La actriz británica Helena Bonham Carter aseguró ayer en Berlín que se puede permitir trabajar por poco dinero y dedicarse al cine que le gusta, y recalcó que sería lo mismo si no compartiera su vida con el realizador Tim Burton. "No voy a aceptar papeles sólo por lo que gane. Me lo puedo permitir. Y también podría si no viviera con Tim", insistió tras la presentación de Toast, el debut del británico SJ Clarkson, en la sección Berlinale Special.

Bonham Carter está presente en el mismo certamen y apartado con El discurso del rey, el filme sobre el rey Jorge VI de Inglaterra, ganador de siete premios Bafta y gran favorito de los Oscar, con 12 nominaciones. La película convenció en su proyección fuera de concurso y fue recibida con un c álido aplauso.

"Sería fantástico ganar el Oscar. No sé qué va a pasar esa noche, pero el mero hecho de estar allí, de participar de la historia de la Academia será increíble. No puedo decir que no haya pensado en la posibilidad de ganar un Oscar", aseguró Tom Hooper, su director. Colin Firth, que se alzó con el Globo de Oro encarnado al tartamudo monarca, fue junto a Bonham Carter la estrella de la jornada. Ambas producciones son inglesas y aunque Bonham Carter dice no tener "preferencias ni prejuicios nacionales" y promete que trabajará allá donde la paguen, subrayó que ahora mismo, y por sus hijos, prefiere estar en su país. "Si tienes niños, tienes que justificar bien tu trabajo fuera de casa", subrayó.

"Pero no haré nunca una película que esté mal escrita ni aceptaré un papel que no me inspire", insistió. La reina Elizabeth de El discurso del rey y la despiadada Reina Roja de Alicia en el país de las maravillas, hasta ahora nunca había dado vida a un ama de casa. En este sentido, desde que rodó Toast -la autobiografía del celebrado escritor gastronómico inglés Nigel Slater- es "mucho mejor cocinera", afirmó, aunque lamentablemente no tenga suficiente tiempo para dedicarle a los fogones. Gracias a esa producción para la BBC aprendió a hacer "un pastel de limón delicioso" y disfrutó con la cocina, pero no llevó a la pantalla sus propias recetas.

La jornada de ayer contó además con la presencia del argentino Rodrigo Moreno que, después de triunfar con su debut El custodio regresó ayer a la carrera por el Oso de Oro con Un mundo misterioso, un anárquico drama existencial sobre cómo abordar la reconstrucción de uno mismo.

"Estoy empezando a sentir que evidentemente a los organizadores les gusta lo que hago, y no hay nada más reconfortante para un director", dijo Moreno. Aunque esta vez la crítica de la Berlinale no fue tan favorable como hace cinco años, cuando El custodio se alzó con el premio Alfred Bauer, que se entrega a los filmes más creativos. Un mundo misterioso es, en parte, una contracara de aquel filme sobre un ser sin vida propia, siempre siguiendo los pasos de un ministro.