Andalucía

"La relación entre Iglesia y política debe ser de mutua independencia"

  • Ricardo Blázquez asegura que los obispos se sienten "institucionalmente bien" dentro del Estado aconfesional

La relación de la Iglesia con los poderes públicos y políticos deben regirse por "la mutua independencia y un sistema de colaboración". Así lo entiende el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, quien afirmó que Iglesia y Estado "tienen una misión diferente aunque se encuentran al servicio de los mismos ciudadanos desde una perspectiva diversa".

Ricardo Blázquez, también obispo de Bilbao, participó en la tarde de ayer en el Foro de Cádiz, un espacio de debate impulsado por el Casino Gaditano, Cajasol y Diario de Cádiz. La charla pronunciada en el Casino Gaditano se titulaba Conferencia Episcopal Española y Democracia.

Sobre esta última, Ricardo Blázquez tiene muy claro que la Iglesia "contribuyó al proceso democrático español de manera importante".

Para que se dieran esas condiciones, echó la vista atrás casi una década, al Concilio Vaticano II, celebrado entre 1962 y 1965, del que dijo que había sido "el mayor acontecimiento de la Iglesia en el siglo XX y que todavía continúa iluminándonos como una antorcha". Monseñor Blázquez dijo que marcó un antes y un después en la Iglesia, en cuestiones como la relación con la comunidad política y con los estados.

El obispo de Bilbao recordó al que fuera presidente de la Conferencia Episcopal en los años 70, monseñor Tarancón, el cual dijo que la Iglesia era "un instrumento eficaz de conciliación", a la hora de extrapolarlo a la transición democrática.

Blázquez asegura que para ahondar en la independencia de la Iglesia, "nadie se puede sentir en ella privilegiado ni discriminado por legítimas opciones políticas que haya adoptado libremente en su vida privada", a la vez que advirtió de que la independencia no debe ser tenida como "ruptura ni hostilidad, sino respeto de la condición de cada comunidad dentro de la sociedad". Por ello, el presidente de la Conferencia Episcopal, recuerda que en un documento colectivo de los obispos de 1972 titulado La Iglesia y la comunidad política "se trató de diferenciar lo que es un privilegio de los derechos fundamentales".

Ricardo Blázquez entiende que las relaciones entre la Iglesia y Estado y entre la primera y la sociedad se han centrado en tres términos en la actualidad: aconfesional, laicidad y laicismo.

El primero surge por la declaración en la Constitución española de que España es un estado aconfesional y en ese contexto, Blázquez asegura que la Iglesia se siente "institucionalmente bien".

Con respecto a la laicidad, recordó que el término laico significa literalmente "miembro del pueblo" y en términos religiosos sería "miembro del pueblo de Dios". Blázquez lamenta que a veces laico significa en los tiempos modernos "la exclusión de la religión y de sus símbolos de la vida pública, relegándola a lo privado y apartándola".

Y por ese camino es donde afirma Ricardo Blázquez que se ha llegado a la laicidad actual, que ya es otro concepto: "que es la que define la separación entre Iglesia y Estado. Queda reducido al ámbito de lo privado pero sin el legítimo derecho de aparecer en la vida pública y eso no está en la perspectiva del Concilio Vaticano II".

Ricardo Blázquez también hizo una reflexión sobre la libertad, a la cual califica como "un valor muy importante, pero que también depende de otros valores como el bien, la justicia, y la solidaridad entre otras". En este sentido, recordó que a los jóvenes "hay que educarlos en libertad".

El conferenciante , con respecto a toda esta independencia y la libertad, concluyó su discurso con una cita del Papa Benedicto XVI en el discurso que no pudo pronunciar en la Universidad Sapienza romana y dijo que "no se debe buscar imponer la Fe de manera autoritaria". Para Blázquez la fe es el ejercicio más grande de la libertad humana "y sólo en libertad puede ser ofrecida y vivida".

Otro término que incluyó fue el de la verdad "ya que una ley aprobada puede llegar a regular la convivencia, pero no nos dice cuál es la verdad última. Así, se acata pero no es la vertebración de la conciencia moral".

Por ello, monseñor Blázquez añadió que "no se trata de imponer la Fe y la moral cristiana pero es muy importante que la sociedad no olvide la verdad, la justicia, la ética, etcétera, porque con la ordenación de toda esta constelación podremos vivir en mejor armonía".

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