Personajes con sabor

Manuel Rincón: La sencillez al poder

  • Esta nueva entrega cita a Manuel Rincón en el restaurante Candamil, en la calle Cuarteles

  • ¿El sueño del invitado?: "Acabar con las injusticias"

En un espacio tan gastronómico como es éste, donde estamos de acuerdo en que lo sencillo es casi siempre lo más acertado, alguien podría pensar que con ese titular me estoy refiriendo a la comida, -que también-, que desarrollaré en el día de hoy. Pero no es así, me refiero al personaje, persona, como él quiere que lo defina, con el que he tenido la oportunidad, y la suerte, de reunirme. Además, si a esto le unimos el lugar del encuentro, el conocido y reconocido restaurante Candamil, ubicado en la malagueñisima calle Cuarteles, todo hacía presagiar lo que más tarde sucedería.

El INVITADO

Hablar con Manuel Rincón, Manolo para los amigos, requiere una magnifica dosis de reflejo y de permeabilidad. Su discurso, ameno, vigoroso y sobre todo sustanciado, muy sustanciado, hace que, sin quererlo, en mi caso por supuesto queriéndolo, te conviertas en una esponja y comiences a absorber sus certeros mensajes. Lo primero que hice fue felicitarle por el reciente premio, uno más, recibido del Ayuntamiento de Vélez. Nada más y nada menos que el Escudo de Oro. Su trayectoria así lo amerita y por lo tanto su merecido reconocimiento. Manolo ha sido un poco de todo. Empresario, político, artista, pero sobre todo, en los últimos tiempos mecenas, un mecenas que apoya sin fisuras el deporte y la cultura, algo de lo que felicitarnos.

"Yo tengo mi propio mundo configurado, y eso mucha gente no lo entiende", me responde Manolo cuando le pregunto qué faceta de su vida le ha colmado más. Y dentro de ese mundo que él se ha creado, cabe de todo. Es una persona que se ilusiona con todo lo que hace, pero llega aún más lejos - y eso es clara muestra de su generosidad y sencillez- y es que se ilusiona con el proyecto y los sueños por cumplir de los demás. Entonces surge el Manolo solidario y enseguida se pone manos a la obra. De eso pueden dar testimonio los numerosos equipos deportivos, el último nuestro extraordinario equipo de balonmano femenino que milita en la división de honor, máxima categoría del balonmano de nuestro país, Balonmano Rincón Fertilidad -desde aquí en entrañable saludo a Diego Carrasco y sus guerreras; quien no haya ido a verlas no saben lo que se pierden-, así como equipos de atletismo, pasando por su pasión: el baloncesto. Y mientras desarrollábamos esta parte del encuentro, nuestro amigo Gustavo, nos había ordenado los primeros entrantes.

LA COMIDA

Como cuando uno pisa el restaurante Candamil se sabe ya en tierras gallegas y tiene total confianza y conocimiento de lo que allí se "guisa", nos dejamos llevar por los entrantes que había ordenado Gustavo -toda una vida al frente de este magnifico establecimiento-: unas zamburiñas de chuparse las yemas de los dedos, un pulpo -el clásico de la casa- y una empanada fuera de lo común, nos sirvieron para dar unas primeras pinceladas de pura gastronomía gallega. Y por supuesto, no podía faltar la compañía de un vino de aquellas tierras, un magnifico Martin Codax, que hizo de las delicias de mi amigo Manolo Rincón.

Y entre sorbo y sorbo, me comentaba Manolo que, por desgracia, alguna vez se había sentido menospreciado, especialmente durante su etapa política. Un pequeño asomo de tristeza se dejó pasear por sus, siempre alegres ojos, cuando recordó ese momento. Todo ello vino a cuento a la pregunta que le hice sobre su lucha, hace ya bastantes años, por la segregación, que no independencia, como el mismo corrige, de Torre del Mar. Realmente fueron años duros pero apasionados, como todo lo que hace él. "La política me enseño la mentira. Es algo triste, pero es real".

La llegada de unos magníficamente presentados, platos de bacalao a la gallega, nos ayudaron a cambiar de tercio en la conversación, y de paso, rellenar de nuevo las copas del preciado vino que estábamos disfrutando.

Otras de las facetas en la que Manolo se defiende bastante bien es la pintura, -aunque él, como no podía ser de otra manera, se apresurar en decir que son "cosillas que se le ocurren, sin ningún valor más allá de su propia satisfacción" -. Su encuentro con ese fantástico mundo, me cuenta, fue por pura casualidad. "Andaba yo pasando una mala racha y un amigo me invitó a ir a su casa a tomar algo y charlar. Este amigo, aficionado a la pintura, me invitó a hacerlo. Seguramente se pensaría que diría que no, pero nada más lejos..". Manolo cogió pincel y colocado delante de un lienzo inmaculado comenzó a mancharlo hasta completar un cuadro que aún conserva. Y todavía continúa pintado. Les invito a que vean sus bellas y sobre todo, originales obras.

Para terminar nuestro almuerzo, decidimos compartir una ternera gallega, especialidad de la casa, que nos terminó de saciar. Acompañada en este caso por un extraordinario tinto Cuatro pasos black; todo un placer. Es habitual en esta sesión preguntarle a nuestros invitados por un sueño por realizar. El de Manuel Rincón es claro: " Sueño con que haya mayor justicia social. Poder ayudar a los que tienen menos." Ahí queda su sueño, y su mensaje. Una suave y esponjosa tarta de Santiago, nos ayudó a finalizar tan magnifica comida. Estábamos en los cafés cuando le pregunte a Manolo por cuanto la costaba su generosidad. Y de nuevo la respuesta no pudo ser más contundente: "No sé cuánto cuesta mi generosidad. Nunca lo contemplo. Cuando no pueda dejaré de hacerlo, pero hoy por hoy recibo más de lo que doy..", y no se refería al dinero, por supuesto.

Manuel Rincón, un hombre que aún contempla sueños de nuevos proyectos empresariales, deportivos, incluso políticos. O quizás no sean simples sueños.

Y con la promesa de volver a encontrarnos, nos despedimos de tan grato y enriquecedor encuentro.

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