82 edición de los Oscar - Director

James Cameron y Kathryn Bigelow, duelo de divorciados

  • James Cameron y Kathryn Bigelow, marido y mujer entre 1989 y 1991, personifican el gran duelo de una velada en la que podrían dar la sorpresa Tarantino, Daniels y Reitman

En la noche del 24 de marzo de 1998 James Cameron se autoproclamó el rey del mundo. No era para menos. Titanic había conseguido 11 Óscar, entre ellos los de mejor película y mejor director, mientras la cinta mantenía el rumbo directo a convertirse en el filme de mayor recaudación de la historia, un título que sólo ha podido superar Avatar.

Con esta película Cameron ha sobrepasado la barrera de los 2.400 millones de dólares en todo el mundo y ya planea una segunda parte. También tiene previsto publicar un libro con la precuela de Avatar, la película a la que el cineasta ha dedicado los últimos doce años de su vida.

Cameron se llevó en enero el Globo de Oro al mejor director, y ha logrado candidaturas en numerosos premios otorgados por sociedades de críticos de EEUU, aunque casi siempre la victoria ha ido a parar a Bigelow.

El principal mérito del cineasta ha sido la paciencia para levantar un proyecto multimillonario -algunos dicen que el más caro de la historia- que permitiera que los extraterrestres del filme, los Na'vi, fueran de lo más realista, algo posible ahora gracias a la evolución de los ordenadores, la motion capture (captura de movimiento) con tomas de actores reales y la animación tradicional a mano.

La película, protagonizada por Sam Worthington, Zoe Saldaña y Sigourney Weaver, traslada al espectador al año 2154 en el planeta Pandora, un lugar donde existe un mineral capaz de acabar con la escasez energética terrestre. Para tratar de expulsar a los Na'vi de su territorio, los humanos crean unos individuos híbridos, los avatares, con el mismo aspecto de la población indígena. Y lo hacen con una mezcla de ADN humano y Na'vi, pero controlados por los cerebros de los hombres.

Bigelow es la séptima mujer que aspira al Óscar a la mejor dirección. Las anteriores fueron Lina Wertmuller (Siete bellezas), Randa Haines (Hijos de un dios menor), Barbra Streisand (El príncipe de las mareas), Jane Campion (El piano), Sofía Coppola (Lost in Translation) y Valerie Faris (Pequeña Miss Sunshine). Ninguna ganó.

La ex mujer de Cameron ha conseguido con The Hurt Locker (en España, En tierra hostil) su mayor éxito artístico. No tanto en lo comercial, ya que otros trabajos como Le llaman Bodhi (1991), con Keanu Reeves y Patrick Swayze, lograron una recaudación mucho mayor que los 13 millones de dólares que lleva hasta ahora en territorio norteamericano. En su carrera ha sufrido serios pinchazos en taquilla, sobre todo con la fábula futurista Días extraños (1995), protagonizada por Ralph Fiennes con guión de James Cameron, y El peso del agua (2000), con Sean Penn. En cambio, se ha hecho con el galardón a la mejor dirección por parte de la Academia de Cine y Televisión británica (BAFTA), de los Sindicatos de Productores y Directores de EEUU y los Critic's Choice, la mayor asociación de críticos de EEUU. También se ha hecho con el premio de las asociaciones de críticos de Austin, Boston, Chicago, Nueva York, Kansas City, Las Vegas, Los Ángeles, San Francisco y Santa Bárbara.

En tierra hostil es un drama íntimo sobre desactivadores de explosivos en Iraq, que arroja luz sobre la complejidad de lo que suponer ser un "profesional" en el campo de batalla, mientras deja claro lo absurdo de la guerra.

El enfant terrible del cine estadounidense también vuelve a la carga en los Oscar. Quentin Tarantino logró una nominación en la categoría de mejor director en 1994, por Pulp Fiction, y aunque no resultó victorioso sí se llevó la estatuilla dorada a casa por el guión de la obra, un premio que compartió con Roger Avary. En esta ocasión vuelve a pujar en ambas categorías, pero la sensación es que el realizador de Tennessee es el tercero en discordia, al menos en el campo de mejor director. Sí ha conseguido un puñado de premios de asociaciones de EEUU (incluido el Critic's Choice) gracias al guión del filme. En su labor como director, sólo los grupos de críticos de Phoenix y San Diego lo eligieron como el mejor del año.

En Malditos bastardos Brad Pitt es el teniente Aldo Raine, que llega desde EEUU a la Francia ocupada al frente de un grupo de militares judíos para acabar con el Tercer Reich. Al mismo tiempo, una joven judía (Melanie Laurent), tras ver cómo los nazis matan a su familia, se convierte en la propietaria de un cine en el que Goebbels va a proyectar su nueva película y a cuyo estreno va a asistir Hitler, por lo que considera que ha llegado el momento de vengarse. La película está dividida en capítulos y los diálogos cuentan con muchas partes en alemán y francés.

Sólo John Singleton (Los chicos del barrio) lo había conseguido hasta ahora, aunque Lee Daniels ya hizo historia anteriormente al ser el primer negro en conseguir una candidatura al premio del Sindicato de Directores de EEUU. Premio del Público del Festival de Toronto, el éxito de Precious nació en el Festival de Cine Independiente de Sundance de 2009, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado y el Premio del Público.

El filme es la clásica apuesta independiente de los Oscar. La cinta narra la desoladora historia de una adolescente afroamericana de Harlem: obesa, analfabeta, embarazada de su padre y maltratada reiteradamente por su madre, Precious -la protagonista- termina en un taller de alfabetización en el que, apoyada por una profesora con determinación, encontrará algo de luz. El director logra extraer lo mejor de sus dos actrices principales: las candidatas al Óscar Gabourey Sidibe y Mo'Nique, favorita en la categoría de mejor actriz de reparto.

Se trata de la segunda obra como director de Daniels, cuya ópera prima fue Shadowboxer (2005), protagonizada por Cuba Gooding Jr., Helen Mirren y la cantante Macy Gray. Daniels ya trabaja en su próximo proyecto, Selma, en el que se rumorea que podría contar con Robert De Niro para dar vida al senador George Wallace, cuya carrera política estuvo marcada por su oposición a la integración racial.

El canadiense Jason Reitman ya es un clásico de los Óscar. Con Juno, su segunda obra, logró lo que su padre, Ivan Reitman, jamás consiguió. Fue nominado a la estatuilla dorada como mejor director. Up in the Air consagra al pequeño Reitman dentro de Hollywood como uno de los grandes talentos de la comedia social, en las antípodas del tipo de producto marca de la casa de su padre.

Ivan Reitman fue quien llevó a la gran pantalla por partida doble a los Cazafantasmas -ya prepara la tercera parte- y su carrera siempre se distinguió por comedias amables como Dave, presidente por un día, pero su nombre nunca estuvo entre la elite de la industria. Dio trabajos muy populares junto a Arnold Schwarzenegger (Los gemelos golpean dos veces, 1988; Poli de guardería, 1990; Junior, 1994) y Harrison Ford (Seis días, siete noches, 1998), pero ha sido su hijo quien realmente le ha sacado brillo al apellido Reitman.

En los Óscar Reitman, que al igual que Tarantino presenta dos candidaturas, tiene más opciones en la categoría de mejor guión adaptado, una nominación compartida con Sheldon Turner. Las asociaciones de críticos de Central Ohio, Dallas Fort-Worth y Florida le entregaron el premio al mejor director del año.

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