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Olmert dimitirá en septiembre

  • El primer ministro israelí justifica su renuncia por la actual investigación por corrupción · Abandonará el cargo cuando su partido elija en primarias a su sucesor

Acosado por un escándalo de corrupción, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, anunció ayer que no concurrirá a las primarias de su partido Kadima en septiembre y abandonará el Gobierno tras esos comicios. "He decidido que no concurriré a las primarias del movimiento Kadima ni intervendré en esas elecciones", aseguró Olmert ayer en un solemne discurso en su residencia oficial en Jerusalén.

Olmert precisó que cuando Kadima elija un nuevo presidente renunciará como primer ministro "para permitirles poner en pie un nuevo Gobierno de manera rápida y efectiva".

El primer ministro justificó su renuncia por la actual investigación por cohecho en su contra por haber presuntamente recibido sobres llenos de dinero de un empresario estadounidense en anteriores cargos públicos, aunque matizó que en el futuro probará su inocencia y su nombre quedará limpio de sospecha.

"Investigar es el deber de la policía y el de la fiscalía instruir a la policía. El primer ministro no está por encima de la ley, pero tampoco por debajo", dijo crispado.

Desde que este escándalo salió a la luz el pasado mayo, Olmert ha sido atacado por todos los frentes, incluido el interno.

Tanto miembros de su partido -como la titular de Exteriores, Tzipi Livni, como sus socios de Gobierno, principalmente el laborista, le forzaron a elegir entre elecciones anticipadas o primarias.

Consciente de que el Likud de Benjamín Netanyahu es el gran favorito de unos eventuales comicios anticipados, Olmert optó por las primarias, pero su imagen estaba ya tan dañada que su decisión de ayer no ha sorprendido.

Además, Olmert lanzó varios dardos a quienes le dieron la espalda en los momentos difíciles. "Desde el primer día en mi oficina fui forzado a esquivar ataques maliciosos, incluso cuando trataba decisiones de peso que afectan a la seguridad y la existencia de Israel", dijo en alusión a las críticas a su gestión del conflicto con la milicia libanesa Hezbolá.

Las investigaciones por corrupción sobre sus anteriores cargos como alcalde de Jerusalén y ministro de Industria contribuyeron a cavar su tumba política al crear una imagen de líder corrupto dispuesto a todo mantenerse en el cargo.

Una encuesta del canal 10 de la televisión israelí difundida tras la renuncia muestra que un 77% de los israelíes está descontento con Olmert al frente del Ejecutivo.

Ahora, la principal incógnita es la influencia que el anuncio tendrá en las negociaciones de paz que Israel mantiene en paralelo con Siria y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

En este sentido, Olmert subrayó ayer que en los meses que le quedan en el cargo seguirá trabajando para alcanzar una paz que ve "más cerca que nunca".

Su más probable sucesora, Livni, manifestó su apuesta por el diálogo con los palestinos y lidera el equipo negociador que trata de cerrar un acuerdo de paz antes de que acabe 2008.

El segundo candidato más popular del Kadima, el viceprimer ministro, Shaul Mofaz, se ha distinguido últimamente por declaraciones de línea dura.

Mofaz, quien se apresuró a aplaudir el anuncio de Olmert, desencadenó una tormenta política en junio al considerar "inevitable" un ataque israelí a Irán si Teherán mantiene su programa nuclear.

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