En la cama de un hospital yace un joven de veintiún años, cinco de los cuales ha pasado sumido en un profundo coma. Su apellido se ha hecho famoso, ya que el chico es el único superviviente actual de una masacre de la que su hermana Laura fue culpada y en la que perdió al resto de su familia en una noche sangrienta.

Él es Pierre Grimaud.

Es justo en ese momento cuando entra en escena una bella y fría psicóloga, Anna Kieffer, que ha convertido al joven Pierre en un personaje de sus libros y con el que, una vez haya despertado del coma, va a establecer una relación que los llevará en un viaje, mediante hipnosis, a esa noche de la que el protagonista conserva numerosas cicatrices, algunas físicas, otras ocultas en lo más profundo de la memoria.

Pero este relato está protagonizado también por otros personajes, que componen un interesante background. Uno de ellos es la enfermera Babette, que se plantea el hecho de abandonar a su novio, con el que las cosas van cada vez peor en la relación debido a un accidente que ha sesgado de raíz su carrera artística.

Y otros componentes de este dramatis personae son algunos jóvenes, también ingresados por diferentes razones en el establecimiento hospitalario y que, una vez Pierre recupere la consciencia y el uso de algunas de sus extremidades, formarán parte de una 'pandilla'. Dos de ellos, con los que éste tendrá la relación más cercana serán Bastien, un chico que ha perdido la capacidad de hablar, y Max, el más problemático de todos que, pese a su invalidez extrema, siempre está ideando trastadas como manera de expulsar a su furia interna.

Hay otro personaje más en este relato, desconocemos su nombre. Es una sombra, un susurro que por las noches, sin ser invitado, aparece una y otra vez en la habitación de Pierre, y con intenciones sádicas, convierte su estancia en el lugar en una auténtica pesadilla…

¿Es real, un mal sueño, o la representación física de ese misterio que nos va a mantener absorbidos con la lectura de este magnífico cómic?

Su autor, el galo Timothé Le Boucher, con una obvia influencia del manga japonés que ha sabido adaptar a la perfección a la narrativa más occidental, ya nos dejó boquiabiertos con su primera obra publicada en nuestro país, Esos días que desaparecen. Con El paciente se confirma definitivamente como uno de esos autores hay que seguir con atención, ya que manejan el thriller y el relato psicológico con auténtica maestría.

Después de la grata experiencia que supone disfrutar de este cómic, que ahora la editorial Nuevo Nueve reedita en una edición especial, que contiene jugosos extras, tan solo nos queda cruzar los dedos para que la nueva y ambiciosa de Le Boucher, 47 Cordes, no tarde demasiado en empezar a ser publicada por estos lares.