Andalucía

Las forenses despedazan la versión exculpatoria de Santiago Del Valle

  • Los peritos afir man que fueron testigos de la confesión del pederasta y que en su exploración no le detectaron trastorno mental · Tiene asignada una pensión no contributiva por incapacidad de 351 euros al mes.

La versión exculpatoria en relación con la desaparición y muerte de Mari Luz Cortés (13 de enero de 2008) que hace una semana -al comienzo del juicio- daba su presunto asesino, Santiago del Valle, se desploma. Las forenses que examinaron al acusado cuando prestó su primera declaración (27 de marzo de 2008) ante la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Huelva, que dirigió la investigación del caso, lo dejan al descubierto en la sexta sesión de la vista y dan cuenta de la trastienda de aquella comparecencia.

Trasciende ahora lo que ocurrió más allá de la comparecencia, en los pasillos y en los mismos calabozos del Palacio de Justicia. "Había referencias a alguna patología, pero no encontramos signo alguno de trastorno mental", afirmaron las peritos. Tras una primera exploración, en la que el entonces detenido colaboró, las forenses dieron el visto bueno a que prestara declaración ante la instructora al no detectar alteración mental ni física en Santiago del Valle. En aquel primer contacto, constaron la ausencia de maltrato físico alguno y el pederasta no hizo mención a presiones por parte de la Policía Nacional para dirigir su confesión (en la relación con las supuestas coacciones que dijo haber recibido en Cuenca para que se autoinculpara). "Se encontraba perfectamente", remarcaron las forenses.

A partir de esta primera declaración se producen una serie de reacciones en el acusado que llaman sobremanera la atención de las peritos, que bajan a los calabozos para comprobar el estado de Del Valle después de haber pasado por una situación que consideran puede haberle provocado estrés. "Se quedó como descolocado, sorprendido, porque lo iban a mandar a prisión". Y fue en este momento cuando se produce una cadena de reacciones para tratar de sortear la cárcel. Primero, solicita hablar con el fiscal, petición que sorprende a las forenses y, a renglón seguido, comienza a hablar de la posibilidad de que su mujer, Isabel García, lo hubiera traicionado.

Las peritos afirmaron que con total claridad percibieron que el pederasta comenzó a instrumentalizar su enfermedad. "Esto me pasa -dijo- por lo que me ocurre con las niñas y que no puedo evitar...", frase que repetiría después en su segunda declaración, que hizo aquella misma noche de forma voluntaria, y comenzó a relatar "que vio a la niña, que estaba en la ventana...y tuvimos que pedirle que no continuara, que esperara a que llegara su abogado", afirmaron ante el tribunal.

"Santiago del Valle está acostumbrado a manipular y a controlar su entorno directo, y piensa que puede hacerlo con todo", añadieron. A pesar de la supuesta enfermedad mental, las forenses aseguraron en la sala que la exploración del acusado fue "normal".

En el informe que elaboró el Instituto de Medicina Legal de Granada tras el examen que los expertos realizaron a Del Valle tras su ingreso en la cárcel de Albolote, consta que la Junta de Andalucía consideró que el acusado tenía una minusvalía del 75%, pero en la valoración no se tuvo como referencia en exclusiva el supuesto trastorno mental por psicosis del presunto asesino de Mari Luz, sino también un trastorno digestivo funcional y una enfermedad del aparato digestivo (enfermedad de Crohn). Así, la Administración andaluza entendió que tenía una discapacidad del 63%, a lo que se sumaron otros 11,5 puntos por factores sociales complementarios.

A pesar de un diagnóstico mental de estas características (esquizofrenia paranoide, psicosis maniaco depresiva con rasgos paranoides de personalidad y trastorno psicótico), en ningún momento a lo largo de 14 años desde aquel dictamen (hasta su detención por el crimen de Mari Luz) Santiago del Valle ha requerido ingreso en un centro psiquiátrico: no hay constancia de ningún internamiento.

El pederasta tiene asignada una pensión no contributiva por invalidez desde hace casi dos décadas (vive de esta retribución desde 1995). Esta asignación se traduce en unos ingresos de 4.915,064 euros anuales, divididos en doce pagas de 351,076 euros y dos extraordinarias. Según las últimas informaciones, el pederasta continúa con la paga embargada por orden del Juzgado de lo Penal 1 de Sevilla para hacer frente a la indemnización por los abusos sexuales a su hija.

Hace sólo cuatro meses, el acusado recurrió de nuevo a los tribunales para reclamar ante un Juzgado de lo Social de Huelva una pensión de orfandad a la Seguridad Social tras la muerte de su madre. La petición finalmente le fue denegada por la autoridad judicial.

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