Cultura

Variaciones sobre Caín

  • 'GÉNESIS'. Félix de Azúa. Literatura Random House. Barcelona, 2015. 192 páginas. 16,90 euros.

Es la antropología decimonónica, junto con la psicología del XX, la que halla en el mito, no un relato arbitrario, heredado desde una antigüedad remota, sino una verdad esencial, expresada plásticamente. De Frazer a Jung, el mito gana en consistencia lo que pierde en misterio y en el compacto halo de terror que lo circunda. En este Génesis de Azúa, visible desde el título, se da una particular versión de dos mitos judeo-cristianos: el Edén y su pérdida y la Torre de Babel, erigida en el desierto de Mesopotamia. Ambos mitos hacen referencia a la caída del hombre. Ambos mitos obtienen aquí, sin embargo, una lectura algo distinta, una acotación marginal, en la que la condena bíblica no es ya la mortalidad de la especie humana ("Ganarás el pan..."), sino la inveterada transmisión del odio.

Aclaremos que Génesis es una "falsa autobiografía" -como todas, por otra parte- que continúa los dos libros anteriores de Félix de Azúa. No obstante, se distingue de una narración convencional por cuanto en sus páginas se cruzan un relato de la Creación, de la aventura humana, y una historia contemporánea. Ambas historias, pues, la mítica y la actual, se unirán en algún momento de la obra para otorgar sentido a dichos relatos. Como es lógico, si esto es una biografía real o no, carece de transcendencia. Sí la tiene el concepto de Arte que apronta Azúa al final de la novela, y que culmina, de algún modo, la fábula de Babel: el arte, su milenaria fascinación, no es sino un modo de tocar la divinidad y de vengarse de ella. Consignemos también que, para Azúa, la historia del hombre es una historia de la iniquidad, de odio al Otro, cuya actualidad resulta obvio señalarla.

¿Puede leerse el Génesis como una historia de perdón, tal y como se hace en este libro? ¿Puede interpretarse como el relato de una especie redimida en la muerte, salvada por su caducidad? ¿Cabe imaginar a Caín como el hombre inocente que soñó morir, abrasado por la culpa? Recordemos que para Cunqueiro "todas las cosas caminan hacia la fábula; es decir, hacia el mito". Este Caín de Azúa es, a un tiempo, sacerdote y ara de un antiguo rito. De su figura brotan, bajo la luz del rayo, la inmortalidad del arte y el olvido más puro.

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