Andalucía

Un empresario de Huelva es hallado muerto con un tiro en la cabeza

  • El cadáver de Manuel Calo fue encontrado en su casa, maniatado y lleno de golpes

Maniatado, con señales de numerosos golpes y la cabeza destrozada por un tiro de gracia. Así fue encontrado el pasado lunes el cadáver del empresario onubense Manuel Calo, de 64 años, en su casa de Sanlúcar de Guadiana (Huelva) . Fuentes de la Guardia Civil señalaron que todo apunta a un crimen para el que se barajan un par de hipótesis: el ajuste de cuentas y el robo.

Aunque el Juzgado de Ayamonte ha decretado el secreto del sumario, algunos pormenores han trascendido, como el hecho de que la víctima estuviese atada con un cinturón y que el domicilio presentase el aspecto de haber sido desvalijado. Según fuentes cercanas a la investigación, la vivienda, situada a las afueras de la localidad, podía ser conocida en detalle por el autor o autores del crimen, pues no se observaron puertas ni ventanas forzadas, y es posible que Manuel Calo conociera a sus agresores, ya que contaba en la finca con perros guardianes que le habrían alertado de la presencia de extraños.

El cadáver del empresario, muy conocido por haber regentado establecimientos como las discotecas Alameda y Punta Mar, fue encontrado por el jardinero encargado de cuidar el chalé. Al hallar la puerta abierta y varias de las habitaciones revueltas, avisó a la Guardia Civil.

Una vecina declaró a los agentes que vio al empresario la tarde del viernes pasado hablando por teléfono, por lo que los investigadores suponen que el crimen fue cometido en la madrugada del sábado. Precisamente, su teléfono móvil se ha convertido en una de las pruebas claves para reconstruir sus últimos pasos desde que salió de Huelva, ciudad a la que venía a diario, hasta que el jardinero encontró el cuerpo.

Un automóvil de la víctima fue encontrado poco después en un carril próximo a su domicilio y se sospecha que fuera utilizado por las personas implicadas en su muerte.

Calo vivía en Sanlúcar de Guadiana desde hace quince años y los vecinos que le han tratado aseguran que su personalidad ha ido cambiando con el paso de los años, al pasar de un estado anímico extrovertido y con gran afán por las fiestas en el chalé hasta todo lo contrario, una persona retraída que apenas hablaba con la gente del lugar.

Sanlúcar de Guadiana vivió conmocionado la aparición del cadáver pero como buen pueblo fronterizo guardó el trágico suceso en el más absoluto de los silencios. Las pesquisas policiales se centran ahora en el entorno de la víctima y sus relaciones de invitados ya que el lugar y el nivel de vida que llevaba eran conocidos por personas de toda suerte y condición.

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