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Tres son multitud

  • 'Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón' (1959), de Roberto Segura, es una serie de historietas humorísticas que debutó en el semanario 'Ven y Ven' nº 1, de Editorial Bruguera

Detalle de la portada de la obra.

Detalle de la portada de la obra.

El año 1957 supuso un punto de inflexión en Editorial Bruguera. Los cinco grandes de la primera generación o generación del 47 (Cifré, Escobar, Peñarroya, Giner y Conti) se fueron de Editorial Bruguera, hartos de ser explotados. Luego volvieron con mejores condiciones laborales, pero abrieron las puertas a la segunda generación, la del 57: Alfonso Figueras, Gin, Francisco Ibáñez, Ángel Nadal, Raf, Martz Schmidt, Manuel Vázquez y Roberto Segura.

Roberto Segura creó la serie de historietas Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón en 1959 para el semanario Ven y Ven nº 1. En 1960, la serie pasó a Tío Vivo, publicándose luego en otras revistas de Bruguera como Súper Tío Vivo (1972), Mortadelo Gigante (1974), Mortadelo Especial (1975), Súper Carpanta (1977), Súper Cataplasma (1978), Mortadelo (1984) y Pulgarcito (1985). Ediciones B la incluyó en Súper Mortadelo (1988). Ya en los años setenta protagonizó multitud de portadas en la segunda época de Tío Vivo. En algunas etapas, el título fue Los Alcorcón con Pepón, una pareja de tres; o simplemente, Los señores de Alcorcón.

Aunque la serie comenzó a publicarse justo antes del llamado "milagro económico español", Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón refleja la costumbre que se daba en España, un poco antes, pero en el franquismo, de que los matrimonios jóvenes compartiesen su casa con un familiar soltero para poder pagar la hipoteca. Fenómeno, por cierto, no tan extraño en el siglo XXI...

El matrimonio lo forman Arturo, de profesión oficinista, y su esposa, ama de casa, sin nombre en la serie, que es la hermana de Pepón. La comicidad consiste en que Pepón vive en casa del matrimonio sin aportar nada, lo que provoca fuertes enfados a Arturo. Como la serie fue longeva, coincidió con vacas flacas y vacas gordas, y con los años los lectores se la terminaron tomando como las historietas de un gorrón sin más trasfondo social.

Arturo Alcorcón, cuñado de Pepón, es moreno, de estatura media, nariz excesiva y viste camisa blanca con pajarita y pantalones negros. Arturo tiene la ambición de ir subiendo en la escala social y profesional. Los intentos de Arturo por lograr que su cuñado contribuya a la economía familiar acaban siempre en catástrofe, debido a la total inutilidad y desinterés por parte de Pepón.

La hermana de Pepón, y esposa de Arturo Alcorcón, es una mujer rubia, esbelta, coqueta y de físico agraciado que, a diferencia del resto de protagonistas, irá evolucionando físicamente con los años. Se apiada de su hermano por lástima, por cariño, o simplemente porque lo conoce y asume sus nulas capacidades, argumentando que "Peponcito es un pobre incomprendido".

Pepón es panzudo y suele vestir con camiseta blanca y pantalones vaqueros. De pelo rizado, rostro sonriente y gran nariz, lleva siempre en la boca un pitillo. Es un parásito, con una visión de la vida tan personal que queda fuera de la sociedad por decisión propia. Pepón quiere disfrutar la vida sin grandes artificios y si intenta ser de provecho, la catástrofe está garantizada. Le gusta estar tumbado en posición horizontal sobre un sofá. Lo de "ganarse el pan con el sudor de la frente" no entra en sus planes. Es el personaje más querido por los lectores, gracias a su arte del escaqueo y su filosofía de vivir bien sin dar golpe. Pese a todo, Pepón llama afectuosamente "nene" a su cuñado.

Arturo no soporta la actitud pasiva de Pepón, instándole de modos muy violentos a contribuir de una maldita vez a la economía familiar. Arturo siente rabia e impotencia ante su cuñado, pues él es un oficinista que pretende subir en la escala social, nunca satisfecho con lo que tiene, mientras que su cuñado es ajeno a todo esto. La violenta actitud de Arturo cambia en cuanto advierte que alguna de las iniciativas laborales de Pepón puede rendir beneficios. De todos modos, los resultados repercutirán negativamente sobre el pobre Arturo.

Más tarde, se añadiría al trío protagonista la tía Lutgarda, anciana de posibles cuya fortuna revertirá en un futuro, tras su fallecimiento, en sus desconsolados herederos. Este personaje acentúa la codicia de Arturo. La ancianidad de la tía Lutgarda y su complicidad con Pepón, contribuyen a que las calamidades sean más aparatosas.

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