La noche anterior a la entrevista, en un restaurante de Granada, este doctor en Ciencias Políticas con cara de niño, madrileño del 83, una de las figuras más mediáticas de Podemos, montó una revolución, a su pesar. Decenas de jóvenes querían una foto con él. Le costó sentarse a cenar.

-Los chavales le rifan para hacerse selfies con usted. ¿Cómo lleva esto de la popularidad?

-Si sólo fuera en campaña... pero invade todos los espacios. Otros lo llevan mejor. Políticamente es hermoso, en lo personal cuesta.

-Le noto cierta prevención con la prensa, digamos, convencional.

-No, en absoluto. No creo que haya un partido que se exponga a los medios convencionales, como usted dice, más que Podemos. También pienso que Podemos ha sido tratado con un rasero que no es el habitual.

-¿Lo dice por su caso en la UMA?

-Ahí no han sido los medios. Irónicamente, dije que sospechaba que este caso, que llevaba tanto tiempo en el aire, se iba a desbloquear en campaña, aunque no esperaba que fuera a ser el primer día. Quiero pensar que ha sido una casualidad.

-Aunque usted no fuera a trabajar, dice que el trabajo se hizo.

-Nadie ha dicho nada sobre el contenido del trabajo.

-Bien, ¿y qué decía el trabajo?

-Consistía en un encargo multidisciplinar, un diagnóstico del mercado de la vivienda en el que a mí me correspondía realizar una tarea comparativa.

-¿Qué conclusiones sacó?

-Salimos mal parados en comparación con Europa. Ha existido una legislación basada en el ladrillo que hacía de la vivienda no un bien de uso, sino un bien de cambio, con las repercusiones sociales que todos conocemos.

-Hacen mucho hincapié en campaña en los mayores.

-Históricamente, siempre que hay un cambio político anidan menos reticencias en los más jóvenes y en las zonas urbanas. Los mayores exigen más garantías para el cambio. Hasta los 55 años, según las encuestas, somos la primera fuerza política; a partir de los 55, tenemos más dificultades.

-Y el miedo, hablan mucho del miedo, del fin del miedo.

-Cuando los actores poderosos detectan el cambio, cuando las élites dominantes no pueden seducir, asustan, apelan al miedo. Y no se debe votar con miedo, el voto no es ninguna herencia.

-Cuando ustedes hablan del fin del régimen del 78 puede asustar un poco.

-¿Por qué? Nos encontramos ante el final de un ciclo político, en la crisis de un régimen, que no decimos que no haya sido democrático, sino que está agotado. Esto no quiere decir que vayamos a tirar todo desde los cimientos. Se han hecho cosas buenas, pero nada dura para siempre. Esto es normal en democracias maduras.

-Decía que el voto no se hereda, pero lo que es seguro es que, si gobiernan, heredarán la deuda. Y las deudas se pagan, ¿no?

-El rey está desnudo. Nos dijeron que los recortes eran para pagar la deuda cuando nuestra deuda era el 80% del PIB y, tras los recortes, nuestra deuda es del cien por cien del PIB. ¿Qué deuda hemos pagado? Claro que hay que pagar las deudas, pero hay que detener esta espiral diabólica.

-En economía hay más variables. Ahora somos más fiables.

-Sí, nos prestan más barato, vale, pero no podemos dejar de pedir dinero porque recaudamos menos y recaudamos menos porque hemos realizado una devaluación a través de los salarios de los trabajadores, que tienen menos poder adquisitivo y, por tanto, influye en todo el consumo, en el resto de la economía. Si crecemos más, generamos más ingresos y tenemos más posibilidades de pagar la deuda. Y para pagar la deuda lo primero es decir, a ver, déjeme ver la cuenta, cómo ha sido todo, y luego reestructurar los plazos, renegociar intereses. Una economía asfixiada no está en condiciones de pagar la deuda.

-A Grecia no le han dejado hacer nada de eso.

-Ya veremos. Y Grecia no es España. Toda negociación se basa en un equilibrio de fuerzas. Grecia sólo es un 2% de la economía europea. Con España no se atreverían a lanzar las amenazas que han lanzado a Grecia. Estamos ante un colapso político europeo. Quizá la salida tenga que pasar por europeizar la deuda. Es una deuda de todos, de todo un modelo que ha puesto en peligro la Europa del bienestar.

-Son críticos con la Andalucía subsidiada, con el PER.

-No somos críticos con los subsidios. Los subsidios son una forma muy meridional del estado del bienestar y son imprescindibles en situaciones de emergencia social. Hemos propuesto una ley de emergencia habitacional que impida más desahucios. Y se debería recoger como un derecho, no como dádiva. En lo que todo el mundo estará de acuerdo es que el subsidio no es un fin en sí mismo y que lo deseable sería que la gente no tuviera que vivir de un subsidio. Para ello sería necesario un cambio por completo de modelo productivo en general y, ya que se refiere al PER, en el mundo rural en particular.

-Es madrileño y ahora se ha sumergido en Andalucía para diseñar la campaña. ¿Cómo la observa?.

-Es una cultura política totalmente distinta. Y que hay muchas Andalucías, mucho más allá de la división occidental y oriental, y que cada una de ellas necesita de sus propias fórmulas.

-No viene Monedero por aquí.

-¿No viene ? Sí viene, creo.

-No lo anuncian. ¿Lo ocultan?

-Claro que no lo ocultamos. Trabaja en tareas de programa, donde se encuentra más cómodo.