Mouchette | Crítica

Sagrada miseria

  • Periférica publica una nueva traducción de ‘Mouchette’, la dura, hermosa y conmovedora ‘nouvelle’ de Georges Bernanos que Robert Bresson adaptó magistralmente al cine

Nadine Nortier encarnó a Mouchette en el film homónimo de Bresson (1967).

Nadine Nortier encarnó a Mouchette en el film homónimo de Bresson (1967).

Como otros escritores católicos de su generación, en Francia la de François Mauriac o Jacques Maritain, Georges Bernanos tuvo que hacer frente a una época convulsa en la que el progresivo descreimiento, la radicalización política y la insólita violencia de la guerra moderna tensionaron las antiguas certezas. El problema del mal fue el tema central de su obra y en pocas novelas se refleja de un modo tan crudo como en Nouvelle Histoire de Mouchette, cuya protagonista comparte nombre –y nada más, salvo la “soledad trágica” y el destino final de ambas, según precisión del mismo Bernanos– con la adolescente que aparecía en la inaugural Bajo el sol de Satanás, título que expresa bien la angustia derivada de un mundo en crisis. Conviene no perderse la fiel y maravillosa adaptación cinematográfica de Robert Bresson, verdaderamente memorable, pero el film no exime de volver a una nouvelle, reeditada por Periférica en una nueva traducción de David M. Copé, que deslumbra por su intensidad dramática, nada sentimental, y por la maestría con la que Bernanos combina el realismo descarnado y una poética de la desnudez que abarca y trasciende la denuncia.

Mouchette es una criatura a la vez ingenua y feroz, temida y despreciada, insolente y desvalida

“No encontré ni psicología ni análisis en ella”, afirmó Bresson de la novela, y es verdad que los hechos se explican solos. Hija de un padre alcoholizado, de quien se dice que ejerció como contrabandista, y de una madre gravemente enferma, de la que no ha recibido atención ni afecto, Mouchette encarna la incomunicación, la marginalidad y la pobreza en grado extremo. Con sólo catorce años, se comporta como una “pequeña bárbara”, en palabras de la maestra de la escuela, y parece “una extranjera entre los habitantes de esa aldea que tanto detesta”. Es una criatura a la vez ingenua y feroz, temida y despreciada, insolente y desvalida. La miseria en la que sobrevive es “tan infranqueable como los muros de una prisión”. Su actitud desafiante se enfrenta a la indiferencia o la “hostilidad despectiva” de los vecinos, raras veces teñida del “vago respeto” que inspiran quienes llevan la “marca de la desgracia”. Bernanos retrata a los integrantes de la pequeña comunidad en la que se desenvuelve, en la práctica sin contacto alguno, como campesinos que han perdido los valores morales. Son ellos, empezando por su propia familia, no Mouchette, los responsables de su “salvaje indolencia”, del asco y la náusea que siente, de la susceptibilidad y la desconfianza que la han conducido al aislamiento.

En el curso de una sola noche, el oscuro itinerario de la muchacha se torna aún más sombrío

En el curso de una sola noche y la mañana siguiente, el oscuro itinerario de la muchacha se torna aún más sombrío. El bosque en mitad de la tormenta, la rivalidad entre el celoso guarda Mathieu y el apuesto furtivo Arsène, un zueco perdido, precarias cabañas que valen como refugios, borracheras de “vino agrio”, un presunto homicidio, son algunos de los ingredientes de la tragedia en la que pierde definitivamente la inocencia, una “brutal revelación” que la deja arrasada. Antes se ha dicho que la “misteriosa voz” de Mouchette constituía su secreto, el canto de una “miserable juventud floreciendo de repente, la revancha de humillaciones antiguas”. Ahora tiene otro, inocultable, que refuerza su naturaleza rebelde y le inspira a la vez un intenso sufrimiento y cierto orgullo contradictorio, una sensación de libertad desprovista de alegría. A partir de entonces, se encamina con paso impremeditado pero firme hacia su destino, “completamente sola, y contra todos”, dispuesta a apurar hasta el fondo el infortunio.

El impulso caritativo, nacido del amor, no lo representa en la novela más que el propio novelista

Reducida por el entorno a una condición casi animal, Mouchette ejemplifica una humanidad mutilada y apenas pensante, “tan poco familiarizada con la reflexión que no es consciente de los esfuerzos que realiza por comprender”. En esa incapacidad de interpretar lo que confusamente vive o de encontrarle un sentido, más allá de las reacciones instintivas, se cifra su flanco más vulnerable y lo que Bernanos llama, con genuina piedad, el “signo sagrado de la miseria”. Sin intervenir en el drama de la niña, el narrador nos hace partícipes de una deriva cada vez más desesperada, asumiendo de algún modo la protección –con razón se ha hablado de su mirada de redentor o padre espiritual– que nadie a su alrededor le brinda. El impulso caritativo, nacido del amor, no lo representa en la novela más que el propio novelista.

Georges Bernanos (París, 1888-Neuilly-sur-Seine1948). Georges Bernanos (París, 1888-Neuilly-sur-Seine1948).

Georges Bernanos (París, 1888-Neuilly-sur-Seine1948).

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios