El diario de Próspero | Teatro

Shakespeare o la ceremonia de la pérdida

  • Bolchiro publica ‘Donnellan sobre Shakespeare’, libro de entrevistas en el que, de la mano de Arantxa Vela Buendía, el fundador de Cheek by Jowl profundiza en los personajes del Bardo

Producción de ‘La Tempestad’ de Shakespeare a cargo de Cheek by Jowl estrenada en París en 2011.

Producción de ‘La Tempestad’ de Shakespeare a cargo de Cheek by Jowl estrenada en París en 2011. / Johan Persson / Cheek by Jowl

RESULTA cuanto menos curioso el modo en que el criterio shakespeareano de Declan Donnellan (Manchester, 1953) ha constituido en las últimas tres décadas un verdadero caso aparte en el teatro internacional mientras progresivamente, poco a poco y sin aspavientos, ese criterio se ha convertido en un signo de autoridad cuya referencia es ya inevitable. Desde que en 1981 fundara junto a Nick Ormerod la compañía Cheek by Jowl, el director británico ha firmado unos cuarenta montajes de los que aproximadamente la mitad corresponden a Shakespeare, bien en solitario o en coproducción con instituciones como el Ballet Bolshoi, el Teatro Piccolo de Milán o Les Gémeux de Sceaux. Especialmente sonada fue su presentación en España, con la comparecencia en el Corral de Comedias de Almagro (escenario que Cheek by Jowl ha vuelto a visitar en posteriores ocasiones) del Pericles estrenado en 1984: había ahí una manera distinta de llevar a Shakespeare a escena que prometía un viaje desde la periferia presente al canon futuro, una entente con el Bardo destinada a convertirse en modelo. El tiempo y el mundo le dieron la razón a Donnellan, cuyas lecturas de La tempestad y El cuento de invierno afirmaron su magisterio en la escena contemporánea. Ahora, la editorial Bolchiro publica Donnellan sobre Shakespeare, un libro de entrevistas en el que, llevado de la mano de Arantxa Vela Buendía (incansable divulgadora teatral en RTVE desde mediados de los 80, en cuyo curriculum figura la subdirección de programas como La Mandrágora y Atención obras), el creador se presta a una verdadera inmersión en los personajes de Shakespeare a partir de una fuente primordial: sus propios montajes. Si la dirección artística de las obras del autor de Antonio y Cleopatra aporta un conocimiento distinto del que pueden alumbrar la lectura y el estudio académico de su obra, Donnellan habla exactamente desde ese aprendizaje.

El director teatral Declan Donnellan (Manchester, 1953). El director teatral Declan Donnellan (Manchester, 1953).

El director teatral Declan Donnellan (Manchester, 1953). / Johan Persson / Cheek by Jowl

Conviene dejar claro, entonces, que Donnellan sobre Shakespeare no es un libro para directores ni profesionales del teatro. No es nada parecido a un manual de instrucciones, sino una estupenda introducción al universo Shakespeare forjada no desde la literatura, sino desde la práctica escénica, en la línea de otras obras maestras firmadas por artistas como Peter Brook o John Gielgud. Donnellan aborda El cuento de invierno, Pericles, Cimbelino, La tempestad, Hamlet, Romeo y Julieta, Troilo Crésida, Otelo, Macbeth, El rey Lear, Noche de Reyes, Como gustéis, Mucho ruido y pocas nueces, Medida por medida y Sueño de una noche de verano a tenor de cuanto puede decir de estos títulos tras haberlos armado ante el público. Así, por ejemplo, el único montaje de Romeo y Julieta de Cheek by Jowl fue un espectáculo de danza coproducido con el Ballet Bolshoi, y aunque Donnellan llega en este libro a lo más hondo de la tragedia, lo hace desde la perspectiva que ofrece el movimiento. En sus respuestas, Donnellan se detiene, especialmente, en los personajes, en sus motivaciones e impulsos. En estos retratos no reniega de la trascendencia, como cuando acude al carácter espiritual de Ariel a la hora de explicar el perdón de Próspero, que considera un don que únicamente, como tal, le puede ser dado desde un orden divino; en otras ocasiones, sin embargo, el director se muestra especialmente hábil a la hora de analizar ciertos comportamientos desde una mirada transversal, que afecta plenamente al lector contemporáneo: el ejercicio del crimen en Macbeth o en Otelo se entiende bien al hilo de una noticia publicada recientemente que habla del asesinato de una joven a manos de una amiga a la que se negó a prestar el cargador de un móvil, afrenta por la que recibió setenta puñaladas. En su discurso, Donnellan acude a menudo a la evidencia de que a lo largo de la vida todos nos enfrentamos a la pérdida de lo que creíamos eterno para explicar la misma raíz del teatro de Shakespeare: el modo en que asumimos el recuerdo de los seres queridos que fallecieron puede explicar así, de manera sencilla, por qué Shakespeare decide resucitar a Hermíone al final de El cuento de invierno a partir de una estatua que, misteriosamente, había envejecido con el paso del tiempo como si estuviese viva. Así, para Donnellan, no hay mayor verdad que la encerrada en esta súplica de Desdémona: “Mátame mañana, déjame vivir esta noche”.

“Hay cosas que no se pueden poner en escena y una es la muerte”, advierte Donnellan. Su lección se refiere, claro, a nosotros.

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