Cultura

Una forma de civilización

'A la carta. Cuando la correspondencia era un arte'. Selección y prólogo de Valentí Puig. Elba. Madrid, 2014. 216 páginas. 18 euros

El viejo hábito de escribir cartas, que empezó a decaer con la invención de la telefonía, ha casi desaparecido en la era de las comunicaciones inmediatas, por más que el correo electrónico -herramienta extraordinaria, susceptible de ser usada para fines no meramente informativos- haya sustituido hasta cierto punto a los antiguos envíos postales. En nuestro tiempo acelerado, la correspondencia en papel remite a una época no tan lejana pero definitivamente ida cuyos protocolos -porque no se trata de una cuestión de formato- han sido desplazados por los modos imperiosos y el vértigo de la urgencia. Para Valentí Puig, que ha reunido en este volumen una variada muestra del arte epistolar a lo largo de la Historia, "llevamos mucho tiempo sin escribir cartas, incluso antes del big bang digital", quizá porque ya "antes del SMS" -que es otra cosa, aunque también admita usos, digamos, no instrumentales- habíamos desaprendido una cierta disposición del ánimo que no tiene que ver sólo con las palabras.

En efecto, como señala Puig, "el género epistolar era una forma de civilización" de la que esta antología, poco previsible y por eso mismo valiosa, ofrece ejemplos memorables. El prólogo reivindicativo, moderadamente nostálgico, es menos original que la selección propiamente dicha, dispuesta no en orden cronológico sino alfabético, lo que permite leer las cartas saltando siglos, registros y propósitos muy distintos, desde la Antigüedad (Platón, Plinio el Joven) hasta el siglo XX. El talento de Puig, gran ironista como su maestro Pla, al que ha dedicado páginas esclarecedoras, brilla en las breves semblanzas -claras, sentenciosas, nada convencionales- que anteceden a cada una de las cartas escogidas, donde el antólogo resume personalidades complejas en apenas unos trazos. La conmovedora solicitud de Bulgákov a Stalin, el testimonio de una delación anónima en la Francia ocupada, la ácida misiva de Scott Fitzgerald a su hija Scottie, una extraña carta de Gandhi a Hitler, el hermoso requerimiento de Lincoln al maestro de su hijo o el estupefaciente documento en el que Elvis se ofrecía a Nixon como agente secreto, son algunas de las muestras recogidas por Puig en un libro de amenísima lectura que huye de lo consabido y ofrece un retrato indirecto de la condición humana.

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