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El mito del buen salvaje

  • El publicista Hal Foster adaptó el exitoso Tarzán creado por Burroughs a las primeras tiras en prensa de aventuras realistas

  • Sus dibujos marcaron la iconografía del personaje

Detalle de la portada del volumen.

Detalle de la portada del volumen.

El término pulp hace referencia a revistas encuadernadas en rústica, baratas y de consumo popular, especializadas en serializar novelas por entregas, de argumento simple y de diferentes géneros de ficción.

En una revista pulp llamada All Story Magazine, en octubre de 1912, debutó en Estados Unidos el serial Tarzán de los Monos, escrito por Edgar Rice Burroughs y editado como libro por primera vez en 1914. El personaje resultó ser tan popular que Burroughs continuó la serie hasta la década de los años sesenta, escribiendo nada menos que dos docenas de novelas.

El héroe de la selva pasó de ser un fenómeno literario de comienzos del siglo XX, a convertirse en icono de la cultura popular, asimilando el mito del buen salvaje, renovándolo y adaptándolo en numerosas ocasiones al cómic, cine y televisión.

Joseph H. Neebe, de la agencia de dibujantes Famous Books and Plays, había contactado con Edgar Rice Burroughs con la idea de adaptar la novela Tarzán de los Monos en tiras de prensa. La idea era innovadora, ya que no existían tiras realistas de aventuras.

Para asegurar el éxito, Neebe contactó con el ilustrador de las novelas de Burroughs: J. Allen St. John, que rechazó la oferta. Neebe se dirigió entonces al publicista Hal Foster, que inició así su carrera como dibujante de tiras de prensa.

Las tiras de prensa Tarzán de Hal Foster son la primera adaptación del personaje literario de Edgar Rice Burroughs. La obra de Foster influyó en el look del Rey de los Monos interpretado en el cine por Johnny Weissmüller.

Esta obra marcó un punto de inflexión en las tiras de prensa, al ofrecer aventuras para lectores adultos, en lugar de tiras humorísticas y desenfadadas para el público familiar e infantil.

Hal Foster obtuvo el respaldo del público adulto, y su estilo de dibujo realista, con un gran dominio de la anatomía humana y animal, además de una cuidada recreación del movimiento, crearon escuela y siguen siendo una referencia.

La tira diaria de Tarzán hizo su debut el 7 de enero de 1929, apareciendo en trece periódicos estadounidenses y en otros dos canadienses. Foster ilustró una tira diaria durante diez semanas y, aunque fue un éxito, renunció a continuarla para volver a trabajar en publicidad.

Las tiras diarias siguen adelante realizadas por Rex Maxon, que se dispone a continuar con la adaptación de otras novelas de Burroughs. Las tiras de Tarzán mantienen un ascendente camino de triunfos, lo cual motiva la realización de páginas dominicales, cuya autoría seguiría en manos de Maxon, iniciándose el 15 de marzo de 1931.

Sin embargo, Edgar Rice Burroughs no estaba contento con el trabajo de Maxon en las tiras de su personaje y se quejó al respecto, de modo que hubo que recurrir nuevamente a Foster.

Cuando la Depresión estaba en su peor momento, Foster fue persuadido de dibujar la página dominical de Tarzán, comenzando desde el 27 de septiembre de 1931. Con el crack del 29, las empresas de publicidad pierden su razón de ser, al no tener la población dinero para sus compras. Foster decidió un cambio de actividad hacia los cómics, que mantendría sus ingresos saneados, dando estabilidad a su familia. Si además se considera el beneplácito de Burroughs, y las cartas de seguidores encantados con el tratamiento que da a Tarzán, su cambio de actitud queda justificado.

Hal Foster se caracteriza por usar leyendas en vez de bocadillos. Esto permitió a Foster crear composiciones con fondos muy detallados, que no quedan ocultos tras el texto. Fue una táctica deliberada, para proporcionar a la tira la apariencia de haber sido creada en la tradición de los ilustradores de libros que Hal admiraba.

Foster atrajo la atención de otras agencias, como King Features, que se acercó porque a William Randolph Hearst le gustaban las ilustraciones de Tarzán y quería crear una tira para Hal Foster. Pero Hal lo rechazó porque quería crear algo de su propiedad: el resultado fue El Príncipe Valiente, una obra de culto.

Foster se dedicó a hacer páginas dominicales de El Príncipe Valiente y cedió su puesto en Tarzán a Burne Hogarth, que firmó las tiras del Rey de la Selva durante nueve años, aportándole su espectacular estilo barroco y un más minucioso, si cabe, dibujo de la anatomía.

La próxima semana: Gil Pupila (1956), de Maurice Tillieux, un detective privado que trabaja con su ayudante Libélula, su secretaria Cerecita y la colaboración del inspector Corrusco.

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