Soníos del arpa negra | Crítica

Un nuevo instrumento jondo

Ana Crismán y su arpa, ayer, en el Patio de la Montería del Alcázar.

Ana Crismán y su arpa, ayer, en el Patio de la Montería del Alcázar. / José Angel García

Ana Crismán ha llevado a cabo una labor ingente en dos sentidos, principalmente. Por un lado ha adaptado todas las técnicas de la guitarra jonda a este nuevo instrumento, nuevo en el mundo de lo jondo, quiero decir. Escuchamos trémolos, rasgueados, ligados ... por supuesto, arpegios. ¡Incluso golpes en la tapa! Ha estudiado las técnicas de la sonanta flamenca y las ha adaptado, sorprendentemente, al arpa. Por otro lado ha llevado a cabo, sobre todo en la primera parte del concierto, una inmensa labor de trascripción de las falsetas clásicas del flamenco. Sin dejar atrás una sola nota, una sola rueda armónica. No obstante esta labor, el arpa no se oculta tras la guitarra, sigue siendo un instrumento con una voz propia, sobre todo con un timbre característico que se pone ahora al servicio del arte jondo.

En la segunda parte de este concierto nos dio una muestra de la versatilidad del instrumento, y de la instrumentista, acompañando al cante y presentando un puñado de composiciones propias. Entre estas piezas de cante, se incluyó una adaptación de la Rima VII de Bécquer, poeta que, por tercera vez, suena en este año de su aniversario en la Bienal. Un poema, por tientos, en las voces de Rosario Heredia y Rosa Gómez, que tiene por protagonista ... un arpa. Esta segunda parte del recital tuvo otra invitada de excepción: La Macanita.

La intérprete y compositora jerezana al inicio de su espectáculo. La intérprete y compositora jerezana al inicio de su espectáculo.

La intérprete y compositora jerezana al inicio de su espectáculo. / José Angel García

De esta manera, ha nacido un nuevo instrumento flamenco que, todavía, está íntimamente vinculado al toque de guitarra, pero que poco a poco empieza a dar sus primeros pasos. Tampoco debemos olvidar el precedente del arpa barroca de Christina Pluhar, respecto al repertorio de la música preflamenca. Confiamos que, en breve, el arpa jonda alcance la mayoría de edad de la que gozan hoy instrumentos como el piano o la flauta flamencos, protagonistas, entre otros, de aquella segunda revolución instrumental flamenca que se dio en los 80 y 90 del siglo XX. Porque antes de eso, ya a principios del siglo XX, Reina, Adela López, La Argentinita, Emilia de Beníto, Angelillo, Marchena y otros muchos cantaron con un acompañamiento instrumental diferente de la guitarra. Tampoco debemos olvidar al Negro Aquilino, El Negro Beltrán, Fernando Vílchez, Rafael de la Unión y otros instrumentistas jondos, no guitarristas, de la época de la II República.

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