En frases

Natividad, Mariana y Josefa

  • Podemos ofrece su rostro feminista más combativo en el Día Internacional de la Mujer.

Natividad, 71 años, se me acerca con los ojos llenos de agua. Viste la camiseta malva con un lema que no identifico porque también lleva una pegatina de CCOO y, mientras en el estrado donde acaba de finalizar el mitin de Podemos en Granada un grupo hace canción protesta, ella me cuenta que siempre fue comunista, que desde cría luchó por no ser una mujer sometida. Con ella está su hija, me lo atestigua. Natividad está muy enfadada con Podemos, aunque le ilusiona Podemos. Ayer, cuenta, puso su mitin a la misma hora que mujeres de todo partido y asociación tomaron las calles de Granada. Y a fe que la tomaron. Era una riada de voces y tambores. "Las mujeres tenemos que estar unidas, las de Podemos y todos". Pero lo que más le ha dolido es que ha pedido si le dejaban una de las sillas para descansar su ofuscación un momento. Y le han dicho que no. "Han dicho que no a una mujer trabajadora porque esas sillas eran para los de Podemos".

Y si Natividad no pudo sentarse ayer en la explanada del Palacio de Congresos es porque Podemos consiguió en Granada la mayor afluencia que había tenido en lo que llevamos de corta campaña. 3.000 personas abarrotaron el lugar para escuchar el encendido discurso, también posiblemente el más sentido, el más rabioso, de Teresa Rodríguez, que dijo que "hoy no es el día de la mujer que se baja del coche oficial con el lazo violeta en la solapa de su chaqueta cara". El día de ayer, dijo, era el de las trabajadoras de la dependencia, que cobran cuatro euros a la hora cuando lo cobran -en campaña si cobran, por ejemplo: "que no hagan campaña con el pan de la gente", dijo Rodríguez- y que han visto recortados sus ingresos un 30% por cuidar de nuestros mayores. Natividad, 71 años, por ejemplo, en pie durante todo el discurso.

La candidata de Podemos citó a muchas mujeres más, a las abuelas, que preparan pucheros cada día para dos generaciones, que sin ellas estaríamos perdidos, o las asalariadas, que si vieran "las antiguas, las que lucharon por la igualdad de la mujer y vieran en qué condiciones laborales se encuentran algunas se arrancarían los moños con las manos" porque se celebraba un día que, en palabras de Errejón, era una redundancia "ya que no conozco una mujer que no sea una trabajadora", sin posicionarse sobre las que se bajan del coche oficial.

Rodríguez dedicó el día a la mujer. Los círculos feministas de Podemos prepararon antes del mitin un recorrido por la Granada de las mujeres que sufrieron, por la casa de Mariana Pineda, que se fue al cadalso con la boca callada, lo que recordó en un romance un artista que pareciera sacado de aquella época, o en la plaza de las pasiegas, homenaje a las mujeres que amamantaban a bebés de ricos.

Llegaba la candidata con las pilas puestas porque en el recorrido entre Córdoba y Granada la caravana electoral se detuvo en Benamejí. Desayunó en un bar del pueblo en el que Josefa, una mujer trabajadora, le sirvió café, tostada, salchichón, panceta y tocino. Mujeres de los pueblos, trabajadoras del Día Internacional de la Mujer, trabajadoras de todos los días.

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