Andalucía

Hasta el mismísimo coño insumiso... y otros coños más sumisos

  • El juicio por un delito contra los sentimientos religiosos es una petardada, pero entristece que haya quien piense que para defender una idea lo mejor es ofender, tanto como sea posible, a otro

Encontronazo en la puerta del juzgado previo al juicio por la procesión del 'coño insumiso'

Encontronazo en la puerta del juzgado previo al juicio por la procesión del 'coño insumiso' / Belén Vargas

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La estampa de los coñoinsumisistas en las puertas de los juzgados de Sevilla frente a los cristianos de #respetamife puede tener un cierto aire cómico, pero, de hecho, más bien es tristemente tragicómico. Es de esas estampas para un “qué país, Miquelarena, qué país”. En 1865 hubiera tenido su punto, también en 1932, y apurando hasta en 1968, pero en 2019 no, hombre, no. El juicio de la Procesión de la Archicofradía del Santísimo Coño Insumiso es una petardada.

Y aunque la clase política evite el asunto, salvo Adelante Andalucía, por supuesto muy procoñoinsumisistas, lo anecdótico del asunto ha arrastrado a las cámaras a la puerta de los juzgado para exhibir la caricatura andaluza. En fin, probablemente éste es un juicio que, como sostienen muchos, nunca debió celebrarse. Pero se diría, más bien, que es algo que nunca debió ocurrir.

No, no se juzga a unas feministas que se manifestaron pacíficamente el 1 de Mayo procesionando un coño de dos metros con exquisito respeto a la anatomía humana para cuestionar la influencia de la Iglesia en el acceso de la mujer a la vida civil y laboral. Esa es la versión, claro, de los procoñoinsumisistas. Se les juzga por ofender los sentimientos religiosos. Y sin duda, aunque a otros eso nos quede muy lejos, ofendieron. Hay, pues, materia penal. Porque esos otros preferimos tomar estas cosas por el perfil de la libertad de expresión, pero en el Código Penal se tipifican los comportamientos ofensivos contra los sentimientos religiosos.

Algunos creen que la crítica justifica cualquier ofensa sin respetar las creencias o sentimientos ajenos. Es un terreno delicado con límites. En cualquier caso, el juicio apunta también a la hipocresía: si se trataba de una reivindicación política, como ellas han defendido en el juicio, por los derechos laborales de la mujer… ¿era necesario usar eslóganes muy ofensivos para los creyentes? ¿Tiene eso sentido aunque se considere que la influencia de la Iglesia en el pasado haya sido perniciosa? En fin, puede entristecer que a estas alturas se juzgue por consignas coreadas en una manifestación. Pero también entristece que haya adultos persuadidos de que el mejor modo de defender una idea racional es ofender, tanto como sea posible, descarnadamente, los sentimientos religiosos del prójimo.

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Entre las medidas de Vox, algunas delirantes, estaba suprimir el 28-F como Día de Andalucía, y festejar el 2 de enero por “la culminación de la Reconquista”. Vox se retrata en sus frivolidades, aunque el pack lleve otras medidas ultramontanas de más enjundia contra el colectivo LGTBI o la violencia de género; la segregación escolar; la identificación de inmigrantes para su expulsión... Entre todo eso, y bajo el rótulo de cambiar el 28-F, pasó más inadvertido un detalle: obligar desde las instituciones andaluzas a los colegios a celebrar la fiesta del 12 de octubre, el viejo Día de la Hispanidad. Pues bien, la consejería de Educación ha conminado a los centros a conmemorar la fecha estos próximos días. En definitiva, la mayoría tiene un precio y el Gobierno andaluz cumple con Vox.

La Historia de España ha soportado suficiente leyenda negra como para merecer relecturas. Y desde luego el 12 de octubre no puede ser una fecha maldita, porque, también con sus sombras, como todo hecho de esa dimensión, es un hito de la Historia de la humanidad protagonizado por españoles. Pero Vox, como con las subvenciones, está más cerca del mito imperialista que de la realidad. Basta ver la lectura de Ortega Smith de las 13 Rosas, a las que presentó como violadoras asesinas, para reparar en el nacional-catolicismo que les inspira.

Entretanto, sí, las andanadas ideológicas más o menos absurdas de Vox, ocultan cuestiones de más calado. Vox ha preguntado sobre el coste de los inmigrantes menores no acompañados, acrónimamente MENA, que son uno de sus objetivos; y por el número de incidentes en sus centros. La consejera de Igualdad les reprochó sus prejuicios, y el consejero de Presidencia les dio el dato: 0,54%. Respuesta de Vox: no creer los datos oficiales. “Los pongo en duda. Me parece una utilización forzada de las estadísticas” , dice su portavoz en el Parlamento andaluz contraponiendo “lo que nos dicen los vecinos”. En fin, es un gran progreso no creer en las estadísticas sino en lo que le cuentan los vecinos.

El Gobierno ha hecho bien en cuestionar esos prejuicios y dar el dato oficial de los incidentes mínimos con MENA. Pero entonces ¿por qué se ha incluido en los Presupuestos una partida para reforzar vigilancia y seguridad en los centros para MENA? Al aceptar esa exigencia para contentar a la ultraderecha, se favorece criminalizar a los MENA, que es lo que persigue Vox. El Gobierno andaluz, en definitiva, dice una cosa pero hace otra. No se puede defender la cifra real y a la vez actuar de modo que se extienda el prejuicio contra la lógica de la cifra real

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Un “no coño” de Moreno Bonilla ha llegado, qué tiempos estos, a los titulares. Fue un diálogo entre el presidente andaluz y Pablo Casado, al que presentaba a un auditorio del partido en Córdoba. El diálogo es uno de esos momentos curiosos que humanizan la política. Moreno Bonilla, al abrazarlo en el escenario, con el micro abierto, se disculpa:

–“Perdona el rollo”. Casado le responde de broma sobre el “congreso”… y Moreno insiste: –“No, coño, me he enrollado...”.-“Da gusto tío, macho, qué chute”.

Más allá del aire de conversación de teenagers –ahí están dos padres de la patria diciéndose “no, coño, me he enrollado...” replicado con “da gusto tío, macho, qué chute”– la cosa tiene su aquél. Los focos se ponen en el coño , en este caso un coño sumiso al jefe con el que se quería disculpar, pero lo bueno está en ese “perdona el rollo”. El micrófono retrata qué conscientes son de cuántos rollos nos colocan a los ciudadanos, y por supuesto a sus militantes.

La cuestión es qué rollos realmente nos colocan. A los andaluces, sin ir más lejos, ¿lo de elevar la previsión de crecimiento es un rollo? ¿Exactamente en qué se basan para aumentar la previsión de crecimiento? Todo el mundo anda rebajando las expectativas; Trump anuncia aranceles del 25% que se unen a los funestas expectativas del Brexit; las exportaciones se frenan y más que se pueden frenar; el turismo tiene agujeros negros… ¿Y aquí aumenta la previsión de crecimiento?

El consejero Juan Bravo –ojalá acierte– tuiteó que el Observatorio Económico compartía esa idea. Tal vez sería oportuno recordar que el Observatorio atribuía la hipótesis a la actividad empresarial y añadía que no ven ningún vínculo directo entre la posible mejoría económica y las decisiones del Gobierno de PP y C’s: “No hay ninguna estimación que diga que alguna medida puesta en marcha por el Gobierno andaluz haya mejorado algo en concreto”, dijo Francisco Ferraro.

En fin, ojala esto no acabe finalmente en un bluf propagandístico teniendo que decirnos a los andaluces como a Casado: “perdonad el rollo”.

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