Economía

El 'capital-cogollo' y su minuto de gloria

La jerga financiera es un auténtico laberinto para el diletante (y no digamos ya para el lector casual) donde un término, core capital, vive hoy su minuto de gloria. Core en inglés significa "corazón, núcleo, cogollo". Se trata, por tanto, del capital pata negra con que cuentan los bancos y cajas para acreditar su solvencia. El coeficiente de solvencia, a su vez, es un concepto aún más amplio con tres patas, los tiers 1, 2 y 3, que agrupan determinados tipos de capital en función de su naturaleza y de las condiciones con que una entidad puede disponer de ellos.

El core capital es el tier-1, la crema, "el capital de mayor calidad, el procedente de todos los inversores que están dispuestos a perder su dinero", explica un experto. La fórmula para obtener el porcentaje (del 6% en las pruebas de estrés realizadas a la banca el pasado julio; del 8% como mínimo a partir de ahora) se obtiene dividiendo la suma del capital, las reservas y, con la irrupción de Basilea III, las acciones preferentes y las cuotas participativas entre los activos ponderados por riesgo.

Matiz: la ministra de Economía, Elena Salgado, advertía el lunes que el listón del capital-cogollo se situará en el 8%... para la banca. Las cajas todavía ignoran a qué exigencia se enfrentarán, aunque en cualquier caso será mayor y podría sumarle al porcentaje bancario al menos medio punto. Para evitar perder su condición, tendrán que captar recursos en los mercados. El problema es que su producto -las preferentes/participativas- no convence en absoluto a los inversores. Una buena prueba: Banca Cívica, el SIP que incluye a Cajasol, prevé colocar 175 millones de euros, ampliables a 200, en preferentes a un tipo de interés del 8,65%. Fuentes del sector afirman sin pestañear que ese precio es "demasiado alto y demasiado poco atractivo para las propias cajas".

Otro experto confirma los temores de las cajas, que son también el deseo de la banca: casi todas "se acabarán bancalizando", aunque habrá "al menos un par que intentarán conservar su estatus". ¿Cuáles? Quizás La Caixa, cuyo silencio no es un síntoma de parálisis sino de reflexión. Fainé sólo accionará el botón rojo cuando tenga clarísimo el mejor movimiento posible. Quizás, por qué no, Unicaja, que "podría intentar comprar el Banco Europeo de Fianzas (BEF)", propiedad de las cajas andaluzas, sin perder esa naturaleza jurídica ya en peligro de extinción.

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