Escuchar el cine

100 bandas sonoras para la historia

  • La revista ‘Rockdelux’ convoca a más de 70 especialistas para elaborar su canon de las mejores bandas sonoras de la historia del cine, en el que se impone ‘El bueno, el feo y el malo’ seguida de ‘Vertigo’ y ‘Under the skin’.

En una época en la que abundan listas de todo tipo, resultaba extraño que no hubiera ninguna mínimamente autorizada con las mejores bandas sonoras de la historia del cine, menos aún ninguna hecha desde el propio ámbito de la cinefilia, la historiografía o la crítica cinematográficas.

En 2005, el American Film Institute (AFI) lanzaba un canon exclusivamente hollywoodiense con 25 títulos encabezados por La guerra de las galaxias, de John Williams, y con un sesgo eminentemente clásico o neoclásico con la presencia de filmes recurrentes como Psicosis y Vertigo, de Bernard Herrmann, King Kong y Lo que el viento se llevó, de Max Steiner, Lawrence de Arabia, de Maurice Jarre, Tiburón y E.T., también de Williams, Los siete magníficos y Matar a un ruiseñor, de Elmer Bernstein, El planeta de los simios y Chinatown, de Jerry Goldsmith, y otros hitos del Hollywood dorado y sus compositores-estrella como Las aventuras de Robin Hood (Korngold), Sólo ante el peligro (Tiomkin), Sunset Boulevard (Waxman), Laura (Raksin), Ben-Hur (Rózsa), La ley del silencio (Bernstein) o Un tranvía llamado deseo (North) y del cine de los últimas décadas del S.XX como El padrino (Rota), La Misión (Morricone), Memorias de África (Barry) o En el estanque dorado (Grusin). 

Dieciséis años más tarde y desde un ámbito diferente, la lista con las 100 mejores bandas sonoras originales que acaba de publicar la veterana revista Rockdelux, ahora en edición online, ofrece una visión bien distinta y mucho más amplia, transversal y heterogénea de lo que ha sido la relación entre la música y el cine (mundial), una lista donde caben ya numerosos estilos, modelos, periodos y géneros, del sinfonismo orquestal al rap, de la vanguardia y la música contemporánea al rock progresivo, del pop al jazz, del soul a la electrónica, de la música disco a la bossa nova, y en la que se rastrean las muchas tendencias y maneras posibles de interacción con especial atención a la singularidad y la innovación.

Se entiende así que, para los más de 70 participantes en la encuesta, críticos, especialistas, músicos y compositores audiovisuales en su mayor parte españoles, una banda sonora revolucionaria (pero también tremendamente popular) como la de El bueno, el feo y el malo (1966), de Ennio Morricone, haya sido la gran triunfadora (nos dicen que por goleada) en su reformulación de la música del western a partir de los numerosos hallazgos vocales, instrumentales y compositivos incorporados a un universo visual que también estaba intentando redefinir la iconografía y el lenguaje del género.  

Ennio Morricone se consolida como el compositor más querido por la crítica y por los propios compositores.

Justo un año después de su muerte, Morricone se consolida así como el compositor de cine más apreciado por los especialistas y los propios músicos, con una obra inabarcable de la que este título (otro Leone, Érase una vez en América, también aparece en el puesto 20) no es sino una pequeña y concentrada muestra de las innumerables aportaciones que el maestro romano hizo a todos los géneros del cine europeo, de autor y hollywoodiense a lo largo de cinco décadas, desde los primeros años sesenta hasta Los odiosos ocho (2015, Tarantino) con la que consiguió el Oscar. 

Un vistazo a las diez primeras de la lista revela también que los convocados por Rockdelux prefieren el cine europeo y sus modelos singulares al cine norteamericano, representado no tanto por su vertiente clásica o estandarizada a través de los géneros como por títulos con bandas sonoras peculiares, novedosas o rompedoras para los cánones de su tiempo: ahí están, por orden, Vertigo, Under the skin (Mica Levi-Glazer), la verdadera grata sorpresa de esta lista y la constatación de que la experimentación también tiene premio más allá de la (mínima) cuota de género, El desprecio (Delerue-Godard), Casanova (Rota-Fellini), Blade runner (Vangelis-Scott), Ascensor para el cadalso (Davis-Malle), Suspiria (Goblin-Argento), Los paraguas de Cherburgo (Demy-Legrand) y La noche de Halloween (Carpenter), al frente de la selección. 

No sólo ha desaparecido ya el sinfonismo post-romántico (a excepción de Vertigo, síntesis, sublimación y canon de excelencia de todo el modelo), sino que también se han borrado las fronteras del clasicismo para abrazar el cine moderno y contemporáneo como ámbitos donde se ha producido una verdadera revolución en los lenguajes y las relaciones músico-visuales. Sirvan como ejemplo la música de Philip Glass para Koyaanisqatsi (en el puesto 80), la de Carter Burwell para Fargo (76), la de Howard Shore para Crash (83), la de Trent Reznor y Atticus Ross para La red social (21), la de Daniel Lopatin para Diamantes en bruto (47), la de Jóhann Jóhannsson para La llegada (25), las de Jon Brion para Magnolia (79) y Olvídate de mí (62), la de Hans Zimmer para Interstellar (67), la de Jonny Greenwood para Pozos de ambición (33) o la reciclada de Michael Nyman para el documental McQueen (95).

En la lista no faltan en todo caso otros clásicos imperecederos del AFI o indispensables como Desayuno con diamantes (11), Goldfinger (27), Alexander Nevsky (35), Cantando bajo la lluvia (37), Sed de mal (41), El mago de Oz (53), Johnny Guitar (54) o El tercer hombre (59), pero se agradece mucho la presencia de bandas sonoras netamente o con influencias jazzísticas (Anatomía para un asesinato, El hombre del brazo de oro, Blow-up, The Ipcress file, Bullitt, En el calor de la noche, Let’s get lost, El último tango en París, Taxi Driver), las de marcado acento soul-funk (Superfly, Shaft, The harder they come), las de sesgo electrónico o ambiental (Planeta prohibido, Carga maldita, Solaris, Aguirre, la cólera de Dios, Drive), las de recopilación de repertorio clásico-contemporáneo (2001, Una odisea del espacio, El resplandor) o las de ámbito pop-rock basadas en canciones (Help!, El Graduado, Casino Royale, Anna, American Graffiti, The Wicker man, Fiebre del sábado noche, Purple rain, Terciopelo azul, Reservoir dogs, On connait la chanson, Pena de muerte, Oh! Brother, Deseando amar, Lost in translation). 

En la lista de Rockdelux hay cabida para el jazz, la música electrónica, el soul, la música disco, la música contemporánea o la bossa nova.

Tratándose de una revista de tendencias pop-rock, no podía faltar en esta selección la presencia de algunos de sus iconos de cabecera: ahí están también Bob Dylan (Pat Garrett y Billy el Niño), Neil Young (Dead man), Tom Waits (Corazonada), Prince (Purple rain), Ryuichi Sakamoto (Feliz Navidad, Mr. Lawrence), Scott Walker (Pola X), Ry Cooder (Paris, Texas), el rapero RZA (Ghost Dog), Nick Cave y Warren Ellis (El asesinato de Jesse James), Björk (Bailar en la oscuridad), Tindersticks (Trouble every day) o  el balcánico de las bandas de bodas y funerales Goran Bregovic (Underground).