La defensa de los catalanes | Crítica

Sobre la propaganda

  • La excelente editorial Tecnos publica 'La defensa de los catalanes', panfleto de Charles Sorel donde se defendía la anexión francesa de Cataluña en 1641 y el legítimo derecho de Luis XIII a aquellas tierras

Els segadors o Corpus de sangre. Antoni Estruch. 1907

Els segadors o Corpus de sangre. Antoni Estruch. 1907

Tanto el estudio preliminar de Mª Soledad Arredondo como el Epílogo de Francesc de Carreras dejan clara, no sólo la naturaleza panfletaria de La defensa de los catalanes de Sorel, sino el carácter profundamente barroco de tal episodio. Barroquismo que se infiere de la exaltación del poder regio, contenida en el breviario pro-galo, pero también de la estrategia persuasiva -Retórica de Aristóteles mediante-, que había penetrado el XVII como un formidable uso propagandístico. Esto presupone una industria impresora capaz de atender a un público ávido de noticias; pero supone, en igual modo, la formación misma del público, de la masa, del amontonamiento urbano, donde se fraguaron y hacia quienes se dirigían tales octavillas, panfletos y memoriales.

La defensa de los catalanes de Sorel está escrita, pues, tras la anexión francesa de Cataluña. Como sabemos, la guerra con Francia había suscitado numerosos roces entre la corona española y las autoridades de la Generalidad, a cuenta del sustento de la tropa destacada en Cataluña y del propio alojamiento del ejército. Será esta difícil convivencia, agravada por la escasez, la que desemboque en la rebelión de junio de 1640. Rebelión seguida de unas breves negociaciones con Francia, que culminarán con la proclamación de Luis XIII como conde de Barcelona en enero de 1641. Lo cual sirve a Sorel para componer el elogio de la corona francesa contra la “rudeza” de la española, así como para aventurar el derecho de su rey a las tierras anexionadas. Es decir, para obrar un panfleto con la destreza de un escritor y la cautela de un cortesano.

Francesc de Carreras no deja de subrayar la utilidad espuria que, tanto en el siglo de Sorel como en el nuestro, se le ha dado a la Historia. La historia misma del nacionalismo catalán no es ajena, más bien al contrario, a la tergiversación de hechos y conceptos en beneficio propio. En ese sentido, La defensa de los catalanes es doblemente ejemplar. Si entonces hermoseó un acto de predación, hoy es una pieza más en el brumoso martirologio catalanista.

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