grito sólo hubieran arañado hoy un puñado de votos". Así opina Francisco Rubiales, director de la empresa de comunicación Euromedia. Rubiales parte de la idea de que en las próximas elecciones los españoles irán a votar "con la conciencia y la mente llenas de prejuicios, dudas y rechazo hacia los políticos y sus partidos tras los numerosos casos de corrupción". Esta situación provoca que las estrategias que regían la propaganda en anteriores comicios resulten ahora caducas. En opinión del director de Euromedia, los actuales candidatos deben mostrarse "como personas limpias y alejadas de escándalos, no como pieza de un engranaje. Las siglas de los viejos partidos, por primera vez en mucho tiempo, restan en lugar de sumar".

¿Se debe, por tanto, potenciar en unas elecciones municipales la marca del candidato por encima de la de los partidos? Las opiniones de los ocho especialistas consultados por el Grupo Joly coinciden en señalar en que en estos comicios y en las actuales circunstancias la figura de los alcaldables debe prevalecer e incluso dejar relegadas a un segundo plano las formaciones políticas, especialmente en el caso del PSOE y el PP, ensombrecidos por casos de corrupción. Jorge David Fernández, profesor del departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Sevilla, recuerda que hay tres "posturas" al afrontar una campaña: la de partido, la de candidato y la de programa. La primera se basa en la gestión, la segunda en el perfil político del candidato y la última en cuestiones ideológicas.

"La marca personal es algo que lleva años aplicándose en el marketing convencional y hemos adoptado ahora en España al marketing político", explica María Vázquez Lorca, consultora en comunicación política e imagen pública, quien añade que "en el actual escenario es mucho más eficaz la marca personal del candidato. La estrategia de comunicación hay que trabajarla sobre ella". Así ocurre en esta campaña, especialmente con los candidatos populares de Huelva, alguno de los cuales incluso ha retirado el logo del partido de su cartelería.

Pero esta marca personal supone un problema para Ciudadanos y las distintas denominaciones bajo las que se presenta Podemos en estas elecciones. Carlos Rico, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Pablo de Olavide (UPO), recuerda que el gran problema de las formaciones de nueva creación radica en "la falta de estructura", por lo que sí tendrán que hacer uso de la marca de partido, "lo que les obliga a emplear el mismo discurso nacional para atraer el voto local". En ello insiste el profesor en Ciencia Política de la UPO, Jean-Baptiste Harguindéguy, para quien estos partidos deben demostrar "que no son meras máquinas electorales y que saben adaptarse al contexto local, con toda la casuística que implica".

El consultor político y director de marketing y estrategia en Sanchís y Asociados Carles Salom subraya que "Podemos lo tiene más complicado, puesto que no se presenta con sus siglas. Para Ciudadanos es más sencillo, ya que al mantener la marca de un partido alejado de escándalos, sí le hará conseguir votantes".

La corrupción, aunque supere el ámbito local, se convertirá en un arma arrojadiza de las nuevas formaciones contra las tradicionales, aspecto en el que los especialistas alertan del peligro de su uso como confrontación entre socialistas y populares. "Se pueden dar lecciones de ética siempre que uno no esté involucrado en un caso de corrupción", indica Harguindéguy, condición que se antoja bastante difícil en el panorama actual. Vázquez Lorca asegura que el "y tú más" tan usado hasta ahora en la batalla política "no está de rebajas, sino que comprarlo sale caro". Para el profesor de la Hispalense, Jorge David Fernández, que PP y PSOE se ataquen mutuamente con la corrupción "supone jugar con fuego y crear una barrera entre el ciudadano y la política, lo que se castiga en las urnas, algo que ya se ha comprobado en las elecciones andaluzas".

No sólo la corrupción y la consiguiente decepción de los españoles en la política introducen novedades en la campaña que hoy se inicia. Las nuevas tecnologías también han obligado a los grupos de comunicación de los candidatos a adaptarse a la política 2.0. Sin duda, en este ámbito las redes sociales se han convertido en un instrumento imprescindible para llegar a los más jóvenes, utilidad muy rentabilizada por los nuevos partidos. "Es cierto que aún estamos a unos cuantos pasos de sacarle todo el potencial que en Estados Unidos saben aprovecharle a las redes sociales, pero en unos años estaremos a su nivel", afirma Vázquez Lorca, para quien "la comunicación política 2.0 hay que trabajarla al igual que un mitin o una campaña de puerta a puerta, para que siempre nos sume y nunca nos reste".

Fernando Ocaña, director de Tacsa, una de las principales empresas de publicidad en España, destaca que los candidatos de Podemos son los que mejor han sabido manejar las redes sociales, especialmente Twitter, aunque aclara que tanto el partido liderado por Pablo Iglesias como el de Albert Rivera "han seguido una línea de comunicación idónea para encontrar notoriedad, pero ahora, cuando hay que aportar credibilidad y diferenciación, ya no lo están haciendo tan bien".

José Santos, cofundador del grupo Blogosur, también se refiere a Podemos a la hora de señalar la importancia de las redes sociales en la propaganda política. "En poco tiempo se hicieron fuertes y, sobre todo, conocidos. No obstante, los demás partidos también poseen ya una cultura 2.0 muy importante". El community manager se convierte en figura imprescindible en todo equipo de comunicación. Para el director de Euromedia, a las redes "se les puede sacar bastante más provecho. Los community manager tienen mucho que aprender todavía". Rubiales incide en que "hasta los discursos que antes se elaboraban para producir titulares en la prensa tienen que reescribirse hoy para que contengan frases y rasgos que puedan expandirse con fuerza viral".

El profesor Fernández añade que PP y PSOE utilizan las redes sociales "como un medio tradicional". "Emiten mensajes sin intencionalidad, es como si delante de un ordenador pintaran su pantalla con pinceles en lugar de utilizar un software específico. Los nuevos partidos, por contra, sí usan esa interacción con la que suplen otra propaganda más caros", detalla este docente. Lo que está claro, como expone Santos, es que "se puede hacer política muy efectiva en las redes", aunque, eso sí, siempre resultará más fácil llenar mítines que convencer a los tuiteros más influyentes.

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