La Mairena de la posguerra tenía un referente cultural predominante. En el corazón de los Alcores destacaban las lecciones de una joven maestra nacional, la Señorita Esquivel. Esta oriunda de Ubrique llega en 1934 para quedarse, ejemplarizar con la educación escolar y fomentar la cultura local. Ahora, cuando en unos días tendrá lugar la efemérides del 75 aniversario del inicio de la Guerra Civil española, su descendencia toma el testigo cultural del municipio, con la inauguración de una librería dispuesta a dinamizar estas actividades locales con rango de imprescindibles.

Efrén y Carmen Jiménez Carrión son los responsables del nuevo establecimiento, al que han decidido bautizar en referencia a su abuela materna, con la que no comparten apellido, aunque sí claras convicciones culturales. "Era una persona muy querida en el pueblo por la gran labor educativa que realizó tras la Guerra Civil", destaca Efrén, un joven licenciado en Actividad Física y Deporte.

La librería de La Señorita Esquivel es de reciente creación. "Hemos decidido abrir una librería en el sentido más amplio de la palabra; un lugar donde encontrar las últimas novedades, pero también de segunda mano, juguetes educativos, papelería o productos de comercio justo de Intermón Oxfam", destaca Carmen, licenciada en Arquitectura técnica que también debuta en la gestión de un comercio relacionado con este sector.

El diseño del local destaca por un concepto innovador a dos alturas, muy espacioso y distribuido para ofrecer un servicio cálido y cercano. La librería tiene en total 170 metros cuadrados, divididos en cuatro espacios diferenciados: papelería, librería con un espacio infantil en su interior, zona de consulta y sala de exposiciones. Cuentan, además, con más de 700 volúmenes disponibles.

Una de las cuestiones que más llama la atención de los clientes es el lugar donde han asentado el establecimiento, un inmueble que acogía a una antigua empresa de transporte de granos. Han mantenido parte de la estructura original, que ahora se integran junto a elementos ornamentales modernos y estantería repletas de libros. Todo ello, gracias a dos empresarios de nuevo cuño que han guardado con tesón la mejor de las herencias a modo de frase: esa que dice que "la cultura es la llave de la vida".