Sociedad

La ayuda empieza a llegar a Myanmar pese a las trabas de la Junta Militar

  • El Gobierno español se suma a las presiones para forzar el apoyo internacional · El secretario general de Naciones Unidas intenta convencer a los generales birmanos para abrir el país a los cooperantes

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La Junta Militar birmana y, más concretamente sus restricciones a la entrada de ayuda extranjera tras el paso del ciclón Nargis, comienzan a dar señales de apertura. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas y la Cruz Roja comenzaron ayer sus envíos a Myanmar, para socorrer a los damnificados de una tragedia de la que siguen sin conocerse a ciencia cierta el número de víctimas mortales. Pese a que la cifra oficial se mantenía ayer en 23.000 fallecidos, algunas fuentes multiplican estas estimaciones e incluso hablan de 100.000 personas muertas.

Millón y medio de birmanos esperan la ayuda humanitaria en un país arrasado, donde la energía y los suministros siguen siendo precarios y los alimentos han subido de precio. La organización humanitaria Save the Children estima que alrededor del 40% de los desaparecidos y muertos son niños, si bien las cifras podrían ser "mucho mayores" que las aportadas por las autoridades, según el director de los programas de la agencia en Myanmar, Andrew Kirkwood.

La Junta Militar que gobierna el país mantiene su férreo control a las entradas extranjeras, por lo que Amnistía Internacional exigióayer la apertura de las fronteras en beneficio de los ciudadanos. A juicio del investigador sobre el país asiático de la organización, Benjamin Zawacki, "la excesiva duración y complejidad de los trámites burocráticos oficiales para la concesión de visados está costando vidas". A estas quejas también se sumó España, que en boca del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se mostró partidaria de forzar la llegada del apoyo sin esperar a la autorización oficial, algo ya pedido por Francia. De hecho, hasta ayer el PMA y la Cruz Roja no pudieron iniciar su despliegue aéreo. El portavoz del PMA en Bangkok, Paul Risley, detalló el aterrizaje de un transporte con siete toneladas de galletas energéticas y de un vuelo de Naciones Unidas llegado desde Italia a Rangún con agua, láminas de plástico, material médico y otros equipamientos. Por su parte, la Cruz Roja anunció el aterrizaje de un avión con seis toneladas de materiales para construir refugios, mientras Unicef solicitó ayer 5,32 millones de euros para su operación de emergencia. Anoche estaba previsto el despegue desde Torrejón de Ardoz, hacia Bangkok, de un avión con 13 toneladas de ayuda española para los afectados por el paso del ciclón.

El Gobierno de Myanmar también habría dado su permiso al Ejército estadounidense para participar en el suministro de ayuda, según el comandante supremo del Ejército, Boonsrang Niumpradit. Una decisión que supone una tregua en las habituales reticencias de las autoridades de la antigua Birmania hacia Washington. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, está intentando conversar directamente con el máximo dirigente de la junta militar, general Than Shwe, aunque no hay nada previsto aún. "Estoy intentando contactar con el general Than Shwe para instarle a que permita que los cooperantes entreguen esta urgente ayuda alimentaria con un sentido de gran urgencia", declaró Ban Ki Moon.

La Organización Meteorológica Mundial lamentó el martes que la situación podría haberse previsto si la zona contase con la tecnología necesaria. Ayer, Lixon Avila, presidente del Comité sobre ciclones tropicales de la Asociación Meteorológica Americana, afirmó en Madrid que "sí se conocía" la intensidad del Nargis y lamentó que "el mundo entero" sabía que el ciclón iba a llegar.

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