La huérfana: Primer asesinato | Crítica

Regresa la niña-mujer como mujer-niña

'La huérfana' regresa a los cines.

'La huérfana' regresa a los cines. / D. S.

Su filmografía es su condena. Se trata de William Brent Bell, cuya filmografía incluye Stay Alive, Devil Inside, The Boy o La separación. Películas de terror (o eso dicen) que deberían bastar para que se hagan una idea de La huérfana: primer asesinato, su nueva obra. En la vida real es injusto que una persona tenga que cargar con su pasado y que los antecedentes policiales la condenen de antemano. Pero en la vida irreal del cine las filmografías no conocen redención de pena ni cancelación de antecedentes. Sobre todo, cuando, película tras película, se cometen los mismos delitos.

Se trata de una precuela de La huérfana (Collet-Serra, 2009), más interesante que esta cosita. Otra vez Isabelle Fuhrman, descubierta siendo una niña por la película anterior y quedando tan confinada por ella en papeles raritos como una Anthony Perkins femenina (discúlpenme la comparación ofensiva), luce sus habilidades no solo interpretativas. Si en La huérfana, siendo una niña, interpretaba a una mujer, ahora que es una joven mujer interpreta a una niña. El guión nos retrotrae a Rusia, a su fuga de un psiquiátrico, a la trama de sus estrategias para colarse como un caballo de Troya infantil en las familias y a sus aventuras -desventuras para otros- tras su llegada a Estados Unidos.

Imposible saber si la producción ha jugado abiertamente la carta del disparate de bajo presupuesto esperando que, visto con sentido del humor, se convierta en eso que se llama una película de culto (como ha sucedido con tantas obras de terror desde las de Amando de Ossorio o Jesús Franco a las míticas Spermula o las cumbres de Ed Wood) o si realmente se ha querido hacer una película de terror.

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