En tres palabras

El gran ERE de la Junta avanza lento

  • El relevo en San Telmo comienza con la cohabitación entre los nuevos y los salientes

Fachada del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Fachada del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía. / Luis Colmenero

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Mientras el Gobierno andaluz no gobierne, y mientras no lleguen resultados de las auditorías con los que se va a mantener la inercia hasta las municipales (Elías Bendodo ya manejó magistralmente esa estrategia al llegar a la Diputación de Málaga, entregando titulares altamente inflamables con facturas de una farmacia o de un minibar de hotel de algún ex alto cargo socialista), existe el riesgo de que los focos apunten a los detalles. Y el diablo suele estar en los detalles. De momento los directores generales socialistas se mantienen en sus despachos; y la cohabitación con consejeros y viceconsejeros recién aterrizados garantiza una gestión de mínimos. Ciudadanos va a optar por fichar a algunos. Ellos lo venden como confianza en su valía; otros como falta de banquillo. El caso es que algunos van a pasar, por la vía rápida, de enchufados sospechosos a colaboradores leales. Pero toca hacer de la necesidad, virtud: hay gente muy profesional que puede ayudarles más que muchos de los que esperan turno para ser nombrados por su carné. Ya saben, aquello de "el marido de la Loli es de fiar" (tal como el PSOE recomendaba promociones) pero ahora en versión "ya sabes que Fulanit@ siempre nos ha sido fiel". Pronto se verá que algunos de los viejos chiringuitos no desaparecen sino que se van llenado de nóminas de los nuevos partidos en el poder. Entretanto, sí, el riesgo es que los focos apunten a los detalles: como los 20.000 de subida para el jefe de gabinete de la presidenta del Parlamento o que la primera medida estrella fuese bonificar un impuesto a los más ricos. A falta de un portavoz que construya un relato, esa clase de detalles serán el relato. Y avanza el tic-tac de los cien días.

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¿Y la oposición? Más que dar cien días de cortesía al nuevo Gobierno, quizá se están dando cien días de tregua a sí mismos. Adelante Andalucía está en modo Atrás Podemos. Y más tras la dimisión de Carmen Lizárraga. En el PSOE bastante tienen con lo suyo. El ERE de la Junta es también un ERE del PSOE andaluz. Van a perder 200.00 euros anuales de cuotas de altos cargos. Esta semana ya se ha visto despedir periodistas para hacer hueco a otros de máxima confianza procedentes de la Junta. Susana Díaz ha superado la primera embestida de Ferraz, pero los sanchistas siguen recalculando fuerzas con ex susanistas. Esta semana Guerra acudió en socorro de la ex presidenta comparando su victoria infructuosa con Arrimadas en Cataluña. La comparación es desafortunada: Ciudadanos subió allí espectacularmente frente al todopoderoso aparato nacionalista; y aquí el PSOE cayó espectacularmente a pesar del todopoderoso aparato socialista. Pero se equivoca quien dé por muerta a Susana Díaz. Más allá de liderar el grupo mayoritario con el aparato bajo control, no ha perdido las habilidades políticas que han marcado su trayectoria: en las urnas puede ser frágil, pero en el ring orgánico es una killer. Eso sí, no necesita padrinos como Guerra que ya le pasaron factura en las primarias. Si sobrevive será porque sea capaz de hacer creer a los suyos en el futuro, no porque le presten credibilidad desde el pasado.

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Vox no gobierna, pero su sombra -como dirían los cronistas más perezosos- es muy alargada. Y en el territorio de lo simbólico va a marcar su impronta. Ahí está su primer senador por cupo autonómico: Alcaraz, el ex presiente de la AVT, todo un personaje, baluarte de la teoría de la conspiración del 11-M y de vincular el zapaterismo a ETA. A Ciudadanos le resulta incómoda esa sombra, y de hecho ya ha vetado los Presupuestos antes de las elecciones de mayo. Se trata de evitar la foto con Vox en el Parlamento. El PP va más relajado; y Moreno Bonilla incluso se ha resistido, en La Sexta, al sintagma "extrema derecha". Todos de centroderecha y punto. De hecho, Moreno va dejando atrás algunos matices moderados y ya maneja la teoría de las subvenciones ideológicas sin aportar documentación -todos los datos de Vox sobre género son falsos- o la voluntad de derogar la Ley de Memoria Histórica. Juan Marín advirtió que no con ellos, o sea, más lirili que lerele. El presidente, eso sí, aunque mime a Vox, asume que Ciudadanos es su par. Tras la descortesía con ellos en la investidura, ha cambiado la política de gestos: en Antequera hizo comparecencia a dos voces con Marín. Claro que, mientras llega el portavoz capaz de dar coherencia al discurso del bipartito tripartito, ese es también un modo de atar corto a Juan Marín para evitar que pueda ir por libre.

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