perversiones gastronómicas

Gastrológico, innovación gastronómica y soberanía alimentaria

Gastrológico.

Gastrológico. / J. B.

GastrológicoCalle Parlamento, esquina a calle Sociedad. Cádiz

Gastrológico es una original iniciativa que nace de la ilusión de volver. La literatura del exilio y el destierro ha generado toda una épica que tiene en los migrantes anónimos un ejemplo de supervivencia, de ilusión por un mundo mejor y de recuerdos.

El síndrome de Ulises de un viajero gastronómico tiene un componente nostálgico porque Cádiz lleva décadas expulsando a sus jóvenes. Una ciudad que no retiene el talento y que no es capaz de diseñar un plan de retorno está condenada a empobrecerse. Envejecida, aislada, despoblada y nadie pensando en su futuro.

Por eso, cuando alguien consigue el reto de regresar hay que darle la bienvenida como al hijo pródigo. Si además, lo hace emprendiendo para generar actividad económica y aportar valor, entonces hay que ayudarle y agradecerle su gesto.

Pablo Mariñas (Cádiz, 1982) es un cocinero que se formó en la Escuela de Hostelería de Cádiz y se ha desarrollado como profesional fuera de nuestra ciudad durante 20 años formando parte de grandes empresas y de prestigiosos hoteles y restaurantes de autor de toda España. Una larga trayectoria en la que ha acumulado experiencia y una gran responsabilidad.

Un día, ilusionado con la idea de volver, encuentra en el camino a su mejor compañera: su madre, Eulalia Robles, que además de cocinera es profesora y Doctora en Historia con una original Tesis doctoral sobre la "Evolución de los menús entre los siglos XIX al XX" dirigida por el catedrático en Historia Contemporánea Alberto Ramos Santana. Juntos han puesto en marcha Gastrológico, un singular establecimiento que no es un restaurante. Se trata de un espacio privado en el que se desarrollan diferentes actividades relacionadas con la gastronomía como talleres de cocina, showcookings, presentaciones de productos, teambuilding para empresas o grupos de trabajo. Un espacio vivo, dinámico y abierto que atiende todo tipo de peticiones, ideas y sugerencias.

Las instalaciones están situadas en una zona muy bien pensada. En Puerta Tierra, frente al Colegio San Felipe Neri, en la cercana calle Parlamento. Se trata de un gran taller de sabores estilosamente decorado con varios espacios para todo tipo de actividades. Pablo es un cocinero sensible, muy creativo y de gran personalidad. Especialmente capacitado para comunicar y plantear ideas originales en la cocina.

La capacidad de experimentar y de emprender no siempre van unidas en los cocineros. Sin embargo, estamos ante un ejemplo magnífico que aúna todos los perfiles gastronómicos. Madre e hijo hacen un buen equipo y se encargan de todo en el local. Reciben a los clientes, distribuyen las mesas, sirven, van a hacer la compra y crean los talleres.

Los cursos de cocina permiten a los clientes tocar, elaborar y comerse sus propios platos pero también se puede optar por los showcooking en los que el comensal observa la cocina en vivo de Pablo para después compartirlo en mesas de grupo o más individuales.

La zona de la cocina la preside un impactante mural del grafitero malagueño Lalone y representa una escena inspirada en Caravaggio de tonos ocres que le aportan mucha calidez a la estancia. La imagen corporativa es de Ideólogos y el local es luminoso, pulcro y ordenado.

De momento, el taller con más demanda es el de arroces aunque Mariñas se atreve con todo porque también es repostero y un amante del chocolate. Tienen todo tipo de clientes ya que este tipo de establecimientos son tendencia. Grupos de amigos, turistas, empresas y cualquier aficionado o enamorado de la cocina que quiera aprender o compartir experiencias culinarias.

El lema de Pablo es el de "No hay cosa más sana que hacer lo que a uno le da la gana" lo que denota una gran libertad creativa absolutamente necesaria para cocinar. Es una familia hospitalaria y que te hace sentir como en tu casa: "La gente entra dándote la mano y sale con un abrazo".

La actual parrilla televisiva ha contribuido en buena medida a mejorar el conocimiento culinario de los espectadores. Pero este boom crea fachadas ficticias porque cocinar es un oficio digno al que Mariñas le incorpora disciplina y sacrificio. Ver trabajar en vivo a un gran Chef ayudará a comprender más la función social de los cocineros. Gastrológico es un magnífico proyecto gastronómico social y cultural porque permite visibilizar el retorno de capital humano a una ciudad muy necesitada. Es un ejemplo de innovación gastronómica y, a la vez, de solidaridad intergeneracional entre madre e hijo, entre el profesional y el conocimiento. Y por último, está impugnando otros modelos de consumo alimenticios por lo que se convierte en un ejercicio de soberanía gastronómica frente al mundo.

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