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Andalucía

La respuesta de la Unión Europea al COVID-19

  • La autora, profesora titular de Derecho Internacional de la Universidad de Sevilla, fija la posición que tiene el Consejo Andaluz del Movimiento Europeo sobre la pandemia que amenaza al mundo. Este Movimiento, fundado en 1948, está formado por profesionales de distintas ideologías que pretenden la difusión del ideal europeo y el debate ciudadano. El Consejo Andaluz existe desde 1986.

Viandantes con mascarilla por la calle Asunción de la capital andaluza

Viandantes con mascarilla por la calle Asunción de la capital andaluza / José Ángel García (Sevilla)

Al inicio de la crisis originada por la pandemia del COVID 19 vimos en la UE una gran improvisación, ausencia de coordinación y actuaciones unilaterales que, sin duda alguna, afectaron a la percepción de los ciudadanos sobre la eficacia de la Unión y sobre su capacidad de respuesta.

Cierto es, también, que la trayectoria de la integración de Europa está salpicada de este tipo de peleas de familia. No obstante, la reacción se produjo, aunque de menos a más, cuando los Estados Miembros de la UE palparon en sus carnes la gravedad del problema al que tenían que hacer frente.

En los 70 años transcurridos desde la Declaración Schuman del 9 de mayo, nunca antes Europa se había visto sometida a una crisis de estas dimensiones. Una crisis sin precedentes, de carácter global, que ha paralizado al mundo durante dos meses. 

La salida de esta crisis requiere soluciones comunes que ofrezcan, no solo una garantía sanitaria a todos los europeos, sino también un relanzamiento de la economía real con medidas creíbles, rápidas y eficaces. Algunas ya se han adoptado como, por ejemplo, la supresión temporal del régimen de ayudas de estado o el de compras públicas. Igualmente conviene citar las decisiones del Banco Central Europeo para inyectar liquidez, así como la creación del Fondo de Recuperación dentro del Presupuesto de la UE, decidida en el Consejo Europeo del 23 de abril pasado, encargándole a la Comisión Europea que presente una propuesta en el Consejo Europeo de junio próximo.

Estamos convencidos de que las primeras reacciones insolidarias entre distintos Estados miembros responden al instinto de protección primario que todos tenemos, pero hemos sido testimonios de una rápida respuesta conjunta para, entre otras pautas, reabrir fronteras interiores y permitir la libre circulación de personas y mercancías, esencia del proyecto europeo y ahora indispensables para atajar la pandemia. El cierre de las fronteras impacta muy negativamente en Andalucía, ya que una parte importante de la riqueza que genera nuestro territorio depende de los millones de visitantes del resto de Europa que cada año nos visitan.

En las últimas tres décadas los andaluces nos hemos beneficiado de la pertenencia a la Unión. Nuestra agricultura, nuestro turismo, nuestras empresas industriales o de servicios, la formación de nuestros jóvenes, las infraestructuras que vertebran nuestro territorio no serían las que son sin el apoyo recibido de los otros europeos. Pero también hemos contribuido con nuestros productos, con nuestros recursos, con nuestro talento a hacer de Europa un espacio mejor. No nos resignaremos a la etiqueta de región subsidiada que algunos quieren colocarnos, sino que reivindicaremos nuestro sitio para contribuir desde aquí a nuestro destino común que no es otro que la Unión Europea.

No podemos olvidar que la lucha contra esta pandemia es un reto global, del que sólo podremos salir con respuestas globales. La Unión no debe abandonar su aspiración de trasladar los valores que la sustentan al plano mundial: solidaridad, democracia, respeto de los derechos humanos, pacto verde, economía que trabaja para las personas, multilateralismo en las relaciones internacionales.

De esta crisis sólo saldremos unidos con soluciones comunes a la salida del confinamiento y a la recuperación de la actividad económica. Todas las instituciones europeas, apremiadas muy especialmente por la Comisión con el apoyo decidido del Parlamento, están mostrando la voluntad de salir de esta crisis con solidaridades de hecho, principal fundamento de la UE.

La Unión Europea, en estos momentos, tiene que saber articular medidas que persigan, por un lado, la consecución de sus objetivos estratégicos y, por otro, abordar en común los temas urgentes derivados del COVID19. El Pacto Verde y la Digitalización hay que verlos ahora desde otro ángulo, ya que las emisiones se han reducido considerablemente y hemos avanzado mucho, de una manera práctica, en el plano digital. Además, ahora adquieren mucha importancia la sanidad, la seguridad, las fronteras, las migraciones.

Es el momento de buenas políticas y de medidas que nos permitan hacer frente a una recesión importante de dimensión global. Si antes de esta pandemia era necesario llevar a cabo reformas institucionales de calado para desarrollar el programa de la nueva Comisión Europea, tras esta crisis sanitaria y económica no puede haber tabúes. Europa debe transitar por la vía federal. Nunca hay que desaprovechar las oportunidades que ofrece una crisis. Esta del COVID 19 ha puesto a la Unión Europea frente al espejo de su falta de competencias para resolver los problemas comunes. Ahora los líderes europeos tendrán que ser más audaces, no solo para recuperar el bienestar de los europeos, sino también para demostrar su sentido de pertenencia y su compromiso con la integración de Europa y en esta tarea continuaremos como Consejo Andaluz del Movimiento Europeo..