Crítica 'El gruñón'

Helsinki no es para mí

el gruñón. Comedia dramática, Finlandia, 2014, 103 min. Dirección: Dome Karukoski. Guion: Dome Karukoski, Tuomas Kyrö. Fotografía: Pini Hellstedt. Música: Hilmar Örn Hilmarsson. Intérpretes: Antti Litja, Kari Ketonen, Janne Reinikainen, Timo Lavikainen, Mikko Neuvonen, Milla Puolakanaho, Sulevi Peltola.

El cine español no tiene la exclusividad del eterno conflicto entre lo rural y lo urbano, entre la tradición y la modernidad, entre lo viejo y lo nuevo como vasto campo de batalla para los tópicos. Lo digo porque viendo refunfuñar a este gruñón finlandés me acordaba de aquellas películas de Paco Martínez Soria que giraban entorno a esas dialécticas en clave de comedia costumbrista para regocijo de cierta idea de progreso y desarrollo en plena España franquista.

Lo de la cinta de Dome Karukoski es bastante parecido en esencia, aunque se camufle de relato contemporáneo, cambie la Costa del Sol por las llanuras nevadas y se vaya escorando poco a poco de la comedia hacia el drama de expiación familiar y redención personal. Nuestro cascarrabias con gorro esquimal añora tiempos pasados, conduce y cuida su viejo coche, sigue teniendo en los rusos a sus enemigos irreconciliables y afronta su forzado viaje a la gran ciudad para curarse una pierna lastimada con más resignación que entusiasmo. Los choques con la nuera y el hijo o con la tecnología sacan a la luz su misoginia, sus valores trasnochados y su testarudez, pero todo está encaminado aquí a pulir y amansar al personaje a golpe de crisis, discusión y confesión de los errores del pasado, todo muy previsible y romo en un envoltorio neutro con inclinaciones al almíbar nostálgico. Para contar esta historia y buscar la simpatía y la comprensión de su personaje tampoco necesitábamos ir tan lejos.

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