F. Javier Gutiérrez. director de cine

"He intentado mantener mi identidad, poner algo de mí en el trabajo de cada día"

  • El cordobés, que sorprendió en 2008 con la apocalíptica '3 días', estrena este viernes 'Rings', una nueva entrega de la saga de terror 'The Ring' y su primer proyecto en Hollywood.

F. Javier Gutiérrez (Córdoba, 1973), ayer en una visita a Sevilla.

F. Javier Gutiérrez (Córdoba, 1973), ayer en una visita a Sevilla. / juan carlos muñoz

Con 3 días, su debut en la dirección de largometrajes, el cordobés F. Javier Gutiérrez llamó la atención por la originalidad con la que plasmaba una historia apocalíptica -un meteorito amenazaba con destruir la Tierra- con el recogimiento y la sensibilidad de una pieza de cámara. Aquella producción de 2008 surgía de una alianza de Maestranza Films y Green Moon, con la que Antonio Pérez y Antonio Banderas querían descubrir talentos andaluces, un objetivo que consiguieron: 3 días conquistó la Biznaga de Oro en Málaga y tuvo una excelente acogida en la Berlinale. Casi una década después, y tras una etapa en Hollywood en la que intentó levantar una nueva versión de The Crow, un proyecto al que ahora sigue ligado como productor ejecutivo, Gutiérrez estrena este viernes su segunda película, Rings, una nueva entrega de la saga de terror The Ring, con la que ese escalofriante personaje de Samara Morgan regresa a la pantalla.

-Han pasado 12 años desde The Ring 2, y en ese tiempo la relación del espectador con lo audiovisual ha cambiado. En la trama de las anteriores películas jugaba un papel importante una cinta de vídeo, una imagen que se ha quedado obsoleta. ¿De qué modo se refleja eso en su película?

-Sí, eso se transmite. Era uno de los conceptos que quería cuidar el productor, Walter Parkes [responsable de La señal y The Ring 2 y de Minority Report, Hombres de negro o Sweeney Todd, entre otras]: esa transición del vídeo al mundo digital. Empezamos la película con una cinta de vídeo, como en las anteriores entregas, y a lo largo de la historia hay un proceso de digitalización. Se explora cómo sería si esa maldición que transmitía una cinta de vídeo pasa a un terreno abonado, en este mundo contemporáneo en el que estamos rodeados de teléfonos, redes sociales y ordenadores. Esa es una de las bazas de la película que resultaba interesante analizar.

-Cuando se aborda una franquicia como ésta, imagino que como director tendrá, por un lado, la necesidad de aportar algo nuevo, pero también la voluntad de darle a los admiradores de la saga lo que buscan.

-Las franquicias incluyen algunas cuestiones que atender: tienes que satisfacer a los fans, mantener el espíritu original, pero también intentar captar a gente joven que son espectadores potenciales. Son películas muy estudiadas, se ha pensado mucho qué es lo que demanda el público de ellas. Es una responsabilidad, tienes que hacer la película que se plantea en este sentido, aunque en el caso de Rings yo intenté aportar algo de mi mundo como director: mi estilo visual, mi trabajo de cámara, mi ritmo de montaje en algunos puntos de la película, rasgos que ya se pudieron ver en 3 días. Aquella era una propuesta muy personal, muy artesanal, y esta es una producción mayor, aunque dentro de las dimensiones de un estudio no es muy grande. Es una obra de suspense clásico con toques de terror.

-Hay críticos que reprochan a cineastas como Jaume Collet-Serra o Juan Antonio Bayona que en su adopción de formas más propias de la ficción americana han perdido algo de su propia identidad en el camino. Usted, ¿ha seguido alguna estrategia para no renunciar a un sello propio?

-Es verdad que cuando trabajas con producción americana, o con un estudio como Paramount, tienes que cambiar el chip, porque al proceso creativo se suma un proceso burocrático. Ahí debes mantener tu identidad como cineasta. Yo lo que hice es procurar que en el trabajo de cada día hubiese algo de mí. Tú eres el que hace la coreografía visual, y ahí intenté dejar mi sello. Tenía una historia cerrada, empaquetada, dentro de un modelo más americano, más comercial, más amplio, pero traté de seguir una línea que ya se mostraba en 3 días: unas tonalidades, unos juegos de cámara, alguna solución de montaje. Detalles concretos.

-El guionista Akiva Goldsman, ganador del Oscar por Una mente maravillosa, se incorpora también a la franquicia.

-Antes de que yo entrara en el proyecto se habían llevado años trabajando en él, pero Akiva fue quien hizo la versión que utilizamos en el rodaje. Él le puso el cuerpo a la historia. Aparte, claro, hubo diálogos que se modificaron, cosas que se fueron añadiendo. Lo normal en Hollywood, donde los guiones están vivos.

-Está muy contento con la elección de la protagonista, la italiana Matilda Lutz, de la que ha destacado en alguna entrevista su mezcla de fuerza y sensibilidad. Quien no está en el reparto es Naomi Watts, el rostro conocido de las películas anteriores. ¿Sopesaron contar con ella?

-A mí era una idea que me gustaba, y la contemplamos. Después de hablar con los productores vi que lo que querían hacer era continuar la franquicia pero abriendo la puerta a nuevos personajes. Querían de alguna manera desvincularse del personaje de Naomi Watts para no llevar un lastre. En algún momento pensamos que ella apareciera, e incluso se escribieron un par de secuencias. Pero nos parecía forzado, una medida para complacer a los fans. En Estados Unidos, cuando presento la película, siempre digo: Aquí está una nueva The Ring pero sin Naomi Watts. Relajaos, ya sé que queríais verla a ella porque nos gusta a todos, pero este es un nuevo capítulo de la historia. No podíamos estar moviéndonos en círculos.

-Hablemos de 3 días, su primer largometraje. A pesar de su triunfo en Málaga, de la buena acogida en la Berlinale, en España no terminó de funcionar.

-Sí, en España no funcionó demasiado bien.

-Años después de aquello, ¿qué piensa que falló? ¿Tuvieron mala suerte con la fecha de estreno, por ejemplo?

-Es un poco de todo, pero es verdad que la fecha de estreno no fue buena. Tengo una foto en un cine de Córdoba con el cartel de la película, y al lado hay un cartel de Iron Man y otro de Indiana Jones [y el reino de la calavera de cristal], que se estrenaban en esos días. Así que la competencia fue feroz [ríe], y a una película pequeñita como la que hice con Antonio Pérez le costó salir adelante. Es curioso que entonces no pudiera con las campañas de promoción de dos producciones de Paramount y ahora sea yo quien dirija una. Pero, bueno, volviendo a 3 días, en la industria interesó, tuvo mucha repercusión, y en Estados Unidos se distribuyó. En la mayoría de las entrevistas que he tenido en Los Ángeles y Miami, los periodistas me preguntan por la película, me dicen que la vieron y les gustó mucho. Y eso como andaluz, como español, te alegra mucho.

-¿Alguna vez ha pensado que si 3 días hubiese funcionado mejor se habría quedado trabajando aquí?

-No lo sé. A nivel personal me sentía reconocido, notaba que la gente que vio 3 días la valoraba. Tuve una sensación agridulce, porque sentía que era una película muy personal, a la que le habría venido bien un poco más de atención. Todo lo contrario de lo que ocurre en Hollywood, donde haces una película menos personal pero tienes una distribución masiva.

-Cuando recibió el Premio Forqué, el productor Antonio Pérez lo definió como una estrella en Hollywood y dijo que, después de Rings, usted tenía un proyecto muy importante allí que no podía desvelar. ¿Se puede hablar del tema ya?

-No, no [ríe]. Hay un proyecto por ahí del que no puedo contar nada. Pero también estoy hablando con Antonio para ver si puedo compaginarlo con algo que haga aquí. A mí me encantaría que saliera eso. No sabe cómo echo de menos rodar aquí.

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