Carrera a la casa blanca

McCain alcanza la 'cifra mágica' y agradece el "duelo demócrata"

  • El senador por Arizona gana las primarias de Ohio, Texas, Vermont y Rhode Island y consigue los 1.191 delegados necesarios para proclamarse candidato republicano

El primer intento de John McCain por entrar en el último tramo de la carrera hacia la Casa Blanca tropezó en 2000 con George W. Bush. Este martes, ocho años más tarde, el senador por Arizona dio un paso de gigante hacia la sucesión de su ex rival en el Partido Republicano.

Y esto a pesar de que hace apenas un par de meses nadie habría apostado un dólar por que las ambiciones presidenciales de McCain llegaran a buen puerto. Sus arcas electorales estaban hundidas, el senador llevaba su propio equipaje y muchos de sus colaboradores trabajaban a cambio de un "muchas gracias".

En el seno de su propio partido, además, el ala más conservadora lo veía con recelo por su postura ante la inmigración y la tortura, y no fueron pocos quienes consideraron que, a sus 71 años, era sencillamente demasiado mayor.

Pocas veces durante la campaña se vio al veterano de Vietnam tan radiante y excitado como en el acto que ofreció la noche del martes ante una afición desatada. Un cartel con el número 1.191 presidía con grandes caracteres el acto: la cantidad de delegados necesaria para alcanzar la candidatura del partido. Desde el martes, esa barrera ha quedado atrás para McCain. "Gracias, gracias, gracias, gracias, Ohio, Texas, Vermont y Rhode", dijo a sus seguidores, "por un triunfo que para algunos incrédulos fue alguna vez improbable".

Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos respaldó ayer la candidatura presidencial del senador por Arizona, a quien describió como un hombre "de carácter firme y perseverante".

"John mostró una valentía increíble, carácter firme y perseverancia para llegar a este momento y eso es exactamente lo que necesitamos en un presidente, alguien que pueda hacer frente a decisiones difíciles y que no tiemble ante el peligro", dijo Bush.

Para algunos analistas, ni su pasado como héroe de guerra ni sus propios méritos bastan para explicar el triunfo de McCain.

Con todo, McCain no puede contar todavía con un partido unido por su candidatura. Que la derecha más conservadora y religiosa de los republicanos sigue viendo con escepticismo a McCain queda demostrado por el hecho de que Huckabee siguiera contando el martes con un buen caudal de votos, a pesar de que sus posibilidades de encaminar su ambición presidencial fuesen ya nulas y se retirase unas horas más tarde.

McCain adelantó en su discurso que hará "todo para unir el partido" y se mostró "muy honrado" por el reciente apoyo a su candidatura del prestigioso religioso John Hagee, el mismo que pronosticara en un libro que Ejércitos rusos y árabes asaltarían Israel y serían exterminados por Dios.

Los estrategas republicanos cuentan también con una ayuda involuntaria desde un sector inesperado: el demócrata. El duelo cada vez más intenso entre Hillary Clinton y Barack Obama, que parece eternizarse, es contemplado como un "regalo divino" en las filas republicanas, como describió Time.

El mensaje electoral de la ex primera dama sobre la incapacidad del senador negro para tomar las riendas del Estado "es música en nuestros oídos", según el consejero republicano Scott Reed. En los anuncios televisivos de la senadora por Nueva York "sólo falta que incluyamos nuestros créditos: deberían ser pagados por el Partido Republicano".

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