Crítica de cine 'La cámara de Claire'

Con Hong se vive mejor

La cámara de Claire es uno de los tres filmes de Hong Sangsoo rodados en 2017 junto a En la playa sola de noche y The day after, el más breve y aparentemente el más sencillo y ligero de todos ellos, se diría que un divertimento o una miniatura. Nada de lo que preocuparse, más bien al contrario.

La presencia de la gran Isabelle Huppert, quien repite con el coreano tras En otro país, o el hecho de estar rodada en la trastienda del Festival de Cannes, no deben despistarnos sobre su esencia, que no es otra que proponer una nueva variación del relato romántico y sentimental expuesto a sutiles paradojas espacio-temporales y a permutaciones narrativas del punto de vista que el director de Ahora sí, antes no traza entre los callejones, cafeterías, restaurantes, playas, apartamentos y terrazas menos conocidos de la ciudad de la Costa Azul.

El (mundo del) cine, la autobiografía camuflada y los humores y efectos del alcohol vuelven a contaminar e impulsar una historia con cuatro personajes (un director de cine en crisis, su pareja y asistente, la joven ayudante de ésta y la profesora viuda que interpreta Huppert), una cámara Polaroid con capacidad para alterar los acontecimientos y un perro acostado en la acera.

Kim Min-hee, musa y por entonces aún pareja de Hong, activa con su desconcierto una serie de encuentros, paseos, conversaciones, ritornellos, decisiones y confusiones que se fraguan con esa liviana e inconfundible indolencia marca de la casa entre citas de Marguerite Duras y recetas de cocina coreanas.

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