De libros

El oficio de criticar

  • 'Criticar ficción'. Edith Wharton. Trad. Amelia Pérez de Villar. Páginas de Espuma. Madrid, 2012. 230 páginas. 17 euros.

En Criticar ficción, Edith Wharton acierta a resumir la función del crítico en la sencilla respuesta a tres cuestiones: qué pretendía el autor, en qué medida lo consigue y cuál es el tema que subyace a la obra. A esto cabría añadir una cuestión previa, fundamental, como es el valor estético, propiamente literario, de un libro. Sin esta precisión, los prospectos medicinales y buena parte de la literatura fantástica coincidirían bajo el epígrafe de terror científico. No obstante, parece obvio que si Wharton omite tal aspecto al hablar de Balzac o Walter Scott, es por considerarlo razonablemente innecesario.

Dos temas adyacentes, señalados por Benjamin, nos llevarían a mencionar la débil separación entre crítica y publicidad, visible desde primeros del XIX, y el propio carácter literario de la obra crítica, evidente desde Baudelaire y Huysmans a Finkielkraut, Steiner y Vargas Llosa. En este sentido, las mejores páginas de Criticar ficción no se hallan entre los primeros textos del volumen, de naturaleza genérica, sino en aquéllos donde el análisis se ciñe a una figura y una obra. Así, los artículos dedicados a la correspondencia de Henry James y a la novelística de Proust son muestra de una grave y profunda inteligencia. Ambos aparecen como últimos cultivadores del matiz psicológico y de una lenta y compleja sedimentación cultural, resumida en cierta idea de Europa, refinada y cosmopolita. El retrato de Henry James es un delicado alarde de amistad, devoción y rigor literario. En cuanto a Proust, Wharton lo define como el postrer eslabón de la novela del XIX. No obstante, en la obra de Proust nos encontramos ya con los mecanismos de la memoria, postulados por Freud, que tanto James como Wharton ignoran en su literatura. El artículo final, Mi viejo Nueva York, es un perfecto ejemplo de la sutil melancolía, del mundo crepuscular y la belleza opalina que fundamenta la obra de todos ellos.

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