Premios Goya

Premios Goya 2020: La noche de Banderas (y los demás)

  • El actor es el único nombre que repiten todas las quinielas. Y la velada promete mucho más que un duelo entre Almodóvar y Amenábar.

  • La andaluza 'La trinchera infinita' es otro de los títulos favoritos.

Almodóvar entregó el pasado año el premio a la mejor película. ¿Volverá a subir al escenario de los Goya?

Almodóvar entregó el pasado año el premio a la mejor película. ¿Volverá a subir al escenario de los Goya? / Juan Carlos Muñoz

Con una estatuilla que tendrá este año un diseño renovado, la expectación por ver si la homenajeada Pepa Flores saldrá de su retiro para recoger el premio honorífico, la asistencia anunciada del presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el regreso de Andreu Buenafuente y Silvia Abril como maestros de ceremonias, los Goya afrontan este sábado en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena una nueva entrega.

Una gala en la que, según las quinielas, los académicos refrendarán el gran año de Pedro Almodóvar y su Dolor y gloria, pero en la que cabe también la posibilidad de que el trío formado por Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga, que sumó con Handia la nada despreciable cifra de 10 goyas y se quedó entonces sin los cabezones a la mejor película y dirección, haga pleno ahora con La trinchera infinita. Los Feroz y las medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos distinguieron el drama de Almodóvar, pero los Forqué, que se decantaron por La trinchera, señalaron que no todo estaba cerrado en la temporada de premios.

Y no hay que olvidar otro dato que refleja lo reñida que está la competición: es otra cinta, Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, la que cuenta con el mayor número de candidaturas, 17, frente a las 16 de Dolor y gloria y las 15 de La trinchera. El retrato de la toma de conciencia de Miguel de Unamuno en los primeros meses de la Guerra Civil ha proporcionado al director de Los otros un sensacional éxito de taquilla –lleva recaudados más de 11 millones de euros–, pero la recreación histórica de Amenábar se fue de vacío en San Sebastián, un festival en cuyo palmarés sí entró La trinchera, Concha de Plata a la mejor dirección y premio del jurado al mejor guión. La historia de un topo que se esconde durante décadas por miedo a las represalias ha sido elegida también la mejor película del año por los Premios Asecan y los galardones que otorga el programa Días de cine.

Tratándose de los Goya, en todo caso, nunca hay que infravalorar las opciones de Amenábar, que tiene las simpatías de una Academia que le ha otorgado nueve goyas a lo largo de su carrera y que esta vez plantea un relato mesurado y accesible sobre el cainismo de este país, una obra correcta y ambiciosa que puede suscitar el consenso. La relación de Almodóvar con la institución ha sido más complicada, y los Goya sólo han respaldado al manchego en sus éxitos incontestables, Mujeres al borde de un ataque de nervios, Todo sobre mi madre y Volver.

Junto a esos pesos pesados compite una película "frágil y pequeña", como la definió su director, Oliver Laxe, Lo que arde, merecedora del Premio del Jurado de la sección Un Certain Regard de Cannes y ganadora en los últimos días del Premio Gaudí a la mejor película europea y el Sant Jordi a la mejor película española, la candidata idónea para los votantes que quieran escapar de lo predecible.

Antonio Banderas, el pasado día 13 en Málaga. Antonio Banderas, el pasado día 13 en Málaga.

Antonio Banderas, el pasado día 13 en Málaga. / Javier Albiñana

Celebración del cine andaluz

La gala pondrá de manifiesto el buen momento del cine andaluz: una productora de la comunidad, La Claqueta PC, está detrás de La trinchera infinita. Y, aunque con menos candidaturas, cinco, pero incluida en el apartado de mejor película, Intemperie, para la que la también andaluza Áralan se ha aliado con Morena Films, ha supuesto el regreso triunfal de uno de los cineastas más destacados de la región, Benito Zambrano. Adaptar la aclamada novela de Jesús Carrasco no era precisamente una tarea fácil, pero el lebrijano y sus coguionistas, Pablo y Daniel Remón, han salido airosos en el empeño. El favorito Antonio Banderas, el tándem protagonista de La trinchera Antonio de la Torre y Belén Cuesta o las actrices de Adiós Mona Martínez, Natalia de Molina y Pilar Gómez, así como los directores de dos cortometrajes finalistas, El nadador y Foreigner, Pablo Barce y Carlos Violadé, son otros nombres procedentes del sur que se escucharán en la ceremonia.

El año de Banderas

Donde no surgen dudas es en la categoría de mejor actor protagonista, en la que todas las predicciones repiten el mismo nombre, Antonio Banderas. La Academia, que en 2015 le entregó el Goya de Honor por su trayectoria, debía a uno de los profesionales más queridos del cine español el reconocimiento a un trabajo en concreto. Y su papel en Dolor y gloria, un prodigio de contención en un intérprete más dado a remarcar su expresividad, por el que el malagueño ha logrado nominaciones al Globo de Oro y al Oscar, el premio en Cannes y los más importantes galardones de la crítica, van a permitir cerrar esta asignatura pendiente. La gala se celebra, además, en su ciudad, Málaga, donde en los últimos meses ha abierto el Teatro del Soho y se ha entregado en las funciones de A Chorus Line. Hace unos meses, la sorprendente transformación de Karra Elejalde en el Unamuno de Mientras dure la guerra podría haberle planteado algo de batalla a Banderas, pero el vasco llega a los Goya eclipsado por el empuje de su contrincante.

Andreu Buenafuente, Silvia Abril y el presidente de la Academia Mariano Barroso. Andreu Buenafuente, Silvia Abril y el presidente de la Academia Mariano Barroso.

Andreu Buenafuente, Silvia Abril y el presidente de la Academia Mariano Barroso. / J. J. Guillén ( Efe)

Actriz, una categoría abierta

Emocionante resulta también el Goya a la mejor actriz protagonista, pero por otros motivos: no hay una clara favorita para el premio. Quien parte con más posibilidades es Marta Nieto, que por su intensa interpretación de una mujer a la deriva tras la pérdida de un hijo en Madre, de Rodrigo Sorogoyen, ha encadenado victorias en los festivales de Venecia (la sección Horizontes) y Sevilla, los Forqué y las medallas del CEC. Pero no hay que menospreciar a la andaluza Belén Cuesta, que en La trinchera infinita demuestra su talento en el drama tras los papeles cómicos por los que era conocida, un cambio de registro que le ha valido el Feroz y el Asecan, ni tampoco a Greta Fernández, mejor actriz en San Sebastián y medalla del CEC a la mejor intérprete revelación por La hija de un ladrón. Pese a su nombre, la rival más débil del cuarteto es Penélope Cruz, seleccionada más por la fuerza con la que Dolor y gloria ha entrado en las nominaciones que por la relevancia de un papel bien interpretado pero claramente secundario. Pilar Castro, por Ventajas de viajar en tren, o la sensacional Itsaso Arana de La virgen de agosto merecían más esa candidatura.

¿Y los actores de reparto?

La entrega de los Premios Goya se perfilaba como la ocasión para rendir homenaje a una veterana como Julieta Serrano, que en los últimos años ha sido reconocida con el Premio Nacional de Teatro y la Medalla al Mérito en las Bellas Artes y que aspira por tercera vez al Goya gracias a Dolor y gloria, donde comparte con Banderas algunas de las escenas más emocionantes de la película de Almodóvar. Pero en su categoría, mejor actriz de reparto, no está todo dicho: si bien Serrano entró en el palmarés de los Feroz, el CEC prefirió el trabajo de Natalia de Molina en Adiós. El Círculo de Escritores Cinematográficos también proclamó como mejor actor de reparto a Eduard Fernández, brillante como Millán Astray en Mientras dure la guerra. Para hacerse con su tercer Goya, el catalán debe imponerse a los trabajos memorables de Asier Etxeandia y Leonardo Sbaraglia en Dolor y gloria y Luis Callejo en Intemperie. El monólogo de Etxeandia es uno de los pasajes más recordados del filme de Almodóvar.

Relevo generacional

La lista de candidatos a la dirección novel proporciona motivos para la esperanza: cuatro proyectos bien distintos que podrían verse como un símbolo de la renovación del cine español. El bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia arrasó en el Festival de Sitges (y en Toronto ganó el premio del público de la sección Midnight Madness) con El hoyo, una alegoría sobre el individualismo ambientada en una extraña y perturbadora cárcel, mientras que Salvador Simó ha destacado en los principales festivales de animación (y en los Premios del Cine Europeo) con Buñuel y el laberinto de las tortugas, original aproximación a la figura del genio aragonés. Belén Funes ha conmovido a público y crítica con La hija de un ladrón, cine social que sigue la estela de los Dardenne, y Aritz Moreno ha sabido llevar a buen puerto un texto tan endiablado como Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo. La elección está difícil. Y, como dijo en una entrevista con Efe Benedicta Sánchez, candidata a actriz revelación a sus 84 años por Lo que arde, "pase lo que pase, habrá amargura; habrá al menos tres perdedores por cada premio que entreguen".

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