Bienal de Flamenco

La Bienal llega a su fin avalada por el público y marcada por Mario Maya

  • Para los intérpretes, la pérdida del bailaor y coreógrafo granadino ha condicionado sus recuerdos de una edición en la que Ruven Afanador y los artistas más jóvenes aportaron su mirada renovadora

Unas intrusas rachas de viento zarandearon los últimos días de la XV edición de la Bienal de Flamenco . Aire que barría las últimas huellas del encuentro grande del flamenco a nivel internacional. Aire, en fin, que no pudieron padecer ni disfrutar muchos de los artistas participantes en el programa oficial de las galas. Normal. Los compromisos laborales y familiares los alejaban de Sevilla o los sumían en interminables horas de trabajo en sus estudios. Por eso muchos se sonrojaron cuando se les preguntó por su opinión de la fiesta. Por eso y porque no se consideran jueces autorizados para decir, con libertad, esto o aquello que sobra o que falta en la Bienal. “La Bienal –dicen– la hace el público”. Parecen olvidar que artistas y aficionados firmaron un pacto de vida al principio de los tiempos, en los albores de las artes. Si uno muere el otro también. Si uno vive el otro también.

El guitarrista Manolo Sanlúcar es uno de los participantes al que le salen los colores al confesar: “Sinceramente, no he estado muy pendiente de la Bienal porque me he metido de lleno en el trabajo pues me ha coincidido con una época de muchas composiciones y ensayos. Vamos, estoy loco perdido trabajando”. El concertista, cuyo homenaje abrió el encuentro el pasado 10 de septiembre, reconoce que esta cita ha sido “muy especial” por “todo ese precioso acto que organizó mi hermano Isidro”. Sin embargo, reconoce que hasta en eso ha estado “desvinculado”. “Yo no elegí nada de nada, ni lo que toqué”, reía el guitarrista, que también presentó el espectáculo Baldomero Ressendi.  

A Rafaela Carrasco le pasa otro tanto de lo mismo. La bailaora había regresado a Madrid apenas estrenó su propuesta pero se apresuró a volver “para ver a Rocío Molina”. De su experiencia en la Bienal, la artista se queda “con lo bien que nos ha tratado la organización y con el cariño del público que durante dos días nos lo ha demostrado en el teatro”, se congratuló.

“Es que el gran éxito de la Bienal reside en el público, sobre todo, en la cantidad de público extranjero que atrae este encuentro”, apoyó el maestro Sanlúcar, que advierte que “muchos festivales a nivel internacional y de todo tipo de músicas están desapareciendo”, así que “tenemos que estar orgullosos de este momento del flamenco que, por contra, no hace más que crecer”.

La bailaora Isabel Bayón no puede estar más de acuerdo con el éxito contundente de público pero sí siente que “en otros festivales el contacto entre los artistas es mucho mayor”. “Quizás es por Sevilla, en general, que es más grande y tiene que ser difícil montar un sitio así, pero yo me refiero a un lugar, un centro, donde los artistas podamos reunirnos, comer juntos... No sé, me apetecería ese contacto”, anheló. El bailaor Javier Barón no lo considera mala idea pero el sevillano considera más preocupante “el tema de la duración del festival. Son demasiados días, de manera que perjudica al público que viene de fuera que no puede ver todo lo que se hace”, además, “de los horarios pues muchas veces se contraprograma o casi hay cosas a dos horas muy parecidas”.

Barón, aunque alabó el trabajo de dirección y muchas de las actividades que se forman alrededor de la Bienal, no logra entender “por qué es casi obligado estrenar algo”. “Un estreno es algo muy costoso y luego ese espectáculo tú eres quien lo tiene que mover y girar sin ningún apoyo”. Su compañero Israel Galván viene a decir lo mismo cuando se queja de que “se destina un presupuesto para espectáculos efímeros, de una sola vez, cuando creo que se podría ayudar a los estrenos que hacen las compañías para la Bienal y que luego tienen que girar solos”.

El cantaor Diego Carrasco apuesta por una bienal “más libre”. “A ver, me parece maravilloso el trabajo de Domingo González y del alcalde pero para vivir la Bienal bien y disfrutar hay que ignorar a los críticos-espantapájaros jueces de nada porque al flamenco no se le puede meter en una jaula”. Tanto el jerezano, como la cantaora Esperanza Fernández destacaron la labor de apertura a los jóvenes, “es una de las líneas que me han gustado más de esta edición”, además de la exposición de Ruven Afanador, “una maravilla”, dijo la sevillana al igual que Israel Galván, que destacó las propuestas de Marco Vargas & Chloe Brule, mientras que Carrasco alababa al sevillano. “Israel es un monstruo”.   

Pero si un hecho ha marcado de manera definitiva la XV edición de la Bienal sevillana es “la muerte del maestro Mario Maya”. Todos los artistas entrevistados consideraron esta tremenda pérdida en el flamenco como “una especie de velo triste que ha cubierto la Bienal”, se lamentó Diego Carrasco, entre otras conmiseraciones de boca de los participantes de una cita que se despide hoy con un réquiem que Morente ha compuesto para el bailaor granadino.

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