Cómics

Negro y gris

  • El protagonista de 'Nestor Burma' es un personaje fascinante, un antihéroe desilusionado y cínico, que desvela la corrupción de la sociedad francesa de la posguerra

Detalle de una viñeta de la obra.

Detalle de una viñeta de la obra.

El francés Jacques Tardi (Valence, 1946) es uno de los nombres esenciales del cómic europeo contemporáneo. Posee un estilo gráfico personalísimo, que lleva la línea clara al territorio del feísmo, ofreciendo un entintado grueso y orgánico, mezclando unos fondos minuciosos, delineados con precisión, con unas figuras caricaturescas (cuando no grotescas), de grueso contorno, y apostando mayormente por el blanco y negro (matizado con un uso magistral de los grises).Su temática no es menos reconocible: los horrores de la guerra (en especial, la Primera Guerra Mundial), el polar francés, la aventura de raíces vernianas (ambientada entre los amasijos de la arquitectura del hierro). Leyendo a Tardi, uno llega a la conclusión de que su propuesta es pura actitud, una forma insistente de contar, en la que el entorno pesa tanto como el argumento, o, mejor dicho, en el que el entorno es el propio argumento, un argumento opresivo: las trincheras o los campos de concentración de los relatos bélicos, el París de posguerra y las frías urbes de su noir, el delirante fin de siècle de las aventuras de Adèle Blanc-Sec, pero también la estrecha casa en el muro de Ici Même, el territorio hostil de las afueras en Juegos para morir, el decadente imperio romano de Polonius, etc. De todos los álbumes suyos que colecciono, seguramente el que refleja de manera más rigurosa su poética es Tardi en banlieue (1990), una colección de estampas en blanco y negro de las afueras de París, permanentemente cubiertas de nubes, con el asfalto siempre húmedo, la tierra embarrada, los árboles azotados por el viento, el vacío reflejado en los pocos rostros que asoman, medio absortos, en una nada de cemento y cables y alambradas.

En esa hebra, una de las líneas de trabajo más interesantes de Tardi son sus historietas de género negro, para las que ha contado con textos de Jean-Patrick Manchette, Benjamin Legrand o Léo Malet. De este último son las novelas adaptadas en la magnífica serie del detective Nestor Burma, un personaje creado por Málet en 1942 y que está en los inicios de la literatura policial francesa moderna. El ciclo lo componen los cuatro álbumes en blanco y negro Niebla en el puente Tolbiac (1982), Calle de la Estación, 120 (1988), Reyerta en la feria (1996) y ¿Huele a muerto o qué? (2000), más Una resaca de cuidado (1990), a color y con guion original de Tardi (la serie ha seguido después con otros artistas).

Burma es un personaje fascinante, un antihéroe cínico y desilusionado, que desvela la corrupción de la sociedad francesa de la posguerra, y que hace buena la frase de Graham Greene: "La naturaleza humana no es una mezcla de blanco y negro, sino de negro y gris". Habiéndolos publicado previamente en tomos individuales, Norma Editorial nos ofrece ahora este hito del cómic francés en una bonita edición integral que incluye, en formato manejable y con los lomos pintados de amarillo, los cuatro álbumes antes citados. Género negro de altísima calidad. Sin exagerar, lo mejor de lo mejor en su clase.

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