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Infiltrados en Rusia

Varios de los personajes que aparecen en el cómic.

Varios de los personajes que aparecen en el cómic.

La recuperación del Escuadrón Suicida de John Ostrander y Luke McDonnell era una de las deudas pendientes del universo DC en España, y ECC se ha puesto al fin manos a la obra. Si en el primer volumen, Prueba de fuego, se nos detallaban los distintos equipos suicidas que habían precedido al Escuadrón, asistíamos a la presentación y reclutamiento de sus miembros y disfrutábamos con las primeras misiones de esta panda de inadaptados, el segundo volumen, La odisea de Nightshade, proporciona más madera y nos muestra las interacciones del grupo con otros pesos pesados de DC como Batman, la Liga de la Justicia o la Doom Patrol. El tomo ofrece los números 9 a 16 de Suicide Squad, más The Doom Patrol and Suicide Squad Special, el número 13 de Justice League International y el 28 de Secret Origins, todos de 1998, de modo que a Ostrander y McDonnell se suman puntualmente los guionistas Keith Giffen, J. M. DeMatteis, Paul Kupperberg y Robert Greenberger y los dibujantes Erik Larsen, Rob Liefeld y el propio Giffen.

Un viaje a Rusia para rescatar a un compañero que ha sido hecho prisionero fuerza el choque del Escuadrón con la Liga de la Justicia y los Red Rockets, y otro paseo, en este caso extradimensional, sirve para especular sobre la verdadera naturaleza de Nightshade. Con un guion sólido, apoyado sobre todo en el talento de Ostrander para caracterizar a los personajes y hacerlos interactuar, y los dibujos aparentemente poco llamativos, pero siempre funcionales, de McDonnell, Escuadrón Suicida es uno de los títulos más gozosos del renacimiento de DC posterior a Crisis en Tierras Infinitas. Es también el inicio de todo un subgénero en el que los protagonistas no son los héroes, sino los villanos que llevan a cabo misiones al límite de la moralidad (Secret Six y, en cierta medida, Thunderbolts continuaron esta misma senda). En cuanto a los artistas invitados, el trabajo de unos principiantes Larsen y Liefeld es del todo olvidable, pero la vista se recrea en las estilosas páginas de Giffen, que saben a poco.

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