Cómics

Hay otros mundos, pero están en Hickman...

  • Abrochaos los cinturones, iniciamos un apasionante viaje a través de la imaginación de uno de los autores más personales del panorama actual

Detalle de una imagen del volumen.

Detalle de una imagen del volumen.

Ya todos a estas alturas de la película hemos podido disfrutar de las diferentes etapas que el guionista Jonathan Hickman ha firmado en el vasto Universo Marvel, y en los últimos tiempos nos ha maravillado (y continúa haciéndolo) al haber cogido con fuerza y determinación las riendas de la franquicia mutante para darle una adictiva vuelta de tuerca que nos tiene a todos los lectores babeando cada vez que llega a las librerías una nueva entrega.

Pero todo tiene un principio, una génesis, y este creador publicitario reconvertido en guionista de cómics comenzó su carrera en la editorial independiente Image que, con el buen olfato que caracteriza a su editor Eric Stephenson, vio que Hickman tenía talento, ideas y una personalidad única para llevar a las viñetas sus historias.

Y es ahora, querido lector, cuando tienes la fortuna de sujetar entre tus manos este voluminoso tomo que incluye todos aquellos primeros pasos que refrendaron el talento de su autor, que en los dos primeros, El informativo nocturno y Pax Romana firma hasta como dibujante. Así pues, internémonos en su particular universo.

El informativo nocturno abre su argumento de la manera más brutal posible, con una masacre. Pero una muy bien dirigida, ya que el francotirador tan solo asesina, con una certera puntería, a reporteros, dejando una firma indeleble en sus asesinatos. Conoceremos como John Guyton era un sin techo que fue abordado por un extraño en plena calle, ofreciéndole algo más que la mano.

Le dio un propósito a su existencia, y él ocuparía su lugar como el medio conductor de una misteriosa voz que dicta órdenes a través de cintas, señalando los objetivos a borrar del mapa. Y es que este hombre, y sus acólitos, han iniciado una sangrienta campaña contra los responsables de los medios informativos.

Como veremos a lo largo de la miniserie, no van a dejar títere con cabeza, diezmando de una manera brutal a la profesión periodística, a la que culpa de estar manejada como títeres, tan solo para transmitir las noticias que los poderosos empresarios y los políticos de alto nivel quieren que llegue a la población. Un argumento éste que seguro os sorprenderá, ya que en algunos momentos se amolda totalmente a la realidad cotidiana que vivimos, y que viene acompañado por toneladas de información totalmente real.

De ahí saltamos a Pax Romana, en la que el concepto de los viajes en el tiempo protagoniza su argumento. ¿No habéis soñado nunca cómo podría alterarse el devenir histórico si pudiéramos alterar algunos hechos? Borrar del mapa a dictadores, evitar injustos asesinatos, prevenir catástrofes mundiales... Un sueño que se hace realidad en esta miniserie, también ilustrada por Hickman, y que nos presenta la historia en la que un Papa del futuro le narra a un joven regente en la ciudad de Roma, un niño que ha alcanzado el poder a través de la sangre.

El Papa Gene y el Emperador Constante IV protagonizan el prólogo de este apasionante viaje que nos lleva a su pasado, concretamente al año 2053, en el que la tecnología para viajar en el tiempo ya existe y va a ser utilizada para llegar a la antigua Roma y alterar la historia. Para ello se necesita un equipo de hombres y mujeres que lo den todo, que sepan sacrificarse por su causa. Serán comandados por un experto militar, Nicholas Chase, que se encarga de reunir a un grupo de mercenarios. Por encima de ellos, el poderoso Cardenal Pelle, que dicta las órdenes y comandos a seguir.

Ésta es una historia manchada por la sangre, por la traición, la muerte. Como ha ocurrido a lo largo de los siglos, tan solo la violencia ha ido dictando los cambios, y este argumento no será una excepción. Y aunque el plan de conquista mundial, bajo el mando de uno de los mayores estrategas que ha tenido la historia, parece ir funcionando a la perfección, algo se torcerá en el camino...

Y de ahí, otro salto temporal al futuro, al año 2115. Y otra historia. El planeta Tierra ha pasado, y sobrevivido, por todos los hechos imaginables. Pandemias, terremotos... Pero la amenaza que se acerca ahora puede ser la definitiva, la que extinga a la raza humana. Y viene de más allá del espacio. Son los Hun-Du, unos letales alienígenas cuyo único objetivo es la masacre de todas las civilizaciones con las que se cruzan. Una historia ésta, narrada por un auténtico visionario, ya que es su poder.

Marcus Farber Astorga, más conocido como El Benefactor, será nuestros ojos en este particular universo defendido por poderosos superhombres, que serán la única barrera contra la horda asesina que se aproxima. Y aunque un arma es enviada contra las hostiles tropas, tan solo el más poderoso de los hombres tendrá la última palabra en la batalla definitiva. Su nombre e historia también lo conoceremos en esta apasionante miniserie, Requiem por Marte, en la que la parte gráfica viene de la mano de Ryan Bodenheim.

Y para concluir este singular viaje, otro salto hacia adelante en el tiempo, al siglo XXIII, en el que la tecnología y el talento humano ha creado las TAC, naves que pueden saltar a través de las épocas.

En The Red Wing, ilustrada en esta ocasión por Nick Pitarra, conoceremos a dos jóvenes cadenes, Valin Redd y Dominic Dorne, que aspiran a formar parte del legendario Escuadrón Rojo, grupo en el que el padre del segundo, Robert, se convirtió en un héroe... y mártir.

Veremos sus avances y también la verdadera historia de lo que le sucedió a Robert, cómo quedó atrapado en una lejana época y convivió con una tribu, para en un momento dado enfrentarse a los hostiles invasores que hostigan a la raza humana, poseyendo también la tecnología del salto temporal. Varias líneas temporales que convergerán en un final impactante, inesperado.

Cuando uno pasa la última página de este tomo la sensación que queda es como cuando realizamos un largo y fructífero viaje, en el que hemos conocido nuevos lugares y personas. Pero aquí el medio de transporte es otro, y se trata de la inagotable, fértil imaginación de Jonathan Hickman, un creador de historias único.

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