Crítica 'Cowboy Bebop'

El futuro ya estaba aquí

Cowboy Bebop. Anime, Japón, 2001, 115 min. Dirección: Shinichiro Watanabe. Guión: Keiko Nobumoto y Hajime Yatate. Música: Yoko Kanno.

Doble sorpresa. La primera por el estreno en salas, 13 años después, de un clásico del anime japonés de comienzos de siglo (2001) basado en una famosa serie de televisión del mismo nombre que sí pudo verse en España. La segunda por descubrir de esta manera, más vale tarde que nunca, una película plagada de hallazgos en la que no es difícil detectar algunas de las derivas más interesantes del género en estos últimos años.

Todo ello fruto de una extraña operación comercial que, como me apuntan algunos ex alumnos expertos en la materia, parece obedecer al inminente lanzamiento en Bluray y DVD de la película en formato restaurado.

Creada en 1998 por Shinichiro Watanabe para los estudios Sunshine y convertida en largometraje tres años después, Cowboy Bebop nos traslada a ese futuro distópico de la metrópoli multicultural en el que tan cómodamente se mueve cierto anime aglutinador de géneros (pienso en títulos como Paprika, de Satoshi Kon), aquí deudor de la ciencia-ficción de trama vírico-apocalíptica pero también capaz de integrar elementos del western o el cine policiaco en una historia que enfrenta a una cuadrilla de excéntricos cazarrecompensas comandados por el estilizado Spike Spiegel con un diabólico criminal de capa y sombrero oscuros dispuesto a hacer desaparecer el planeta entero como acto de venganza final con tintes de justicia poética con su trágico pasado.

La cinta se despliega así como un enfrentamiento entre las fuerzas del Bien y del Mal en un paisaje urbano eminentemente posmoderno, pastiche de ciudades y capitales del mundo en el que conviven los monorraíles (donde se desarrolla una de las más espectaculares y hermosas secuencias del filme), las naves voladoras, una réplica de la Torre Eiffel, los móviles con pantalla o un laberíntico zoco marroquí en una sincrética configuración del espacio y el tiempo que hace de la película un estimulante y sorprendente viaje sin un trazado previsible.

Más allá de este gran hallazgo, de las cualidades y calidades técnicas de la animación, de una banda sonora ecléctica (que va del jazz bebop al minimalismo de Reich pasando por los sonidos africanos o la música heavy), del innegable erotismo en el diseño de los personajes femeninos y del carácter precursor de algunos elementos argumentales que pueden verse hoy, por ejemplo, en series como Utopia, de Cowboy Bebop nos quedamos sobre todo con esa extraña capacidad para hacer brotar fogonazos de lirismo en plena orgía apocalíptica, para filtrar no sólo un discurso filosófico o un tono melancólico entre los trazos de su generosa paleta de color, sino para crear auténticos momentos de poesía entre los restos de la catástrofe.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios