Ya lo decían "los acuarela" en brazos del Falla, "qué bonita es Cádiz por la tarde, como acuarelita recién pintá". Tras los bravos oleajes del coronavirus llega a las costas gaditanas la calma de su clima estival. La tacita de plata guarda con recelo, entre vientos de levante y su barrio de la Viña, una Alameda que baila al son de la arboleda y deleita a sus viandantes con la esencia culinaria de La Terraza.
Este local de moda está curtido de la sapiencia de Ultramar&Nos, mítico templo gastronómico cerca de la Plaza de la Mina y que, desde 2015, regala el sabor inconfundible santo y seña de los hermanos Jose Luis y Tomás Ruibal y el chef Pancho Jiménez. Modernidad a raudales y pasión en cada fogón que regala manjares inigualables.
Los hermanos Ruibal han apretado los dientes durante estos interminables meses para seguir ofreciendo a su fiel clientela la esencia más pura de su cocina. Por ello, el sudor y las lágrimas han dado el fruto de un oasis en plena Alameda gaditana. Vistas idílicas de la Bahía y rincones con encanto en La Terraza, el nuevo local de Garum Consulting que ofrece a sus comensales la verdad absoluta de esta tierra de arte y sabor en una de las zonas con más historia de la ciudad del carnaval.
Sin perder la esencia tradicional, La Terraza obsequia con un punto de vista diferente, un nuevo aderezo a las maravillas gastronómicas que ya ofrece la provincia de Cádiz. Brisa marinera que pasa a segundo plano ante los hipnóticos aromas que se desprenden de los platos recogidos en una carta que ha querido respetar los éxitos que han erigido Ultramar&Nos como uno de los establecimientos con más presencia en el panorama gastronómico de la ciudad.
Una terraza perfecta para disfrutar del clima gaditano.
Los curiosos paladares o las personas que busquen con empeño disfrutar de la vida, podrán complacerse de este rincón para almuerzos a la compañía del Lorenzo, el frescor de las buenas sobremesas o una cena iluminada por esa luna de la que tanto hablan los poetas en febrero.
Mesa y mantel inmaculados para que los peregrinos que decidan dejarse sorprender estén tranquilos ante el temido enemigo que ha sacudido la vida de todos. Aquí se viene a comer tranquilo porque las cosas están bien hechas, al milímetro diría un servidor, con el único propósito de centrar todos los sentidos en lo que verdaderamente importa.
Algo más de diez platos, ¿para qué más?, de nada sirve lo abundante si carece de sentido. Se hace la boca orilla con las croquetas de puchero, los chicharrones de Cádiz, el hummus en pan de pita o el salmorejo con queso payoyo. Cambia la marea con los gambones a la parrilla, el atún con verduras salteadas o la ventresca. Para los de secano, pueden saludar desde tierra a las costillas de cerdo asadas, el pollo hindú con arroz salvaje o la hamburguesa de las terneras que pasean por Tarifa. Por último, la mar salada se quita con un tiramisú casero que quita el sentido. Todo bañado con los mejores e inconfundibles vinos de la tierra.
Hamburguesa de ternera de retinto
Es lo que tiene Cádiz y su espíritu, ese del que habló Tino Tovar cuando dijo aquello de "es mejor morir sin verte que vivir para siempre y no tenerte". Al menos, aquellos que no sepan de lo que va este sentimiento, tienen La Terraza para hacerse una idea de cómo se ha de vivir a los pies de la tacita de plata.
Teléfono. 856 070 894
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