Errores judiciales El comienzo de una nueva vida

El renacer de Rafael Ricardi Robles

  • Tras pasar 13 años injustamente encarcelado, reconduce su vida en El Puerto. Su próxima paternidad le llena de esperanza

Rafael Ricardi permaneció encarcelado durante cerca de 13 años por un delito que no cometió. Así lo demostraron las pruebas analizadas por el Instituto Nacional de Toxicología, que lo exculparon de una violación a una mujer en El Puerto en 1995.

Hoy, Ricardi pasea en libertad por las calles donde creció y en las que pasó la mayor parte de su vida, justo antes de su ingreso en prisión.

"Está todo muy cambiado, El Puerto que yo conocía eran cuatro calles, no había tantas carreteras ni plazas. Está mejor, pero ha perdido su esencia", comenta con añoranza.

No obstante ha pasado más de una década alejado de las costas portuenses, y de la ciudad que él recuerda a la que hoy ven sus ojos, dista un abismo.

Actualmente vive en un humilde apartamento del centro de la ciudad. Su regreso ha significado el comienzo de una nueva vida. "Borrón y cuenta nueva", dice. Lleva un día a día tranquilo. Pasea cada mañana por el Parque Calderón y sale en búsqueda de trabajo. Cuenta que ha realizado varias entrevistas, sin demasiada suerte. "Si encontrar trabajo está mal para todo el mundo imagina cómo está para alguien que ha estado preso", lamenta Ricardi.

Su rutina diaria se ve enturbiada cada 15 días por la visita obligada a Cádiz, donde tiene que 'fichar'.

Ricardi permanece a la espera de que el Tribunal Supremo dé a conocer el fallo adoptado el pasado día 7 de este mes, respecto a la revisión de su condena, y lo declare inocente del delito imputado. Actualmente se encuentra en régimen de tercer grado.

Pese a la larga espera de una resolución que legalmente lo considere inocente y todo lo sufrido hasta el momento, Ricardi no se muestra especialmente rencoroso. "Sigo creyendo en la justicia, pero en una justicia bien hecha, sin errores. Hasta que no salga el fallo que me declare inocente no voy a ser completamente feliz".

Cada mes, Rafael Ricardi sobrevive con un sueldo de 421 euros de paro carcelario, una cantidad insuficiente para alguien que tiene que mantener una familia. Por ello, reivindica una cantidad que le permita salir adelante. "Pido a las autoridades y al alcalde de la ciudad que, hasta que se resuelva mi situación, me den una ayuda económica. Sólo quiero que se me pague lo que sea justo para poder vivir el resto de mi vida tranquilamente", reclama Ricardi, que no ha recibido ningún tipo de disculpas -en persona- por parte de las autoridades políticas o fiscales desde su salida de la cárcel.

"Nadie se ha disculpado, pero ya no quiero disculpas, sólo quiero que se me declare inocente". Tan sólo Evangelina Naranjo, antigua consejera de Justicia, reconoció públicamente el "lamentable error" y pidió disculpas el pasado año.

Afortunadamente, hay lugar para la esperanza en el horizonte de Rafael Ricardi. Hace meses conoció a Tamara, una mujer de Rota con la que ha rehecho su vida y que se encuentra embarazada de cuatro meses.

Ricardi se emociona al hablar de su futura paternidad. "Es lo más grande que me ha pasado desde que regresé. Después de tantos años encarcelado conocer a una compañera y encima poder tener un niño de ella es algo muy bonito. Es lo más grande que tengo junto con mis otros niños".

Ricardi vive actualmente con su pareja -y uno de los hijos de ésta- siendo una persona muy popular entre los vecinos del barrio. Cada día, éstos le dan muestras de afecto, un cariño que Ricardi agradece abiertamente. "Me acogieron con los brazos abiertos y se interesaron mucho por mí" , declara.

En El Puerto son pocos los que no conocen el caso de Rafael Ricardi pero antes eran menos los que lo conocían antes de conocerse el terrible error policial. "Los que me conocen desde pequeño saben que yo no soy capaz de hacer nada de eso, que nunca he hecho daño a nadie. Pero con un juicio tan fuerte como el mío es normal que algunos tengan dudas, la gente desconfía. Ese daño no se va a poder reparar".

Contra las dudas de la opinión pública tuvo que luchar toda su familia, que se cansó de reclamar su inocencia ante la gente y los numerosos medios de comunicación que siguieron el caso.

Ricardi recuerda que su problema lo sufrió toda su familia y, en especial, sus hijas que tuvieron que enfrentarse a los comentarios de sus compañeros de colegio y sus vecinos. Momentos duros que Rafael no quiere recordar. "Lo único que quiero es pasar el tiempo con mi familia, estar tranquilo y poder pagarme una casa en El Puerto, la ciudad donde quiero vivir".

El caso de Rafael Ricardi ha puesto en tela de juicio la eficacia y seguridad del sistema judicial, que ahora tendrá que estudiar cuándo y cómo se cometieron los errores que llevaron al portuense a estar cerca de 13 interminables años en la cárcel.

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