Cantando en las azoteas | Estreno en Filmin

El último mariquita del Raval

Una imagen del documental 'Cantando en las azoteas'.

Una imagen del documental 'Cantando en las azoteas'.

En la estela crepuscular de aquella Ocaña, retrato intermitente, de Ventura Pons, o de En Construcción, de José Luis Guerin, Cantando en las azoteas recupera ese espíritu de resistencia y orgullo en la marginalidad social de quien ha sido uno de los últimos mariquitas viejos del popular barrio barcelonés del Raval, Eduardo/Gilda Love, que se ganó la vida travestida, descarada y cantante picarona en los cabarés y garitos de la ciudad nocturna.

Cantando en las azoteas lo redime de sus penurias, deudas, achaques y soledades para construirse como uno de esos filmes que se hacen con y no sobre, a saber, contando con Eduardo para una mínima auto-ficción que no busca tanto borrar el artificio del cine trabajando a su alrededor como hacer visibles los procesos de construcción y representación conjunta. La película de Enric Ribes oscila así entre el documento y la puesta en situación de lo real e introduce una pequeña trama de redención con la llegada de un niño del que Eduardo/Gilda tendrá que hacerse cargo a la espera del regreso de sus padres, pretexto para el retrato íntimo de gestos, movimientos, expresiones, recuerdos (en clave de archivo) y anhelos de quien ha sido un auténtico rebelde contracultural en tiempos sin demasiadas libertades.

Emerge entonces toda la humanidad indomable del personaje, el retrato sincero de unas vidas en el ocaso, también, en un último fogonazo, el animal escénico ya transformado y lenguaraz en la que tal vez sea su última actuación.