Huelva

El final de una pesadilla tras más de un mes de interminable espera para las temporeras

  • Desde mediados de mayo hay mujeres sin trabajo pendientes de un acuerdo que no llegaba

Las temporeras, durante un reportaje en el que contaron su experiencia para Huelva Información.

Las temporeras, durante un reportaje en el que contaron su experiencia para Huelva Información. / H. I. (Huelva)

Más de un mes alejadas de sus casas, de sus familias, pegadas al teléfono y sin saber qué va a ser de ellas. Es la pesadilla de la que despiertan más de 7.100 mujeres marroquíes que permanecen atrapadas en la provincia de Huelva por los efectos de la pandemia. Los llantos al teléfono serán pronto abrazos con sus seres queridos. En los próximos días comenzará el camino de vuelta a sus hogares.

La mayor parte de ellas son repetidoras, veteranas de la campaña de la fresa que conocen perfectamente un proceso que repiten anualmente. Llegan a primeros de año (en muchos casos a las mismas explotaciones), suman entre cuatro y cinco meses de trabajo con unos salarios muy superiores a lo que podrían ganar en Marruecos en todo el año, ahorran y envían el dinero a sus hogares en su país. Es una forma de vida para miles de familias marroquíes.

Habitualmente, tres días después de terminar la campaña suelen hacer el camino de vuelta. Se montan en un autobús, llegan a los puertos de salida que habitualmente suelen estar en el Estrecho y vuelta a su casa.

La pandemia del Covid-19 lo cambió todo, como a todos. El cierre de fronteras las cogió en plena faena, en un sector que no se detuvo por ser esencial y que pudo responder a las demandas gracias a su mano de obra. Mientras hubo trabajo, la realidad de las temporeras no fue diferente de la cualquier otro ciudadano que iba del tajo al confinamiento y vuelta a empezar en la rutina diaria.

Mientras la sociedad iniciaba la desescalada, vieron cómo su país les cerraba las puertas

Con el final de la campaña llegó el verdadero encierro de las temporeras. No en sus casas porque la desescalada les permitió salir como a cualquier ciudadano, sino en un país extranjero mientras el suyo les cerró las puertas por miedo al contagio de coronavirus.

Han sido semanas de espera, de interminable incertidumbre pendientes de una negociación entre las autoridades españolas, las de Marruecos y los representantes del sector de los frutos rojos de Huelva. No ha sido nada fácil, pero en los próximos días esperan 7.100 reencuentros.

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