Serenity | Crítica de cine

Entre Hemingway y Jessica Rabbit

Matthew McConaughey y Anne Hathaway se reencuentran (sin éxito) en 'Serenity'.

Matthew McConaughey y Anne Hathaway se reencuentran (sin éxito) en 'Serenity'.

Los méritos del guionista Steven Knight son haber escrito Negocios ocultos para Frears, Amazing Grace y Las crónicas de Narnia: la travesía del viajero del alba para Michael Apted, Promesas del Este para David Cronemberg y Shutter Island para Scorsese, además de ser el alma de la excelente serie Peaky Blinders. No está mal.

Como director suma una original y excelente película -Locke, que se desarrolla íntegramente en un coche durante un viaje nocturno-, y la fallida Redención. Parece que le gusta el riesgo -basta Locke para confirmarlo- y también el cambio de géneros que le han llevado del policíaco al fantástico y de este al thriller gótico, el negro negrísimo o la reconstrucción posmoderna del gangsterismo británico de los años 20. El riesgo conlleva el accidente y con Serenity se ha dado un costalazo.

Parece como si ese gusto por ir de género en género le hubiera llevado a concentrarlos todos en una sola película escrita y dirigida por él. Un poquito de Hemingway (el pescador obsesionado con la captura de una gran pieza, de un lado, y el borracho y amargado capitán Harry Morgan agigantado por Hawks en Tener y no tener), un mucho de cine negro con mujer fatal -más bien fatalísima, hasta el punto de parecerse a la dibu Jessica Rabbitn construida con retazos de Verónica Lake, Rita Hayworth, Lauren Bacall y Barbara Stanwyck (la de Perdición, ojo)- y con el héroe/antihéroe amargado de traumático pasado que ha huido del mundo, de sí mismo y de su pasado y unas gotitas de fantasía con aspiraciones de Nolan (¿será solo casualidad que los intérpretes, Matthew McConaughey y Anne Hathaway, sean los de Interestelar?).

El riesgo conlleva el accidente, y con 'Serenity' Knight se ha dado un costalazo

Demasiada carga para tan poca película. El resultado da la sensación de un ejercicio de cortar y pegar que abarca tanto que poco puede apretar. Desafortunadamente de ninguno de los frentes que abre -el marítimo, el negro con presunta mujer fatal, el romántico con un hemingwayano pescador/aventurero o un conradiano vagabundo de las islas, el poético- logra salir airoso. Por qué un buen guionista e interesante director se ha metido en este lío debe consultarlo Knight con su psicoanalista. Por qué McConaughey y Hathaway no salieron corriendo tras leer el guion lo explica Liza Minnelli: "Money makes the world go around... The world go around... The world go around…”.

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